Amo a esas personas que cuando todo se pone difícil te agarran más fuerte
"Ámame cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite".
Fernanda Gonzalez Casafús
Con el paso de los años aprendí a valorar a aquellas personas que, cuando las cosas se ponen difíciles, sostienen tu mano más fuerte en vez de soltarte. Usan sus fuerzas para que no te quiebres, gastan su energía para no dejarte caer. Están allí, y no siempre sabemos valorarlas.
En los vínculos como el amor de pareja, la amistad o el amor filial, no es cierto que haya que poner “un 50 y un 50” para que la relación funcione. Esperar que el otro dé la mitad y nos complete no es buen negocio. Piensa que a veces no podemos dar ni siquiera un 30% de nosotros, porque no estamos bien, porque nos sentimos débiles, frustrados o enojados. Quien nos ama con un amor altruista sabrá que, en ese caso, le tocará dar un poquito más.
Hoy por ti, mañana por mí dice el dicho. Si pensamos que las relaciones funcionan poniendo un 50 y un 50, las cuentas pueden salir mal. Me gusta pensar que cuando no puedo dar lo mejor de mí, ahí está quien me ama para dar un poquito más y ayudarme a juntar mis partes rotas. Y la próxima será al revés.
El verdadero amor te ayuda a crear la mejor versión de ti
Vivimos en una sociedad que mira su propio ombligo, y no siempre es fácil toparse con personas que ayudan a reinventarte, crecer y soñar. Las relaciones humanas son un tanto complejas como para dar siempre un veredicto final acerca de lo que está bien o está mal; sin embargo, muchas veces has sabido descifrar esa luz en el camino que te dijo “aquí es“.
Si te hace vibrar, si te emociona, si mueve tus fibras más íntimas, ahí es. Y aplica a las relaciones de pareja pero también a cualquier vínculo afectivo, porque el amor es amor, que se va diversificando de acuerdo al grado de nuestras relaciones, lazos, objetivos e historias de vida.
Por ello, sabrás distinguir que es amor verdadero cuando esa persona que te ama, con la que brillas y vibras, ayuda a crear la mejor versión de ti. Te alienta, te anima, y muchas veces también te dice cosas que no quieres oír, pero que necesitas hacerlo.
Cuando todo es tinieblas, el verdadero amor trae luz
Hace algunos años viví una situación familiar oscura y triste. El mundo se desmoronaba a mis pies y no encontraba consuelo ni salida. Lo único que tenía para ofrecer era mi congoja, pesimismo y apatía por el futuro. Pero alguien a quien (aún) amo mucho estuvo allí para no dejarme caer.
Admito que estuve insoportable, y hubo momentos que ya no quería estar con nadie. Sin embargo, quienes de verdad me amaban estuvieron allí, firmes. Porque, como dice la frase: “Ámame cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite”.
La vida me había dado una lección y me mostraba abiertamente que aún cuando el panorama puede ser sombrío, las personas que nos aman pueden sostener nuestra mano, cálida pero fuertemente para avanzar y no abatirse.
Señales del verdadero amor
Todos nos hemos preguntado alguna vez ¿será que esto es el verdadero amor? Como madre, no creo que haya amor más puro y sincero que el de una madre hacia sus hijos. Es el único amor que me atrevo a decir es incondicional.
A pesar de ello, en un sentido más pragmático de la palabra, el amor es un sentimiento que no siempre es recíproco. Muchas veces sientes amor profundo por alguien, que no es correspondido, y aún así amas a esa persona. Sientes amor verdadero y puro cuando tienes ese deseo de ver al otro feliz, de saber que está bien, y nada más. Si al otro no le pasa lo mismo, en la misma medida, de igual modo ese sentimiento en ti no cambia. Y si tienes hijos, entenderás este ejemplo a la perfección.
Cuando nos enamoramos, o cuando formamos una estrecha amistad o simplemente en nuestras relaciones familiares, muchas veces ponemos “a prueba” ese amor que decimos sentir o que el otro dice sentir por nosotros. Si alguna vez te has preguntado acerca de la “medida del amor”, seguramente hayas notado que cuando hay amor franco y sincero, se queda a tu lado a pesar de las tormentas.
Amo a esas personas que cuando todo se pone difícil te agarran más fuerte
Que respetan nuestros puntos de vista sin imponer los suyos.
Que aunque estemos alicaídos y flaqueemos, no bajan los brazos.
Que saben perdonar y comprender, porque entienden que en nuestra tristeza está oculta nuestra verdadera esencia.
Que saben esperar, porque comprenden que un gran dolor toma tiempo en aceptarse, y allí están, acompañando nuestro silencio.
Que no juzgan ni hablan de nuestro dolor con nadie, porque entienden el verdadero significado de la lealtad.
Que están allí para llorar con nosotros, aunque no sea un plan muy alentador.
Que cuando las cosas están difíciles nos dicen lo que a veces no queremos oír, a sabiendas de que -aunque duela- podrán quitarnos una gran carga.
Que siempre, pero siempre, con una mirada o una mano en el hombro nos dicen “aquí estoy”.
¿Conoces el verdadero amor?
Privilegio de pocos, aunque la humanidad corra detrás de él como único objetivo de vida, el amor es el motor del mundo; y hasta la persona más despiadada del universo busca en lo más íntimo de su alma, ser amado.
Si has conocido ya al verdadero amor seguramente hayas podido aprender mucho de él y regocijarte con sus frutos. Puede venir de una madre, un padre, un buen amigo, un esposo, una esposa, los hijos, etc. El amor verdadero se siente, pero también se construye y se trabaja en él para conservar, cuidarlo y cultivarlo.
Valora a todas aquellas personas que tienes en tu vida que te aman, y que jamás sueltan tu mano cuando las cosas se ponen difíciles. Si a pesar de todo, siguen a tu lado, es ahí. Es amor.