Carta a la esposa de un hombre infiel

Ojala los infieles algún día entendieran el terrible dolor que causan cuando en nombre del amor lastiman a quien más los ama.

Mariel Reimann

Querida lectora,

Un millón de gracias por haber pensado en mí a la hora de tu sufrimiento. Me encantaría saber exactamente cómo ayudarte, pero no sé, por eso decidí hacer lo que sé hacer, escribirte una carta. No sé si te servirá en algo, pero voy a compartir un pedacito muy íntimo de mi vida y lo que aprendí, con la esperanza de que a ti también te ayude.

Cuando tenía 8 años, en mi escuela se iba a celebrar el día del padre. Todos teníamos que hacer un llavero con la inicial del nombre de nuestro padre, mi problema era que yo no sabía que inicial colocar. No porque no supiera el nombre de mi padre, sino porque él decidió abandonar a mi madre y a mí cuando yo tenía 4 años. Si ponía la inicial de su nombre, no tendría a quién dárselo. Esa fue la primera vez que me di cuenta de que alguien me había roto el corazón.

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Con 8 años, y 4 de negación, por primera vez me di cuenta de que él nunca más regresaría, me di cuenta de que él no estaría conmigo cuando cumpliera los 15, ni cuando me recibiera o me casara. No estuvo conmigo cuando tuve a mis dos hijas. En ese momento me di cuenta de que mi vida estaría incompleta para siempre.

Nada duele más en la vida que amar incondicionalmente a alguien y ser traicionado. Te pasas la vida tratando de encontrar las razones por las que esa persona decidió dejar de amarte, de por qué decidió salir de tu vida y no te dio la oportunidad de ser feliz. Te hechas la culpa, te comparas, te analizas, y vives el duelo de la pérdida día tras día. La gente te dice que el tiempo lo curará, pero no parece posible. Y así se pasan los días, las semanas, los meses y la vida.

Querida lectora, aunque mi experiencia no es ni siquiera similar a la tuya, sé el dolor que se siente y sé la desesperación que provoca saber que nada de lo que hagas lo puede borrar. No importa cuántas lágrimas llores, ni cuanto supliques, no importa nada de lo que hiciste y lo que harás tampoco parece importar. No ves la salida y no sabes qué hacer, pero en medio de todo este caos hay alguien de quien te has olvidado y que mientras tú respires, estará contigo. Te has olvidado de amar a la persona más importante en tú vida, te has olvidado de amarte a ti misma.

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Me encantaría poder saber exactamente cómo ayudarte, y como por arte de magia ser capaz de aliviar tu dolor, pero no tengo la sabiduría suficiente para hacerlo. Lo único que puedo hacer es compartir contigo lo que la vida me enseñó con la esperanza de que al menos una de mis palabras alivie, aunque sea por un instante, tu corazón.

La vida me enseñó…

… que las traiciones nunca tienen nada que ver con la víctima, las traiciones sólo tienen que ver con el egoísmo del que te traicionó.

… que quienes traicionan no entendieron nada del amor.

… que nadie llega a conocer la felicidad a menos que alguna vez haya llorado.

… que si dejas este mundo sin haber amado con intensidad, ni un minuto de tu vida valió la pena.

… que las traiciones nunca terminan bien, a la larga o a la corta, la vida te pasa la factura.

… que quien lastima en nombre del amor, nunca ha amado.

… que aunque perdonar sea divino, y equivocarse humano, si no perdonas nunca más podrás volver a ser feliz.

… que los niños entienden la verdadera esencia del amor: te aman luego de un minuto de conocerte, tardan cinco segundos en perdonar, y un segundo en olvidar.

… que no hay nada de malo en dar segundas oportunidades, siempre y cuando sepas que corres el riesgo de sufrir otra vez.

… que si no arriesgas, corres el riesgo de no ganar.

… que si perdonas debes olvidar, sino la tortura continúa.

… que nadie te quita lo bailado.

… que la mejor medicina cuando el mundo colapsa sobre tus hombros es ocupar tu tiempo sirviendo a los demás.

… que los amigos son el mejor remedio para el alma.

… que reírse de lo que te pasa es más saludable que la dieta alcalina.

… que cada segundo invertido en ti misma, siempre será el mejor segundo de tu vida.

… que rogar sólo es bueno cuando lo que pides es realmente bueno.

… que el orgullo es el peor enemigo del amor.

… que los consejos son bienvenidos, pero sólo tú sabes lo que se siente estar en tus zapatos.

… que lo peor que puedes hacer es tomar decisiones para complacer a los demás y defraudarte a ti misma.

… que no importa cuán grande sea el dolor que sientes hoy, mañana sólo será un recuerdo.

… que ningún hombre o mujer se merece tus lágrimas.

… que hasta que no tomes la decisión de dejar de sentir lástima por ti misma, nunca dejarás de sufrir.

… que si perdonas y olvidas, el amor volverá a tocar a tu puerta.

… que esto también pasará.

Mariel Reimann

Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.