Amo a mi esposo antes que mis hijos
¡Prefiero a mi marido antes que mis hijos! Éstas son las razones.

Adriana Acosta Bujan
Sentía su mirada recorrer todo mi cuerpo, su sonrisa era permanente, su caballerosidad era inusual y conversaba hasta el anochecer.
Creo que al principio fue su cabello, sus manos y el color de sus ojos los que me cautivaron. Poco después su humildad y generosidad.
Después de salir varios años y conocer a nuestras respectivas familias, él me propuso matrimonio. Encantada, respondí, sí acepto.
En ese momento iniciamos nuestra maravillosa aventura del amor y del compromiso hacia la eternidad.
Al pasar dos años de vivir en matrimonio, llegó una bendición, nuestro hijo Leonardo. Él acaparó toda nuestra atención, amor y dedicación.
Todo lo que hacíamos giraba alrededor de él, como buenos padres criamos juntos a nuestro hijo. Sin embargo, siempre existió una complicidad entre mi esposo y yo, podría llamarla preferencia.
Eso no significa que no amábamos a nuestro hijo, al contrario, él siempre ha sido y será nuestra mayor bendición y representa el amor entre nosotros.
Pero como una especie de conexión, mi esposo y yo, siempre procuramos pensar en nosotros, antes que cualquier otra cosa.
Los hijos se van
Nosotros siempre estuvimos ahí para apoyar, educar y guiar a nuestro hijo, hasta el momento en que él decidió casarse y formar su propia familia.
Fue entonces, cuando me percaté que no había actuado con egoísmo o frivolidad, al preferirlo.
Mi esposo y yo, estábamos convencidos que nuestro hijo, algún día tendría que marcharse para buscar sus sueños y felicidad.
Por ello, nuestro matrimonio fue nuestra prioridad número uno.
Más que amigos, mi compañero de vida
Antes de que naciera nuestro hijo, fuimos una pareja de enamorados, solíamos divertirnos, ir a fiestas y ayudarnos en los momentos difíciles.
Puedo contarte mil experiencias a lado de mi esposo, lo que hace que él sea mi compañero de vida, ya que hemos luchado juntos para alcanzar nuestras metas y sueños.
Él es mi fortaleza y estructura familiar
Podría decir que mi esposo es un muro hecho con los mejores materiales, es irrompible e indestructible, él es la parte principal de nuestra estructura familiar.
Como si fuera mi fortaleza, mi refugio y mi escudo, ante los problemas de la vida.
Su amor incondicional es fundamental para sentirme motivada, confiada y protegida.
Gracias a su esmerado compromiso que adquirió desde el inicio de nuestra relación, he alcanzado la felicidad y el bienestar.
Mis temores y miedos son menos
Todas las decisiones que he tomado han sido apoyadas por mi esposo, él me ha brindado la confianza para que pueda opinar y solucionar problemas.
Con su guía y apoyo, mis miedos, dudas y temores se han ido menguando, ya que estoy plenamente segura que él siempre estará a mi lado en las buenas y malas situaciones de la vida.
Almas gemelas y amor eterno
Estamos conectados espiritualmente, nuestro amor va más allá de las cosas terrenales y de los placeres de la vida.
Siempre hemos puesto en manos de Dios nuestra relación, jurándonos amor eterno, como si fuéramos una sola persona con el mismo corazón y sentimientos.
El amor que sentimos el uno por el otro es inexplicable, es la fuerza que nos impulsa a encontrar la paz y tranquilidad en medio de las tormentas y desafíos.
El matrimonio no solo es un compromiso que se adquiere con la persona amada, es tener la idea que ese amor durará eternamente, más allá de la vida.