Cuando solo tienes 120 minutos para ser un buen padre
Los hijos son como hornear: es necesario hacerlo con amor, utilizar los mejores ingredientes, y tener la paciencia y tiempo suficiente. Cualquiera de estos pasos que no sea considerado, puede echar a perder la receta.
Yordy Giraldo
Quiero hacer una pregunta a las novias, a las esposas y, ¿por qué no?, también a los novios y los esposos. Imagina que tu pareja no te hablara durante todo el día. Pongamos que, de hecho, apenas dedicara un par de horas a estar contigo, y que de ese tiempo la mayor parte lo utilizara para quejarse de ti, ¿Qué harías?
La pregunta viene a colación porque en España, por poner el ejemplo del país del que tengo el dato, las madres y los padres solo están con sus hijos 2 horas y cuatro minutos al día. Tiempo evidentemente insuficiente para que los niños puedan ser educados, amados, paseados, escuchados y todo lo demás que es tan necesario en sus vidas.
Sé que muchas veces hablamos de “tiempo de calidad”, pero lo cierto es que debería existir un tiempo mínimo necesario para estar con los hijos, y ciertamente dos horas no parecen serlo. Sobre todo por lo que implica que los adultos estén presentes en la vida de sus hijos. De ello dependerá su autoestima, el ambiente familiar, los valores que adquieran, su desarrollo emocional, las habilidades sociales, y un largo etcétera.
Cuando se decide tener un hijo se debe asumir que en adelante se es padre primero y el resto del tiempo es para nuestros objetivos personales o deseos, y no al revés. Es cierto que las obligaciones obligan, y que no importa cuánto tiempo pases con ellos si a la hora de la comida no hay nada en la mesa. Pero más importante que explicar el porqué de esas dos horas, es ocuparnos en cómo hacerlas funcionar.
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Ahora, tal vez te preguntes, ¿cómo ser un mejor padre, si solo cuentas con 120 minutos? Aquí te comparto algunos valiosos consejos.
1. Tiempo “neto”, no tiempo “bruto”
En economía, “neto” hace referencia a aquello que de verdad dispones, con lo que puedes contar después de todos los impuestos. Para que el tiempo que pases con tus hijos haga la diferencia, lo ideal es que cuentes ese período que realmente le dedicas, y no el que disfrazas de tiempo compartido, pero que no es tal. Sentarte a ver una película o un partido de algún deporte con él, no cuenta como tiempo de calidad. El que pasas enseñándole a cambiar una llanta, a cultivar un jardín, sí.
2. Haz que el tiempo cuente
Por ejemplo, el tiempo que pasas con él utilízalo para darle cariño, para interesarte en sus actividades, para divertirse juntos. Hacer planes, escuchar sus problemas, ofrecer ayuda, y no tanto para los reclamos, castigos y pendientes. Recuerda que no se trata de ti, sino de tu hijo.
3. Agenda tu vida
Si descuidas el trabajo las consecuencias repercutirán en lo personal, si descuidas a tus hijos, repercutirá sobre todo en la vida de ellos. Si descuidas tu vida, las otras dos terceras parte de lo todo lo que eres llegará el momento en que lo resentirá y dañará todo. Así que agenda tu vida. No se oye bonito, pero eso es lo indicado.
4. Sé un buen ejemplo para tus hijos
Que les dediques dos horas al día no quiere decir que eres padre solo dos horas diarias. Incluso el tiempo en que no se están viendo, y lo qué haces durante ese tiempo, muestra a tus hijos no solo los padres que tiene, sino la clase de personas que sus padres son. Por eso es preciso que en todo momento seas confiable, esforzado y honorable, pues aun cuando no te vean, tú eres su brújula moral.
5. No dejes las cosas para después
Pareciera no tener nada que ver con ser padres, pero cuando se es padre y se tiene poco tiempo, dejar las cosas para después, terminará haciendo que en algún punto los postergues a ellos. La recomendación es hacer lo que tengas que hacer, cuando lo tengas que hacer, y eso optimizará tu tiempo.
Criar hijos sanos y felices, se parece mucho a hornear. Es necesario hacerlo con amor, utilizar los mejores ingredientes, y tener la paciencia y tiempo suficiente. Cualquiera de estos pasos que no sea considerado, por lo general echa a perder la receta.
Por favor date tiempo para leer: Los niños hacen lo que sus padres hacen, no lo que sus padres dicen.
