De acuerdo a un estudio, los padres de adolescentes pierden el control sobre sus hijos a partir de los 13 años o antes
Cómo crecer junto a tus hijos y no perderlos en el intento.
Fernanda Gonzalez Casafús
La adolescencia suele ser un período difícil de transitar para los jóvenes como para su familia. Se trata de una etapa en la que se está saliendo de la niñez y se entra lentamente en la vida adulta, y muchos padres sienten que no saben cómo controlar el comportamiento de sus hijos en este agitado trance.
De acuerdo a un estudio, muchos padres no saben qué es lo que comen sus hijos ni con quiénes están, luego de los 13 años. Es en la adolescencia cuando comienzan a hacer su propio camino en la vida y a tejer nuevas relaciones. En esta fase, muchos padres admiten que a veces no saben qué es lo que comen sus hijos fuera de casa y con quiénes están.
La investigación destaca que de dos mil padres encuestados, el 43 por ciento encuentra envoltorios de dulces o comidas rápidas en sus habitaciones y que el 39 por ciento de ellos tampoco saben con quién se encuentra su hijo siempre, lo que hace que se pierda el control no sólo de lo que comen sino de sus relaciones y hábitos en general.
Muchos de los padres encuestados discuten con sus hijos adolescentes acerca de la alimentación (y muchos, comenzamos esa conversación mucho antes). Cuando nuestros hijos son pequeños es más fácil tener control sobre lo que comen, pero ese registro suele perderse a medida que nuestros hijos comienzan a dejar el nido para encontrar su independencia.
Alimentación de los adolescentes
La alimentación es un punto fundamental en el cuidado de nuestros hijos. Es normal que tengas conversaciones acerca de qué es lo mejor para sus dietas y que trates de persuadirlos para que eviten la comida chatarra.
Según los expertos, existen cuatro argumentos diarios por los que los padres discuten con sus hijos por cuestiones alimenticias:
- La necesidad de que coman más frutas y verduras
- La exigencia de que beban más agua y menos bebidas gaseosas
- Convencerlos de que coman menos barras de chocolate o golosinas
- El reclamo para que se sienten más tiempo a la mesa junto a las familias
La nutrición es fundamental para el crecimiento saludable de nuestros hijos. Pero más que obligarlos a comer sanamente, lo que debemos hacer como padres es tener herramientas para acercarnos a ellos para que tengan la autonomía suficiente para saber ellos mismos qué elementos elegir y qué es lo adecuado para su salud.
Mucho más que un control alimenticio
Este estudio deja en evidencia que los padres tenemos la sensación de que perdemos el control de nuestros hijos a medida que van creciendo. La forma en la que los adolescentes eligen alimentarse cuando están solos puede demostrar también su incipiente rebeldía y les brinda la sensación de una novedosa autonomía.
Controlar a un adolescente es una tarea que se hace paso a paso y se edifica desde la infancia. Mis hijos aún son pequeños, pero si dejo que ellos tomen el control desde ahora de lo que comen, de lo que dicen o lo que quieren hacer día y noche, probablemente ya no pueda controlarlos a los 11 años.
Todos los padres han pasado alguna vez por un dolor de cabeza durante la adolescencia de sus hijos. Y muchos de nosotros también hemos dado problemas a nuestros padres durante la pubertad. Sin embargo, se trata de entablar redes de contención desde muy temprano, para que la comunicación con nuestro hijo sea fluida y podamos acercarnos al adolescente sin herir sus susceptibilidades y tratando de empatizar al máximo.
¿Por qué no puedo controlar a mi hijo adolescente?
Según la OMS , la adolescencia es un período de desarrollo en las personas que se da después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Es un pasaje muy agitado que se caracteriza por los cambios físicos y emocionales propios de la pubertad, donde la familia representa un sustento fundamental para un desarrollo emocionalmente sano en el adolescente.
Controlar el comportamiento de un hijo adolescente suele ser una tarea muy difícil para los padres. Los motivos de su comportamiento pueden deberse a muchos factores, como los cambios hormonales, los cambios repentinos de humor y los conflictos de identidad o sociales, entre otras cosas.
Lo cierto es que aunque los padres muchas veces nos culpemos por el comportamiento de nuestros hijos púberes, muchas de sus actitudes en esta etapa son completamente normales, aunque es nuestro deber encaminarlos para que las mismas no atenten contra el ámbito personal y su círculo social. Es decir, debemos ayudarlos, comprenderlos y animarlos a transitar esta difícil etapa, pero siempre poniendo los límites necesarios para que crezcan con responsabilidad y reconociendo sus propias limitaciones.
La comunicación, factor clave
No debemos olvidar que el adolescente siempre nos necesita. A veces ellos mismos desconocen su comportamiento, y aunque se arrepienten, les cuesta comunicarse con sus padres. Como adultos, somos nosotros quienes debemos fomentar la comunicación con el adolescente para tratar de entenderlo y ayudarlo.
Puedes poner en práctica estos consejos para mejorar la comunicación con tu hijo adolescente, y así lograr un mayor control sobre su comportamiento, de modo que impacte positiva y significativamente en su vida:
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Fomenta la comunicación desde que tu hijo es pequeño: Míralo a los ojos y pregúntale cómo le ha ido en la escuela. Arrodíllate a
su lado y míralo a los ojos para decirle lo que piensas. Anímalo a contar sus cosas, pues son muy importantes para tí. -
Empatiza con él: Tu hijo adolescente también sufre con sus propios cambios. Comprende que se trata de una tumultuosa etapa.
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Establece límites desde temprano: Los límites son sanos para los niños y adolescentes. Procura que se conozcan y cumplan las reglas de tu hogar. Puedes hacer una lista y pegarla en su cuarto.
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Alimenta su autonomía: No hagas las cosas por él, sino ayúdalo a que lo haga por sí mismo. Sentirá de este modo mayor control sobre
sí mismo y una sana independencia. -
Da el ejemplo: Ellos siempre nos observan. Sé un ejemplo para tu hijo de lo que tú deseas para su vida.
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Apaga los teléfonos: Durante la cena, la nueva regla puede ser apagar los dispositivos electrónicos para fomentar la interacción entre los miembros
de la familia, y hablar abiertamente sobre los problemas, las dudas, y las actividades del día. No esperes que sea adolescente para hacerlo, comienza cuando tu hijo es pequeño. -
No lo etiquetes: Decirle a un hijo “malhumorado” no es una buena idea, pues él no debe sentirse cómodo con su estado de ánimo ni con esa etiqueta. Pregúntale si puedes ayudarlo o dile que estarás disponible para conversar cuando su enojo pase.
Es normal que sientas que pierdes el control de tu hijo adolescente. No te sientas mal por ello, pero trabaja para que todo marche sobre rieles. Mientras tanto, sigue informándote sobre esta alborotada etapa para poder apoyar y comprender a tu hijo lo máximo posible. ¡Vamos, que lo estás haciendo muy bien!