Cómo cerrar la llave a la fuente inagotable de la infelicidad
Escondidos en nuestra mente se ocultan los enemigos de la felicidad; descúbrelos, enfréntalos y encuentra el camino hacia una vida más plena.
Diana Cantor Martinez
La búsqueda de la felicidad es el fin último de cada persona; es su propósito y meta. Y lo que aplica a la persona, aplica también a la familia. Mucho se ha escrito sobre cómo alcanzarla, y a través de este artículo deseo mostrarte el camino, aunque no ese que te dice “haz esto para ser feliz”. Lo que quiero es que reflexiones sobre varios aspectos que probablemente son la fuente inagotable de la infelicidad del ser humano y que, a partir de ahí, puedas construir una ruta propia hacia la realización personal y familiar. No pretendo, sin embargo, darte una verdad absoluta, tan solo mostrar que muchas de tus creencias pueden limitar tu potencial de vivir una vida más plena.
En principio, quiero que te cuestiones, “¿Qué es la felicidad para mí?, ¿qué es la felicidad para los míos?”. Supongo que sabes que la felicidad es relativa y subjetiva, e individual; el mismo instante, la misma puesta de sol, el mismo amanecer, el mismo paisaje no significan lo mismo para todos y no genera en todos lo mismo. En este artículo encontrarás otras formas de alcanzar la felicidad: Tres principios para alcanzar la felicidad.
Cada uno deberá descubrir qué le llena y lo hace feliz, qué lo pone en sintonía con la felicidad familiar, pero antes tendrá que despojarse de muchas ideas que lo limitan. Acompáñame en esta lectura y descúbrelas:
Necesidad de aprobación
No existe mayor fuente de dolor, angustia y ansiedad que la necesidad de ser aprobado y querido por todos, mas eso nunca será posible. Esa necesidad está latente y se cimenta desde la niñez. ¿Qué puedes hacer al respecto? María Cecilia Betancur, en su libro El día que te quieras, indica varias alternativas a este casi “callejón sin salida”:
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Deja de comportarte como insustituible e imprescindible.
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Abandona el afán de causar impacto.
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Valora el trabajo de los demás.
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Acepta que no eres capaz de hacer todo.
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Evita suscitar intencionalmente admiración.
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Detén la carrera por demostrarte a ti mismo tus propias cualidades.
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Y jocosamente dice la doctora Betancur, “no le recomiendo una actitud de sibarita. Le recomiendo que sea prudente en asegurar el bienestar económico, y equilibrado en el esfuerzo por lograr un buen nivel de calidad de vida. Dedíquese tiempo para placeres mejores que tener más trabajo, conseguir más dinero o lograr mayor escala social. La gente autorrealizada no siente la necesidad de venderse forzadamente la idea de su propio valor”.
Se trata, como puede verse, de sencillos ejercicios que nos ayudan a renunciar poco a poco a esa dependencia y necesidad de ser aceptados y queridos. Sí, es importante ser reconocidos y amados, pero no hay que depender de ello para ser feliz; no hay que hacer del elogio del otro la fuente de la felicidad, porque cuando no llega, o en lugar del elogio llega el desprecio, el dolor es infinito, por lo que es necesario estar preparados para recibir las dos cosas.
La ausencia de un sentido de vida
, de un verdadero proyecto, de sentirse útil para sí mismo.
Dar con condiciones
Cuando das y esperas algo a cambio y no siempre recibes, la infelicidad toca a tu puerta. Un buen ejercicio para prevenir esto es aprender a ser realmente incondicional, pero, como todo aprendizaje, requerirá de práctica. Solo por hoy da sin esperar una retribución: un beso, un abrazo, un cumplido, una palabra de aliento; ofrece tu ayuda y no esperes nada.
Vivir en el pasado o en el futuro
, olvidándose del aquí y el ahora.
Buscar la felicidad fuera de sí mismo,
y creer que es responsabilidad de otros hacernos felices, cuando la responsabilidad única es nuestra.
Dejarse dominar por los miedos
. En el libro La felicidad está en ti, Octavio Aceves dice: “Todos llevamos como compañeros no deseados de viaje miedos más o menos reconocidos, temores que frenan el desarrollo de nuestra vida presente y futura. La única manera de quitarles el poder que tienen sobre nosotros es mirarlos cara a cara e intentar descubrir su origen”. Aceves sostiene que en muchas ocasiones los miedos son impuestos, y al respecto propone: “Reaccione y rechace los miedos ajenos como si se quitara un traje viejo y pasado de moda, al que además no le tiene ni siquiera cariño, y tírelo. Usted es usted, con una mente y una vida propias. Y solo usted tiene el poder de vivirla del mejor modo posible”.
La ausencia de Dios y su poder creador en tu vida
La lista pudiera ser aún más larga, pero si comienzas poco a poco trabajando con honestidad en estas tareas, en lo personal y en lo familiar, encontrarás una pequeña luz que te guíe hacia una vida más placentera y feliz. No dejes de leer, además, este interesante artículo ¿Quieres conocer el secreto de una vida feliz?