Cuida que tu trabajo no reemplace los placeres de tu vida
¿Recuerdas la última vez que te escuchaste respirar? Alexis Rojas.
Myrna del Carmen Flores
¿Eres de las personas cuya faena es tan absorbente que apenas si tienes tiempo para pensar en la razón por la que trabajas? Entonces este artículo es para ti.
Tu jornada empieza cuando el sol no ha salido aún. Te vas de prisa, apenas con un sorbo de café en el estómago, porque el tiempo no fue suficiente, ni siquiera para terminar sólo una pequeña taza de ese líquido delicioso. ¿Fue delicioso? Tal vez, la prisa no permite disfrutar mucho de los sabores. Y a medio día, cualquier pedazo de pizza o de algo que nos permita nutrirnos a medias, será suficiente.
Al llegar a casa, recuerdas que olvidaste enviar unos correos que son muy importantes: de nuevo frente a la computadora. A veces parece que este aparato es tu más fiel compañero, siempre juntos. Al momento de apagarlo, el sol se ha metido ya. ¿Cuándo sería la última vez que despediste al sol?
Pero la vida adulta es así ¿o no? No hay tiempo. El trabajo es absorbente, por lo menos a los que queremos una vida mejor. ¿Pero qué significa una vida mejor? ¿El mejor celular, la mejor vestimenta? ¿Viajar por grandes lugares?
¿Pero por qué trabajas tanto? ¿Cuál es la meta en tu vida? ¿El dinero, las cosas que puede comprar, o el prestigio profesional? Después de todo ese es el objetivo ¿no?: estudiar, conseguir un buen empleo, ganar dinero.
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1. El trabajo es una bendición
El tenerlo nos ayuda a cubrir nuestras necesidades básicas. En eso estamos de acuerdo. Pero en la actualidad mucha gente puede perderse en la búsqueda del dinero. De esta manera, es muy difícil que alguien se sienta satisfecho, puesto que por más dinero que se tenga, si no lleva un propósito definido nunca nos traerá satisfacción.
2. La importancia de fijarse metas
Lo primero es tener una meta. Empecemos por las cosas materiales. No, ni lo pienses, tener dinero no es una meta, es sólo un medio. Una meta, por ejemplo, es ahorrar para comprar una casa. Sí, se tiene que comprar con dinero, pero este no es la meta principal. La casa la deseas para compartirla con tu familia y, más que la casa, lo importante es construir un hogar.
Eso significa que tu trabajo tiene un objetivo: no trabajas sólo para conseguir más dinero, sino que trabajas para lograr algo que tu familia y tú desean. De esta manera este logro llenará tu espíritu. De otra forma, nunca te sentirás satisfecho.
3. Las metas profesionales
Cada uno de los logros en tu carrera, pueden hacerte feliz. Pero es necesario también fijarse metas. Recuerdo una amiga que trabajaba como gerente de una empresa. Se sentía bien de poder trabajar en lo que ella había estudiado, pero sobre todo de obtener grandes logros. En el aspecto material, había conseguido muchas cosas gracias a esto. Sin embargo, después de un tiempo la jornada se le hizo tediosa y no encontraba gran deleite en su labor.
Fue entonces que decidió darle un giro a su vida. Aceptó un trabajo con menor sueldo, pero con el reto de sacar adelante una nueva empresa. La satisfacción volvió a su vida, porque su meta profesional no era ganar dinero, sino realizar algo que llenara su espíritu.
4. No todo tiene que ser metas
A veces solo basta con sentarte en la mecedora del patio, olvidarte un poco del trabajo, observar lo mucho que tus hijos han crecido, así, sin pensar en nada más. Respirar profundamente, sintiendo cómo el aire va llenando tu cuerpo de vida, respirar tan profundo que puedas sentir paz interior. Escuchar tus latidos y sentir que la sangre corre por tu cuerpo para darte vida, y darte tiempo de agradecer a Dios por ese soplo de aire que te permite disfrutar de los placeres de la vida. Y entonces contesta: ¿cuándo fue la última vez que te escuchaste respirar?
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