¿Antecedentes de cáncer en tu familia?: 8 formas de evitar la cancerofobia
Si el miedo a tener cáncer está frustrando tu vida, sin duda debes leer esto.
Elizabeth González Torres
Recuerdo que tiempo después de que a mi madre le detectaran cáncer, comencé a pensar en la probabilidad de que yo pudiera padecer esa misma enfermedad. Tras hacer conciencia de que no solo mi madre, sino algunos otros familiares habían combatido dicho padecimiento, no pude evitar preguntarme ¿a mí también me tocará?
En la actualidad, se sabe que uno de los factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer es precisamente la carga genética. Saber que tu abuela, padre, hermano o algún otro familiar, ha sido víctima de esta enfermedad, puede resultar alarmante. Además de la preocupación por la salud de ese ser querido, también viene la preocupación por tu propia salud.
No obstante, en ocasiones esa aflicción por ti mismo -que es completamente normal- puede convertirse en una fobia. El temor a tener cáncer se considera normal, siempre y cuando no te transforme en una persona disfuncional en tu vida diaria.
De notar que tus actividades se ven afectadas por tu miedo a padecer esta enfermedad, será importante que tomes en cuenta los siguientes 8 puntos que te ayudarán a evitar la cancerofobia.
1. Elude buscar información en Internet
Si bien es cierto que en Internet uno puede hallar mucha información preciada en cuanto a esta enfermedad, también lo es que se puede encontrar bastante información errónea y falsa. Esto, de manera inconsciente, te puede generar ideas o pensamientos incorrectos que, a su vez, afectarán tu salud emocional y mental.
Por ello aléjate de aquellos sitios -no oficiales o seguros – que den información inconsistente, basada en meros mitos u opiniones. Consulta siempre información confiable sobre el tema.
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2. Evita alarmarte ante el más mínimo malestar
Si tienes cansancio, dolor de cabeza o algún cambio mínimo en cierta parte de tu cuerpo, no te alarmes. Piensa en el sin fin de motivos que puede haber para que ese malestar se esté presentando en ti. Quizás un día muy asoleado, mucho estrés o una simple alergia, puede ser la razón por la que te sientas mal.
3. No te obsesiones con los estudios médicos).
Realízate con puntualidad tus estudios médicos rutinarios. Sin embargo, evita hacerte estudios por cualquier malestar que tengas. Procura que siempre haya un motivo real por el que te realices tus chequeos correspondientes.
4. Reconoce que la muerte es un proceso natural
Es verdad que el cáncer es una de las causas principales de muerte alrededor del mundo. No obstante, no es la única causa. Existen miles y miles de formas de llegar a ese punto de la vida por el que todos pasaremos.
Aceptar que el cáncer, al igual que respirar, es solo una de las tantas maneras de morir que existen, te ayudará a despojarte de ese gran temor.
5. Convive con tus familiares que han padecido cáncer
El ver el ejemplo y escuchar las experiencias de tus familiares que han padecido esta enfermedad, te ayudará a comprender que el cáncer no siempre es sinónimo de muerte. Observa como algunos de esos seres amados que tienes han logrado recuperar sus vidas aún después de estar enfermos. Sin duda esto te permitirá aminorar tus temores.
Lee:Tu familia y una enfermedad terminal.
6. Mantén tu mente ocupada
En lugar de preocuparte, ocúpate por estar bien física, mental y emocionalmente. Concentra tus pensamientos y sentimientos en cosas positivas y productivas. Huye de aquellos momentos de ocio en los que el miedo se apodere de tu mente y corazón.
7. Concíbete como una persona sana
Ahora mismo, decreta con tu pensar, sentir y actuar que eres una persona completamente sana. Date cuenta de que interna y externamente tu cuerpo se encuentra en un buen estado.
8. ¡Cuídate, sin exagerar!
Finalmente, revísate, acude a tu médico, aliméntate bien, conoce tus antecedentes familiares de cáncer, haz ejercicio y todo aquello que sea necesario para mantenerte sano. Pero ¡ojo! no permitas que eso se convierta en tu día a día. No te obsesiones con la idea de huir del cáncer como si fuera una maldición. Por el contrario, reconoce que es una enfermedad -que al igual que muchas otras- tú podrías sobrellevar, como lo hacen hoy en día millones de personas en todo el mundo.