Cuando los pequeños han tomado el control
Ser padre va más allá de proveer cosas materiales, además de ropa, comida y amor, las reglas también son parte sustancial del sano crecimiento de nuestros pequeños.
Yordy Giraldo
Un consejo que alguna vez me dieron y que por alguna razón no he olvidado nunca, es que los hijos deben ir en el asiento de atrás.
Si bien es cierto que esta frase debe ser aplicada en su sentido literal al pie de la letra, lo debe ser también en su sentido figurativo; ese que hace referencia a que papi y mami son los que lleven las riendas en casa, y no permitir que los niños interfieran. Y es que suele suceder que uno u otro padre no se ponen de acuerdo sobre cómo enfrentar algunas situaciones con los hijos y llegado el momento terminan peleando, incluso en presencia de los pequeños, porque están en desacuerdo sobre lo que la contraparte de la pareja hizo, provocando en los pequeños dudas sobre a quién o no hacer caso.
¿Cómo corregir el camino? lo recomendable es hablar sobre que sí y que no estamos dispuestos a permitirles hacer a nuestros retoños, y mantenernos firmes en esa postura. Muchas veces desistimos porque es más fácil, sin embargo como diría mi abuelita, el camino correcto siempre será el más estrecho y al final el que nos deje mayores y mejores enseñanzas y resultados, nadie dijo que ser padre era sencillo, en lo que sí coinciden es que vale la pena.
Todo con tal de que te calles
Una situación típica de los padres es darle gusto a los hijos con tal de que los berrinches cesen, sin embargo actitudes como esta sólo señalan el camino a los pequeños de cómo salirse siempre con la suya, y así molestar a papi y mami, y a quién quiera que se se oponga a sus caprichos, pasa a ser el pan nuestro de cada día. La comunicación es vital para resolver este tipo de situaciones, nuestros hijos son pequeños, inexpertos, pero no tontos, si hablamos con ellos en un espacio libre de tensiones, malos tratos, con un lenguaje claro, por supuesto que entenderán razones, ellos nos aman y confían en nosotros, debemos darles la oportunidad, si lo ponemos en la perspectiva de que ayudarían a papi y mami, lo más seguro es que se pongan de nuestro lado.
Niños en la cama grande
Igualmente, permitir que los hijos duerman en el cuarto de los padres es la descripción gráfica de que nuestros pequeños están tomando todos los espacios de la casa, ademas perjudica nuestro descanso, intimidad y comunicación; y por si fuera poco provoca que no identifiquen ni respeten los espacios que corresponden a cada integrante de la familia, y retrasa el descubrimiento de su individualidad e independencia.
Ellos deben dormir en sus camas siempre; esto no debe siquiera discutirse, sin embargo sí existen algunos puntos que debemos tomar en cuenta para ello.
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Primero que nada la habitación de nuestros pequeñitos debe estar ambientada acorde a sus edades y necesidades.
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Debe tener una ventilación e iluminación correctas.
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Debemos hacerlos sentir siempre seguros, pasa que para forzarlos a hacernos caso los espantamos con monstruos y demás seres peligrosos. Eso no es recomendable, pues estos seres quedarán grabados en su cabecita que de por si a esas edades cuentan con gran imaginación, y magnificarán todas estas historias provocando que se vuelvan temerosos.
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Hacer de la hora de dormir un momento placentero. Agregar la lectura de cuentos es una muy buena idea, además de muchos besos y abrazos, y evitar que el último recuerdo que tengan de nosotros antes de cerrar sus ojitos sean regaños, pues eso los estresará y hará que su sueño sea intranquilo.
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Ponerlos a dormir siempre a la misma hora, esto es uno de los puntos más importantes para evitar que la hora de ir a la cama se convierta en una batalla campal, y lo mejor es empezar desde pequeñitos, de esa manera se convertirá en un hábito que los acompañe siempre.
Conversaciones de adultos
Dejar que participen de nuestras conversaciones o incluso en cualquier conversación que corresponda únicamente al ámbito de los adultos, es sin lugar a dudas otra señal de que estamos permitiendo que los peques tomen el control y es que una cosa es que tengan su opinión, la externen y defiendan, ello es por supuesto parte de su sano crecimiento, pero deben ser sobre temas acordes a su edad, y deben contar con el beneplácito de sus mayores para tomar la palabra. Esto último puede parecer anticuado a algunos papás, sin embargo llevarlo a cabo ayudará a que niñas y niños aprendan a delimitar sus espacios y libertades, y a que papá y mamá también respeten las etapas y espacios de sus pequeños, todo ello a la larga redundará en un respeto mutuo de los derechos propios y ajenos. Una recomendación para estos casos es mantenerlos ocupados, dicen que “el ocio es la madre de todos los vicios”, y creo que ello es totalmente cierto, si un pequeño está ocupado con actividades propias, no tendrá la tentación de inmiscuirse en el espacio y comportamientos de los adultos.
Gana quien grita más fuerte
: Otra muestra más que clara, clarísima, de que los pequeños están tomando el control es el que nos griten, nada deja más en claro que se ha perdido el respeto, que ver a chicos gritarle a sus padres. Los gritos no sólo muestran falta de educación y argumentos, sino que constituye en sí mismo una agresión a los padres y a su autoridad, es por ello que jamás de los jamases debemos tolerar este tipo de actitudes. Gritarles en respuesta a su comportamiento no es la respuesta, al contrario bajar la voz los obligará a que ellos hagan lo mismo para prestar atención a lo que le estemos diciendo, y por supuesto atacar estas actitudes desde su inicio mediante castigos consistentes en un “tiempo fuera” es una buena manera de frenar este y otros comportamientos. Para ello delimiten un espacio donde ellos no tengan distractores, y cuando incurran en algún comportamiento que consideremos inaceptable enviémoslos a este lugar de retiro a que recapaciten y se den cuenta de que las acciones siempre tendrán reacciones, pero antes dejémosles en claro por qué se les está castigando, y hagámoslo por períodos fijos de tiempo, y cada vez que quieran escapar del castigo, pongamos el contador en ceros de vuelta.
Por supuesto también debemos de ser conscientes que a veces las actitudes de nuestros hijos son una respuesta a las actitudes nuestras, así que es importante tomarnos el tiempo de vez en cuando para preguntarles qué creen ellos que estamos haciendo mal, y cómo creen que podríamos ser mejores para mejorar la relación, ello podría ser verdaderamente revelador, es una oportunidad única para demostrarles que valoramos sus opiniones, y que aceptamos que también cometemos errores y que queremos corregirlos, que siempre podemos corregirlos si de veras queremos.