Claves del Método Montessori: La revolución en la educación de tu hijo
El método Montessori se basa en liberar el potencial de cada niño para que se autoregule y autodesarrolle libremente. Conoce sus bases.
Fernanda Gonzalez Casafús
Como padres queremos siempre lo mejor para nuestros hijos. Desde que son pequeños intentamos darle la mejor educación, eligiendo el mejor colegio, llevándolo a que haga deportes o idioma. Pero muchas veces nos enfocamos plenamente en la educación intelectual pero no desde el punto de vista integral. El método Montessori se centra en el niño, en las actividades que él mismo dirige y el propósito del método se basa en liberar el potencial de cada niño para que se autoregule y autodesarrolle libremente en un ambiente estructurado.La educadora y científica María Montessori fue quien creó este método a fines del siglo XIX, con la idea de ayudar al niño a obtener un desarrollo integral, para lograr un máximo grado en sus capacidades intelectuales, físicas y espirituales.
Si bien las escuelas con este tipo de pedagogía no son mayoría a nivel mundial, existen algunos tips que como padres podemos llevar adelante para aplicar el método desde nuestro propio hogar.
Darles opciones para que ellos mismos escojan
La responsabilidad se enseña desde muy pequeños. El método Montessori alienta a que cada padre presente opciones a su hijo a la hora de elegir. Un ejemplo es darle a elegir qué ropa puede ponerse. No se trata de que él mismo escoja unos pantalones cortos en pleno invierno, pero sí puedes presentarle dos tipos de pantalones largos y que él escoja cuál usará. A la hora de comer, si él quiere una fruta para la cena, puedes decirle que escoja entre fresas y naranjas por ejemplo y cuando haya elegido podrá comerla luego de cenar. De esta forma estás dando crédito a sus propias decisiones y estás confiando en que ellos son capaces de elegir.
Todo a su altura
Una de las premisas del método Montessorri se funda en el mobiliario del hogar, y este punto tiene que ver con la libre exploración del niño. Para que un niño sea libre de explorar y experimentar es necesario que algunos muebles donde él tiene sus casas y juguetes estén a su altura. En mi casa por ejemplo, en mi propia biblioteca donde tengo mis libros, el último estante es para libros infantiles. Mis hijos van y se sirven solos del cuento que quieren leer, y se sienten importantes al tener sus propios cuentos en la biblioteca familiar. Si tu hijo ya abre la heladera, es un buen recurso dejar a su altura alimentos saludables como frutas y jugos naturales. Así, cuando sientan apetito saben que podrán ir a la heladera y servirse.
No caer en los castigos, pero sí advertir de las consecuencias
Este punto es uno de los más difíciles de llevar a cabo. Cuando nos sentimos desbordados por algunas actitudes de nuestros hijos (rabietas, caprichos, llantos y gritos) es muy frecuente que recurramos al castigo. Muchos usan la silla de penitencia, o el rincón de pensar. Pero según el método Montessori el castigo crea a largo plazo una conducta alejada del control de las propias emociones del niño. Se trata de ayudar a canalizar esas emociones que lo llevan a determinado comportamiento. Si premiamos con hechos o algo material una buena acción estamos dándole el mensaje a nuestro hijo de que sólo obtendrá un premio si hace lo correcto. Es decir, su buen comportamiento siempre esperará un beneficio, siendo que en realidad el niño debería aprender a comportarse bien siempre y de a poco ir haciendo eje en el control de sus emociones. Por otra parte, es necesario advertir de las consecuencias de no cumplir ciertas normas y límites.
Ayudarlo a aprender de los errores
Y esto es permitir que se equivoque. Muchas veces nos vemos tentados a mostrarle cómo se hace tal o cual cosa. Sin embargo, para el Método Montessori la mejor forma de aprender es experimentando. El niño aprenderá efectivamente de su propio error y luego utilizará su propia creatividad para resolver su error. Claro que, si pide ayuda podremos orientarlo, pero siempre alentándolo a hacer las cosas por sí mismo.
Estimular su aprendizaje a través de tareas cotidianas
Los niños están en constante aprendizaje. Cuando ven a su papá trabajar con una herramienta, cuando ven a su mamá cocinar, cuando ven a su hermano hacer alguna tarea, están aprendiendo. Si fomentamos su curiosidad a través de invitarlos a experimentar nuestros hijos van a adquirir muy rápidamente conocimientos y habilidades impensados. Interactuar con sus padres y sus pares los estimula a aprender todo el tiempo. Deja que cocine contigo, que barra, que te ayude a pintar una puerta, a podar un árbol, a cargar la bolsa del mercado. La clave está en prestar atención a lo que le genera curiosidad y ayudarlo a satisfacerla.
El fin del Método Montessori es la autonomía progresiva del niño. Que a los 3 años ya separ vestirse solo y poner la mesa por ejemplo es un gran logro. Si estimulamos correctamente su intelecto y sus ganas de aprender estaremos en el buen camino de criar niños emocionalmente sanos y potencialmente autónomos.