Algunas razones por las que los niños se sienten ansiosos con la lectura y cómo ayudarlos
Evitar en tu hijo la ansiedad durante el proceso de lecto-escritura es posible si evitas estos errores.
Emma E. Sánchez
Aprender a leer es uno de los actos más simbólicos e importantes que un niño puede lograr, desde mi punto de vista. Tengo el gran privilegio de trabajar en una escuela primaria y aunque cada vez son más los niños que leen antes delos seis años, soy muy afortunada en recibir a unos cuantos que aún no han logrado este proceso.
Conforme pasan las semanas, o algunos pocos meses, es gratificante escucharlos leer “de corridito” sin dudar, sin largas pausas pero, sobre todo, verlos leer y sonreír porque comprenden lo que leen y porque ellos se dan cuenta de que pueden leer solos y hacerlo muy bien.
Ese es uno de eso placeres que tiene uno por ser maestro de pequeños
Esta historia de éxito se repite año tras año y generación tras generación.
Los niños llegan a finales de año a la escuela con diversos niveles de dominio en lectura y escritura pero conforme pasa el tiempo todos ya leen aceptablemente. Siempre digo que, “como pajaritos” antes de la primavera ya se escuchan las lecturas a coro en voz alta y a ritmo al pasar por los salones del primer grado.
Sin embargo, antes de disfrutar esos días de gloria, hay que decirlo, hay mucho trabajo previo de alumnos, padres y maestros, inclusive en algunos casos de terapeutas y psicólogos también. Hay niños cuyo ritmo de aprendizaje puede ir más lento o para otros ser sumamente abrumador, un reto tan grande como lo es leer y escribir y esto, es perfectamente normal.
Si este artículo llamó tu atención, tal vez ha sido porque tu pequeño esté teniendo dificultades para aprender a leer o ya hay síntomas de ansiedad. Si es el caso, continúa, estoy segura que esta información te será de mucha utilidad.
Leer es un proceso complejo
Imagina que según la prueba nacional del progreso Educativo (NAEP por sus siglas en inglés), en Estados Unidos el 33% de los alumnos del 4to. grado leen por de bajo del nivel básico. Esta información, al revisarla a fondo, nos permite conocer algunos aspectos que a veces olvidamos y simplemente damos por hecho, que el niño leerá tarde o temprano y lo dejamos a su suerte.
Leer es un proceso mental cognitivo que requiere de muchas cosas para que se lleve a cabo; por ejemplo, madurez, no solo edad, sino también en aprendizajes previos, y muchos. Antes de que se le presenten las letras, capacidades motrices antes de que le demos un lápiz, salud física y mental, y una estabilidad emocional. Entonces, no es tan sencillo, ¿verdad?
El desarrollo del lenguaje es básico e indispensable
Si deseas que tu hijo aprenda a leer, debes trabajar en el desarrollo de su lenguaje, yo siempre les digo que esto comienza desde que se saben embarazadas y comienzan a platicarle al bebé.
Un niño desde pequeño debe tener un ambiente rico en sonidos, música y estímulos verbales y auditivos. Los padres deben platicar con él y él debe escucharlos y verlos hablar, debe inclusive verles leer. El famoso cuento de las buenas noches es un básico en el desarrollo del niño.
No saber cómo se dice o se pronuncia una palabra
Si tu hijo está teniendo dificultades para leer, hay que descartar problemas visuales o auditivos. Esto se resuelve con pruebas simples, pero lo que de fondo ocurre es que el lenguaje del niño tiene dificultades como mala pronunciación y esto puede ser un problema de decodificación que le impide no solo pronunciar bien sino no poder relacionar los fonemas de las palabras con las letras que los representan. Un especialista en lenguaje puede ayudarle a aclarar este punto.
Siempre trata de hablar con claridad y pronunciado adecuadamente cuando lees en voz alta y al hablar, tú eres la gran referencia fonética para tus hijos.
No conoce las palabras
Esto también suele pasar durante el proceso: el niño no reconoce la palabra, la lee pero no tiene significado para él. Esto ocurre cuando el niño tiene pocas conversaciones, poco acceso a libros de su edad o en casa no hay quien use esas palabras.
Cuando leas con tu hijo verifica que entienda las palabras y mucho mejor será si el vocabulario de sus libros él ya lo conoce y lo usa de manera habitual, por eso es tan importante darles libros de acuerdo a su edad pues hasta imágenes contienen para que el adulto pueda explicar o mostrar el dibujo.
Los niños desarrollan ansiedad cuando no pueden leer
Es poco frecuente pero ocurre, especialmente cuando los padres o maestros comienzan a presionar, los comparan con otros, les gritan, les regañan o si escuchan frecuentemente de sus papás que repitan que no sabe leer, que es retrasado, que es un “burro” y frases tan terribles como esas.
Recuerda que este proceso implica muchos factores y una muy importante es la estabilidad emocional. Tengo en mi experiencia algunos casos donde los niños dejaron de leer o de aprender a leer cuando los padres se divorcian, nace un hermano, se muere un familiar o una mascota, pero de los que abundan, son cuando el niño se sintió o se supo fracasado.
Anima, motiva y reconoce antes que premiar, haz halagos sinceros sobre sus avances pero sobre todo, asume el reto de la lectura junto a tu hijo.
El muro del éxito
Esta estrategia no falla y es a prueba de adultos. Cada vez que el niño tenga dificultades con una palabra escríbanla en una tarjeta lo suficientemente grande para leerse a la distancia, y repasen, pronto la leerá, hagan un muro con palabras, fotos, medallas, haz un muro de éxitos del niño y escribe su nombre en grande. Hay que ir a ese muro y recordar todas las veces que él logró alfo difícil. Enséñale a auto motivarse.
Para bajar la tensión y la ansiedad
Nunca pasar más de 20 minutos “atorados” en un línea o palabra, tomar descansos.
Leer primero el padre en voz alta luego juntos, luego el niño y animarlo.
Jugar a leer palabras sueltas luego hacer frases divertidas y reírse mucho.
Leer en voz alta en la noche, los padres a los hijos y disfrutar solamente.
Leer abrazados algún libro bonito.
Leer para los hijos cartas de los abuelos, mensajes, letreros en la calle. Usar el lenguaje a cada momento.
Platicar mucho, ¡a toda hora!
Hacer mapas mentales sobre lo que tratan los cuentos y luego dejar que el niño los explique.
Leer una receta y preparar galletas.
Y por favor, paciencia
Leer debe ser un recuerdo lleno de buenos momentos pues al paso de los años hará la diferencia en el aprovechamiento escolar y el disfrute de la vida.