Amo a mi marido, pero otro hombre tiene mi prioridad
Gracias a él nuestra relación es duradera y fuerte. Y este hombre también debería ser prioridad en tu matrimonio.
Marilú Ochoa Méndez
Es verdad. Tengo que decirlo, porque ha sido gracias a esto, que nuestra relación ha durado ya trece años.
Y es que con mi mal genio, su estrés laboral, nuestra impulsividad, los niños y varias situaciones que hemos atravesado desde que nos dimos el “sí”, solamente amando a otro más que a mi marido, es que nos hemos mantenido juntos.
Te preguntarás si estoy loca, y no es así
Este otro hombre, me ha conquistado, y he podido mantener la relación con ambos, porque no es celoso, sino puro y completo amor. Él se ha convertido en mi trampolín, en mi fuente de serenidad. Cuando me siento agotada, dolida y con ganas de “tirar la toalla”, mirar su rostro y recordar su amor y sacrificios, me dan ánimos.
Y estoy segura que lo mismo le ocurre a mi esposo. Y lo mejor, lo mismo puede ocurrirte a ti, si te animas a invitarlo a ser el tercero entre tu esposo y tú. ¿Ya te imaginas a quién me refiero? ¡A Jesús!
¿Poner a Jesús primero?
Poner a Jesús significa amar primero a Dios. Y ello significa seguirle y elegir seguir sus mandatos, que son amorosos, misericordiosos, y exigentes. Seguro has leído la Carta de San Pablo a los Corintios, en la que el apóstol nos invita a ser pacientes, serviciales, no irritarnos, disculpar todo, soportar todo (1Cor, 13). ¡Nada sencillo!
Cuando la pila de trastes sucios en la cocina no deja de crecer, y en casa los niños pelean por todo, cuando la situación económica nos desanima y agobia, cuando sufrimos alguna enfermedad, o las pequeñas incomprensiones que se juntan en el día a día, es fácil explotar.
Somos humanos, y respondemos con malas caras, con desprecio y mala actitud. Es entonces cuando puede salvarnos Jesucristo, y más si invitamos a nuestro marido a seguirlo y ponerlo por encima de todo.
¿Cómo aprender a hacer esto?
Te preguntarás, ¿De qué manera puedo poner primero a Jesús en mi vida? Es sencillo, y también liberador. Se trata de que te rindas ante Él que es todopoderoso, ¡y lo mejor! Te ama incondicionalmente. Con los kilos de más o de menos, con el aliento de la mañana, con los tropezones que damos a veces en la vida.
Así nos ama, así nos creó y sufre cuando estamos tristes, y desea que nos acerquemos a Él para que podamos ser felices.
Te sugiero algunos pasos para poder poner a Jesús en primer lugar en tu vida y en tu matrimonio
1 Reconoce que Él lo es todo
Ha creado al mundo, ha creado el amor, ha creado a tu pareja, y te ha creado a tí. “Es más, aún los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos”.(Lc, 12, 7). ¿Vives un periodo de desánimo en tu vida personal, matrimonial o familiar? Hay alguien que todo lo puede, todo lo sabe, y te ama incondicionalmente. ¡Cuánto ganarás si te acercas a Él!
2 Pídele que te ayude, y descarga en Él tus agobios
Las pequeñas heridas son comunes en la vida familiar, son muchos los hilos que hay que mantener en orden, y a veces tenemos los pies cansados del camino. Lo primero es que recuerdes lo que Jesús ha dicho: “Venid a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los aliviaré” (Mt, 11, 28). ¿A qué esperas?
3 Ora, ora mucho
Procura al menos un momento al día en el que puedas darte un rato en soledad para hablar con Jesús. Cuéntale qué te duele, qué necesitas resolver y déjate acoger por su amor. Toma tu Biblia para ayudarte, y quédate también un rato en silencio, te sorprenderás de los resultados.
4 Recuerda el mandamiento más grande
El cristianismo es exigente, pero es reconfortante al mismo tiempo. Recuerda que Jesús nos dijo que el mandamiento más grande es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo (al próximo, al más cercano) como a tí mismo. Y también nos dice en Lucas, 6, 32 que “”Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así”.
Es preciso estar lo suficientemente cerca de Jesús, que tengamos el corazón engrandecido, de tal forma que no busquemos devolver mal por mal, sino dar amor al que nos maltrata, lastima y daña.
5 Perdona, porque a ti se te ha perdonado mucho
Jesús nos pide también perdonar siempre. Cuando Pedro le preguntó cuántas veces debían perdonar, se sintió muy magnánimo sugiriendo que el número debía ser siete veces. Sin embargo, Jesús lo corrige: ¡Debemos perdonar 70 veces siete! (Mt 18, 21-35). ¡Son muchas veces!, pero es poco, porque -recuerda- a tí y a mí se nos ha perdonado mucho.
Orar, la mejor inversión
La mejor inversión que puedes hacer por tu matrimonio y por tu familia es acercarte profunda y verdaderamente a Jesús. Porque además de todo, de acuerdo al Washington Post, hay estudios que confirman la efectividad de orar por tu pareja.
De acuerdo a ellos, el doctor Frank Fincham, afirma que orar por tu pareja, tiene beneficios medibles en cuanto a una mejora sustancial de su actitud para contigo. Así que, a no esperar más. Tenemos muy claro el camino.