Cada vez que veas el mal en el mundo, regresa a casa y educa mejor a tus hijos con estas 5 sugerencias
Cada vez que veas el mal en el mundo, regresa a casa y educa mejor a tus hijos. Ellos son la esperanza de que este mundo necesita mejores hijos y mejores ciudadanos.
Emma E. Sánchez
Nunca nadie ha dicho que criar hijos sea una tarea fácil. Nadie nunca lo dijo. Mas aún, hoy esta tarea se ha convertido en casi un acto heroico. Cada vez es más frecuente ver cómo nuestra sociedad se convulsiona y el tejido social se descompone, y que las amenazas de la intolerancia, las drogas o la violencia aumenten día tras día.
La idea de tener “hijos buenos” nos resulta agradable, y nos sentimos más que orgullosos cuando nuestros niños son obedientes, hacen sus tareas y hasta buenas calificaciones traen a casa; pero conforme los años pasan y los niños se convierten en adolescentes y jóvenes, la labor es conseguir que sean algo más que buenos hijos, buscamos que esa obediencia se convierta en dominio propio y que desarrollen muchas otras virtudes y habilidades para que su vida sea mejor y más feliz que la nuestra.
Entre las actitudes y valores que debemos de fomentar y buscar desarrollar en nuestros hijos a fin de conectarlos con esta plenitud, están las cinco siguientes:
1. Hacer el bien sin mirar a quién
Soy de las que cree que los niños son buenos y compasivos por naturaleza; que son bondadosos y que, de manera casi innata, buscan hacer el bien. Si fomentamos esos buenos sentimientos y los encauzamos de forma correcta, sin duda llegaremos a tener adultos más compasivos con sus semejantes y sus necesidades.
Criar hijos compasivos no es formar adultos débiles, ¡al contario! Serán hombres y mujeres mucho más fuertes y seguros de sí mismos porque estarán en posición de ayudar y proteger a otros.
2. Conectar con los demás
Ser empáticos significa poder llegar a conocer y entender las emociones y sentimientos de otros, de tal manera que podamos trabajar, colaborar y continuar desarrollando las tareas que nos son encomendadas sin lastimar y ayudando a otros a continuar con sus propias asignaciones de vida.
Cuando logramos la empatía las relaciones humanas funcionan mucho mejor.
3. Hablar de sentimientos y emociones
Una de las grandes carencias de los seres humanos en la actualidad es, precisamente, no poder manifestar lo que siente y ocultar sus sentimientos tras máscaras, y hacer lo que otros quieren que haga y nunca lo que la persona desea.
Tener el poder de decir “No”, “Quiero esto”, o “No lo quiero”, “Me siento triste” o “Soy feliz”, para muchos es casi imposible de articular. El mundo, en contraparte, requiere de personas que sean capaces de manifestar su sentir, sus deseos y necesidades de la manera correcta, respetuosa y legal, y no de formas violentas o discriminatorias.
4. Dar la mano, meter el hombro: ayudar
Este mundo requiere con urgencia de una nueva generación de adultos que ayuden a otros, que puedan “meter el hombro” y buscar el beneficio común antes que el propio.
Ayuda a tus hijos a desarrollar esta actitud, inscríbelo en programas, actividades y labores de voluntariado y servicio caritativo hacia poblaciones vulnerables que tanto requieren siempre una mano extra.
5. No somos iguales, por eso te respeto
Tal vez como nunca antes se había visto en el mundo: hay una intolerancia exacerbada hacia el ser humano que es diferente a la mayoría local. Educar a nuestros hijos para que sean respetuosos de las ideas, formas de pensar, de vivir y de actuar de otros diferentes a él constituye el primer paso para vidas de entendimiento, de diálogo y de colaboración.
Nuestros hijos viven un mundo globalizado y van a necesitar mucho de este valor universal. Así que comencemos a ejercitarlo.
Sé ejemplo de vida de todo lo que antes platicamos, esa es la mejor forma de educar y el recuerdo mejor que tendrán tus hijos; será una muestra de que ellos tendrán lo suficiente y necesario para enfrentar el mundo que les ha tocado vivir.