Amar es un acto diario
¿Crees que no tienes tiempo o dinero para demostrar cuando amas a los tuyos? Te platico cuál es mi experiencia.
Erika Otero Romero
Cansada de las labores hogareñas que llevaba a cabo cada mañana, mi mamá se tomaba poco menos de veinte minutos para descansar antes de que volviéramos del colegio. Tan pronto como llegábamos a la casa, mi mamá nos saludaba con un beso en la mejilla y nos enviaba a nuestro cuarto a cambiarnos el uniforme por ropa para estar en casa. Recuerdo que no se demoraba mucho en llamarnos para que almorzáramos y las tres nos disponíamos a comer los alimentos. Después de eso, descansábamos un rato y le contábamos cómo nos había ido ese día. Si no teníamos que salir a hacer algunas compras, nos poníamos a hacer tareas. Eso es algo que recuerdo de toda la vida, incluso cuando estaba en la universidad era la misma rutina amorosa, las tres juntas para todas partes y haciendo las labores del colegio juntas, porque si algo no entendíamos, ella lo buscaba en algún libro para explicárnoslo, o si lo sabía, se tomaba la molestia de enseñarnos.
Recuerdo también a mi madre, dejando de comprarse algo que ella necesitara para darnos lo necesario para que no nos hiciera falta nada o jugando con nosotras varios días a la semana, en la sala de la casa a la golosa (rayuela o avión) o haciendo grandes esfuerzos para estirar el poco dinero que teníamos para comprarnos algún dulce del que nos hubiéramos antojado. ¡Cómo extraño esas épocas! Y no porque ahora mi madre exprese menos su afecto por nosotras mediante detalles, sino porque cuando se es pequeño no se tiene la visión de un adulto: las cosas tienen un sabor más agradable y desde luego, aunque la vida sea un caos, como niños no vemos el lado nebuloso de los días.
Mi familia es particular, ahora en casa vivimos cuatro personas: mi mamá, mi hermana, mi sobrino y yo. Él especialmente ha venido con un “paquete” de sorpresas incluidas, hace o manifiesta cosas que acá no ha aprendido y no por qué no las practiquemos, sino que son innatas en él. Por ejemplo, si en broma hacemos como que nos pegamos palmadas, él sale en defensa de la víctima; incluso si alguna de nosotras es acusada de algo injusto, él está a la defensa, es maravilloso que desde pequeño manifieste cuánto nos quiere con el hecho de hacernos respetar. Además, ha manifestado desde que tiene seis años de edad, que lo que él más desea ser cuando grande es ser un buen papá. Me siento orgullosa de él.
Mi padre, por su parte, hace grandes sacrificios para que no nos falte nunca nada, nos llama con frecuencia y aunque ya somos mujeres adultas, siempre tenemos nuestro regalo de navidad y nuestra torta (pastel) de cumpleaños, nunca hemos dejado de ser sus niñas y estoy feliz por eso. No puedo poner en duda que me siento amada por mi familia y que los amo y hago cada día lo posible porque sepan cuánto aprecio que sean parte de mi vida.
Maneras de demostrar amor a nuestros seres amados
Hay muchas y variadas, depende de cada persona y su habilidad para expresar afecto, pero algunas muy sencillas son estas que te voy a proporcionar ahora:
1. Sé agradecido con tu familia
Si bien es cierto que cada uno de nosotros tiene deberes y obligaciones en casa, no está de más dar gracias cada vez que tu madre te ayuda con alguna labor o te prepara los alimentos.
2. Abraza a tus hijos o a tu cónyugue a diario
Eso fortalece tu vínculo cada día más.
3. Nunca te acuestes a dormir estando disgustada con tus seres amados
Nunca sabes cuándo puedes morir y no sería agradable que el último recuerdo que tengan de ti sea de enojo.
4. Si te encuentras lejos de tu hogar
Si ese es tu caso, trata de comunicarte con tu familia de manera constante y decirles cuanto les amas.
Expresar amor a tus seres queridos es simple y no requiere mucho de ti, sólo apreciar cada detalle que te favorece y hace la vida más placentera; no olvides corresponder de la misma manera a quien te ama, un beso o un abrazo en el momento oportuno puede sanar el corazón lastimado.