Cómo acabar con el acoso escolar, desde casa
Leemos y releemos, vemos y nos horrorizamos cuando los medios de comunicación revelan información sobre esta violencia, desmedida y deleznable, que se presenta entre estudiantes. Como padres, ¿qué podemos hacer para erradicarla
Adriana Acosta Bujan
A partir de los años setenta, nos llegó desde Noruega una nueva forma de ver y analizar la violencia que surge entre los jóvenes en edad escolar. A partir de estudios realizados en torno a los temas de familia y los efectos de la violencia sobre los hijos, es que a este fenómeno se le bautizó como bullying.
En la actualidad leemos y releemos sobre este tema, vemos y nos horrorizamos cuando los medios de comunicación revelan noticias o vídeos en los que se aprecia una violencia desmedida, expresada en actos deleznables realizados por estudiantes que buscan imponer la ley del más fuerte. Con el paso del tiempo, hemos ido descubriendo que esto sucede en escuelas de todos los niveles y en cualquier país. Nos preguntamos: ¿cómo surgió todo esto?, ¿de qué manera esto afecta a mis hijos?
El acoso escolar y la familia
Lamentablemente, muchas veces nos refugiamos en la creencia de que la televisión o el acceso a internet son los responsables únicos y directos de esta plaga que azota la salud mental y física de niños y jóvenes. Sin embargo, habría que reflexionar en que la responsabilidad de esto podría encontrarse en nuestras relaciones familiares y las actitudes que como adultos tenemos.
Por ejemplo: ¿Cuántas veces no has tenido problemas con tu pareja, discusiones a gritos o enfrentamientos que lo hacen sentir menos? Quizá habrás vivido conflictos relacionados con aspectos de género o por quién de los dos gana más dinero. ¿Cuántas veces has discutido por cosas insignificantes y le has ofendido de manera verbal o física? Peor aún, ¿cuántas veces esas discusiones acabaron con la sumisión de tu pareja o con algún otro tipo de violencia que tus hijos hayan presenciado?
La cadena de sucesos violentos y lamentables que ocurren en las escuelas, y que en algunos casos han terminado con la vida de niños y jóvenes, podría tener su origen en nuestros hogares.
Es posible que, siendo que “los niños aprenden lo que viven”, sin darte cuenta estés enseñando a tus hijos que el acoso y la violencia es algo normal en el núcleo familiar. De esta forma, los niños podrían estar reflejando estas actitudes en ese sitio en que conviven todos los díascon otras personas: la escuela.
Cómo acabar con el acoso escolar, desde casa
Sin duda, es nuestra responsabilidad trabajar para acabar con esta terrible tendencia a la violencia entre los niños, misma que probablemente sea aprendida desde casa. Creo fervientemente, querido lector, que los siguientes aspectos podrían ser muy relevantes para ayudarte a reflexionar al respecto. Considero que parte de nuestro deber como padres es compartir esto con todo el mundo, para así juntos enseñar a nuestros hijos y contribuir a una vida mejor:
1. Argumenta con tu pareja, no discutas ni ofendas
¿Qué te parecería si, en vez de llegar a los gritos y de ahí escalar los niveles de violencia en una discusión, le propones a tu pareja preparar un té, sentarse y hablar civilizadamente de las cosas que suceden en tu casa? Antes de comenzar a discutir y gritarse mutuamente, tomen un momento de reflexión, preparen alguna bebida caliente o refrescante, y compártanla. Esto podría contribuir a que no aparezcan en su plática agresiones verbales que provoquen enojos. Recuerda que tus hijos podrían escucharlos, ¿qué mejor que escuchen una plática respetuosa y no de imposición agresiva?
2. En la medida de lo posible, lleven su discusión lejos de casa
¿La confrontación es inminente? Actúen con cordura y retírense del ámbito de escucha o visión de sus hijos; recuerda que alguien debe establecer la prudencia por encima de las pasiones. Lo mejor siempre será evitar los pleitos, pero si no es posible, procuren alejarlos de los hijos.
3. Enseña a tus hijos que una discusión no es mala
Si tus hijos atienden o escuchan una discusión entre ustedes, procura platicar con tus hijos inmediatamente después. Explícales que el amor entre ustedes es lo más importante y que las discusiones deben darse para comunicarse mejor. Es importante que tus hijos tengan claro que evitar las confrontaciones es lo que permite encontrar una solución a los problemas.
4. Nunca termines una discusión menospreciando a tu pareja
Si procuramos atender a las necesidades de nuestras parejas, una plática o una discusión jamás será acalorada y nunca caeremos en menospreciar a nadie.
Es importante ser conscientes de que los hijos repetirán las conductas de sus padres, por lo que es nuestro deber respetar a nuestras parejas, amarlas y escucharlas. Pero, sobre todo, con el ejemplo debemos demostrar a los más pequeños de la casa que ninguna forma de agresión es aceptable en la sociedad. Es momento de cambiar, compartamos lo mejor de nosotros mismos y aceptemos la responsabilidad de trabajar juntos para lograr que este cáncer de la violencia termine.