Cómo NO perder a un hombre en DIEZ días

Es súper fácil perder al hombre que nos vuelve locas... aprendamos la fórmula opuesta.

Mariel Reimann

“No quiero sofocarlo y perderlo”, me comentó una de mis lectoras hace un par de días, mientras yo estaba sentada en la camilla de mi ginecólogo tratando de distraer mi mente en mi teléfono para no pensar en ese molesto examen que me estaban por hacer. En ese momento pensé: Eso es, los sofocamos, les quitamos el aire y absorbemos el poco oxígeno que les habíamos dejado. Y me pregunté por qué lo hacemos, por qué las mujeres tenemos esta tendencia, y he aquí lo que encontré y en lo que concluí.

“Voy a entrar”, dijo la voz de mi doctor mientras tocaba la puerta interrumpiendo mi pensamiento.

Esta lectora parecía desesperada. Con un pasado amoroso con turbulencias y un divorcio, ella por fin se había reencontrado con un amor de su infancia y tenía mucho miedo de perderlo.

Un dilema que todas tenemos

Cuando conocemos a alguien que reúne todas las llaves para acaparar nuestra atención, el proceso comienza.

Me encantaría que en este momento se concentren en el principio de su relación con el hombre que están ahora o con ese gran amor que ya no tienen más en sus vidas. Y yo casi podría apostar sin lugar a dudas que algunas de las emociones que recuerdan de esa época son: libertad, calma, seguridad, adrenalina, flexibilidad, comprensión, felicidad.

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En esta época es en la que nos sentimos plenas, nos mostramos como en realidad somos, por que aunque muchos crean lo contrario, esta es la época en las que las mujeres podemos mostrarnos como somos, simplemente por que no tenemos miedos, ni inseguridades.

¿Qué cambia?

A medida que la relación avanza, se va generando algo que conocemos conel nombre de apego. Nuestro cuerpo ha segregado un conjunto maestro de hormonas que no comienzan a hacer adictas a ese hombre, a su presencia, a sus caricias, a sus palabras.

Esta adicción nos lleva a perder el balance entre seguridad, libertad, confianza, y desconfianza, dudas, miedos y, obviamente, inseguridad.

Las dudas y la inseguridad se apoderan de todo nuestro ser y la sofocación comienza

Ahora te miras al espejo y no te sientes atractiva; te cambias cien veces por que sientes que nada te quede bien; analizas lo que él hace; comparas cómo te besaba, cuánto te besaba y cómo te hablaba; ahora sabes exactamente cuánto tiempo ha pasado desde que tú le enviaste el último texto y él no te respondió; tu miedo a que algo esté cambiando entre los dos te hace paralizar y …comienzas a acosarlo.

Necesitas que él de alguna manera te pruebe que no te va a dejar

Mientras al principio estabas relajada por que aún no te habías apegado a él, y seguías manteniendo tu autonomía emocional, ahora, las cosas han cambiado. Sientes que no puedes vivir sin él y te das cuenta de que cuando más lo buscas, más lo alejas. Tratas de arreglar esto, pero lo embarras más. Darías cualquier cosa por que él te diera algo que te prometa que nunca se irá.

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¿Tiene solución?

Sí. La solución está dentro de ti. Tu cerebro ama las hormonas que tú segregas cuando está con él y no puedes culparlo por querer más. El problema, es que lo que estás haciendo: llamando, mandando mensajes de textos con cualquier pretexto, apareciendo en los lugares que él puede estar, jugando al detective usando las redes sociales, reclamando, etc., produce, exactamente el efecto contrario.

¿Qué debes hacer?

La única solución, es que le hagas recordar a tu cerebro, que tú eras feliz antes de conocerlo a él.

“Concéntrate en verte y sentirte linda, aprende algo nuevo, anótate en un curso, escribe, sal con tus amigas, ve a un gimnasio o corre”, le dije a mi lectora (mientras mi doctor se había ido a buscar la receta que acababa de imprimir). “¿Aunque él no lo note? Por que él no vive en la misma ciudad que yo”, fue su respuesta.

Acá está el error

Sí, aunque él no lo note, por que lo que acababa de decirle que hiciera, no era por él, sino por ella. La única razón por la que sofocamos a los hombres es por que nos olvidamos de quiénes éramos antes y sólo vivimos por y para él. Y esa es la receta perfecta para perderlo.

Enfócate en ti y en alguien más

“Presta servicio en algún lado”, le dije. Los estudios coinciden en que cuando ponemos nuestra mente al servicio de alguien más que necesita más que nosotros, encontramos paz, tranquilidad, balance y felicidad.

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Confía en esta fórmula que no falla

No inviertas en él, más de lo que él está dispuesto a invertir en ti. Recuérdate que eres tú de quien él se enamoró; que esa mujer que lo volvió loco, está allí dentro de ti, sofocada mientras lo sofocas a él. Concentra tus energías en alguien más necesitado que tú y en cultivarte a ti misma. Y aunque él viva al otro lado del mundo, créeme, él lo sentirá.

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Mariel Reimann

Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.