Cómo la televisión también puede ser una aliada en nuestra casa
Consejos para integrar a la televisión en nuestro hogar de manera adecuada. Encontrar en ella una aliada para crecer en familia a través del diálogo y el buen uso de las programaciones y horarios.
Johana Barbeito
La televisión puede ser una aliada en casa
Para muchos, mirar televisión es una actividad que está vista como aquella que separa a la familia, aísla y somete a los televidentes a un estado hipnótico. Por lo general se trata de padres que consideran que la TV no enseña nada de valor y no es de utilidad en ningún aspecto. En el otro extremo, tenemos a padres para quienes, en cambio, es santo remedio: el aparato proporciona distracción a los niños en ocasiones en que no podemos atenderlos.
¿Cómo escapar de ambos extremos y utilizar la televisión como una aliada en nuestro hogar? La solución es relativamente fácil: consiste en concentrarnos en aquello que deseamos para nuestra familia y ver qué programas de televisión lo ofrecen. Estoy segura que todos perseguimos un mismo objetivo: que aquello que nos rodea —ya sea la televisión, la PC, la escuela, las actividades extra curriculares, las amistades, el vecindario, sí, todo ello y más— acompañen al crecimiento de nuestra familia y el de cada miembro en particular. Bien, ahora nos enfocaremos en resolver el tema de la televisión y nuestra familia.
Los siguientes consejos tienen como propósito el ayudarles a equilibrar el uso de este aparato que se ha vuelto un integrante más de la familia, para incorporarlo en la misma de manera sana, sin prejuicios y conscientes de que así como puede ser una mala influencia, con nuestra supervisión y cuidado, puede ser una gran aliada. Revisemos estas sugerencias:
Establezcan horarios frente a la televisión
Es necesario que los pequeños conozcan los límites que tienen en este sentido, así como los tienen en otros aspectos de la vida cotidiana. Pueden, por ejemplo, habilitar dos horas diarias distribuidas durante toda la jornada. Separadas, para que los niños puedan realizar otras actividades fuera de la pantalla. Además, establecer una franja horaria te permitirá saber que dispones de ese tiempo para realizar otras actividades mientras ellos se entretienen.
Que el entretenimiento sea saludable
Consumimos televisión, como consumimos una manzana o un buen almuerzo. Eso que atraviesa nuestras retinas —de manera indubitable—marca valores, conocimientos, ejemplos, que se van acentuando con el tiempo. Sobre todo en los niños, que absorben todo y en su inocencia no cuestionan lo que reciben. Es así: alimenta, aunque no siempre nutra, nuestro cerebro. Por ello debemos cuidar que este alimento sea saludable, es decir, que complemente la educación que se da en el hogar y la escuela. ¿Cómo reconocer a los programas que entran dentro de estos parámetros? leyendo las reseñas o viendo los “trailers”, o avances de las películas, o dibujos animados, o incluso viendo nosotros mismos lo que ven nuestros niños. Eso ayuda a introducirnos en su mundo, a conocer sus gustos, y de ese modo afianzar el vínculo entre padres e hijos.
Su uso durante las comidas, ¿es adecuado, o no?
Donde yo vivo es muy importante la convivencia familiar, aunque hay personas que en sus hogares permiten que la televisión forme parte del entorno de la cocina o del comedor. Lo aconsejable es que el aparato no sea un obstáculo de comunicación entre la familia, o que sea disparador de malos hábitos alimenticios, ya que la distracción es un enemigo a la hora de comer. Para evitar esa molestia es mejor dejarlo apagado mientras los platos estén en la mesa. Sobre ello hay que marcar una norma para todos los miembros del hogar, explicar el porqué de la resolución. Ya con el tiempo todos verán el beneficio de poder disfrutar ese momento familiar sin la tensión de girar sus cabezas para ver algo que en ese momento, y por un breve lapso, no alimenta.
Estén atentos a los programas televisivos, según las edades de los integrantes del hogar
El determinar los horarios, como dije más arriba, también nos sirve en este punto. Es necesario saber cuáles programas pueden ver los menores de edad y cuáles no. En algunas circunstancias pueden acompañarnos a ver un programa de entretenimiento que es apto para la familia, en otras ocasiones puede no serlo. Para ello es importante tener en cuenta la programación, para poder estar alertas de que no vean aquello que no deseamos que vean. Es importante ser firmes en esto: Si como padres decimos “no”, entonces explicar el porqué; y si decimos “sí”, también reforzar con un porqué. En todo ello es esencial incentivar el razonamiento de los pequeños.
Dialoguen con sus niños antes y después de un programa
Es una herramienta muy importante el hablar de aquello que se está por ver, así como luego de ya finalizado el programa, novela, película, dibujo animado, etc. Poder establecer un espacio de debate o reflexión ¿En qué nos beneficia? Enriquece el vínculo, permite la libre expresión de todos los miembros, lo que nos permite conocer cómo se desenvuelven lingüísticamente. Conocer el grado de reflexión —nos podemos sorprender con las interpretaciones que ellos dan de lo visto— conocer cómo se comunican, su lenguaje. Todo ello genera unión en la familia, educa, y en los niños eleva el nivel de confianza en ellos mismos, ya que saben que son escuchados. Por lo mismo, es muy importante dar a conocer nuestra postura, y escuchar el punto de vista de los niños respecto de lo que recién vieron.
Construir una alianza con la televisión significa un trabajo en conjunto. Situarnos como familia frente a la pantalla incluye un antes y un después. Como ya mencioné, el establecimiento de horarios, de programación, dónde mirar, qué mirar, con quién, y fundamentalmente para qué. Esta última es la razón primordial, la respuesta es: para seguir creciendo como familia. ¿Cómo lograrlo? Con la comunicación: ella debe estar presente en todo momento, desde que damos un porqué de las decisiones, hasta cuando escuchamos los comentarios de nuestros niños sobre algo que vieron. Escuchar es conocer, seguir conociéndonos como familia.