Déjate llevar por el juego de tus hijos, hay una razón científica para hacerlo

El juego libre tiene increíbles beneficios en la salud mental de los niños.

Fernanda Gonzalez Casafús

Cuando un niño juega, imagina el mundo y lo modifica mentalmente a su manera. El juego es la expresión máxima en los niños, y si observas bien, ellos pasan el día jugando. Pero hay algo que los padres hacemos que puede afectar su desarrollo y traer consecuencias negativas a futuro. Y ello es intervenir.

Un astronauta, que de repente es bombero y al rato un cachorro de la patrulla canina. No entra en tu lógica, pero por el bien de tus hijos, no intentes disuadirlo, y sigue el juego. De acuerdo a los expertos, el juego libre beneficia su desarrollo neuronal, y coartarlo va en detrimento del crecimiento de tu hijo.

La importancia del juego libre

El juego libre, como su palabra lo indica es dejar que el niño dirija su actividad lúdica sin interferencia del adulto. Esto es, que trepe, construya con ladrillos, arme castillos en la arena, pegue papeles o coloree a su gusto, sin nadie que le diga cómo lo tiene que hacer.

Además, el juego libre es ni más ni menos el tiempo que pasa un niño imaginando, creando y dando rienda a sus emociones para llevarlo por el camino del aprendizaje, a través de la diversión.

Aunque como mamá me tiente acomodar los disfraces en su bolsa, y la caja de cartón en el basurero, sé que no puedo desarmar el escenario, pues esa caja (que para mí es basura), es para ellos un perfecto castillo o un automóvil. Y esos disfraces que para mí van puestos o guardados (no veo otra opción) para ellos son ahora las mantas donde duermen los muñecos.

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Entonces, los dejo volar. En otro momento tiraré la caja. Y mañana meteré los disfraces en la lavadora. Pero mientras tanto, me siento a verlos jugar, pues no hay mayor goce que verlos disfrutar libremente.

No hablo de dejarles hacer lo que quieren siempre y permitir que desarmen todo a su antojo, pues hay que enseñarles acerca del orden de las cosas. Pero podemos dejar que de vez en cuando vuele su imaginación.

El juego libre y la salud mental

De acuerdo a la psicóloga e investigadora Gwen Dewar, el juego libre tiene un efecto positivo en el cerebro. Algunos de esos beneficios tienen que ver con una mejora en la memoria, y un crecimiento de la corteza cerebral, lo que se traduce en una mayor inteligencia.

Además, el juego y la exploración desencadena la secreción de una sustancia esencial para el crecimiento de las células cerebrales, por lo que hay motivos suficientes para dejar que nuestros hijos jueguen libremente todos los días.

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres, explica que el juego libre previene la depresión infantil y la ansiedad, aumenta la autoestima y previene futuros problemas de salud mental.

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El juego y la autoestima

El hecho de que el niño juegue libremente hará que aprenda habilidades y destrezas como nunca antes. Si está construyendo un castillo y tú se lo armas, o si lo sostienes mientras trepa y no lo dejas que lo intente por sí mismo, estás coartando su posibilidad de aprender y adquirir destrezas físicas, emocionales y mentales.

Los niños necesitan asumir responsabilidades, intentarlo, fallar, y volver a intentar. Necesitan desarrollar su paciencia y su resiliencia, para que el día de mañana sean adultos emocionalmente sanos.

Cuando los padres supervisamos activamente las actividades de nuestros hijos, podemos estar ofreciendo protección, pero muchas veces podemos intervenir tanto que perjudicamos a nuestro hijo. “Te vas a caer”, “Mejor hazlo así”, “Déjame que te muestre cómo se hace” y otras frases más podrían hacer que tu hijo simplemente deje de intentarlo, logrando mermar su autoconfianza.

Cómo desarrollar el juego libre

El juego es una herramienta muy poderosa para el desarrollo infantil. Si los adultos la pautamos, o si el niño debe seguir siempre una regla, no le estamos brindando la capacidad de saber decidir, haciendo que en un futuro ésto se acreciente.

Hay algunos juegos que son comunes en los niños y que desarrollan el juego libre en todo su potencial. Estos son algunos de los ejemplos que veo en mis propios hijos:

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La casita, o la mamá y el papá

En ellos, tienen una serie de facetas que querrán desarrollar, y roles para interpretar. Mis hijos juegan a la casita, y a la mamá y el papá. A veces mi hija es la mamá, pero otras veces es la hermana o el bebé. Y crean una serie de historias muy divertidas de ver.

El mercado

Mis hijos arman un mercado en cuestión de segundos. Colocan cajas, mesitas y cosas para vender. Pueden vender sus propios juguetes, o cualquier cosa que se les ocurra. Ellos fijan el precio, y yo les compro. Los sigo y dejo que ellos dirijan el juego.

El doctor

A veces soy la paciente, otras veces la enfermera, y otras veces la recepcionista. Otras veces juegan solos y me encanta ver cómo interactúan libremente. Deciden entre ambos, negocian quién será el que pone la inyección y hasta discuten para decidir quién de los dos operará al oso de felpa.

Las construcciones

Cuando los ladrillos se desparraman en el piso, un mundo de fantasía se despliega. Es increíble ver cuán concentrados trabajan los niños cuando tienen unos cuantos bloques en sus manos, y qué cosas maravillosas pueden lograr.

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Esta actividad no sólo es buena para favorecer la imaginación, sino para alentar y educar en la resolución de conflictos.

Los disfraces

Las dramatizaciones son un recurrente en la infancia. A los niños les encanta disfrazarse y recrear un mundo de fantasía. Es uno de los juegos libres más favoritos. Cuando se disfrazan pueden ser quienes ellos quieran.

Y si el hombre araña tiene capa, o blancanieves usa escudo anti hielo, todo es válido cuando es un niño quien dispone.

La tierra

Jugar en la tierra es tan placentero como beneficioso. Los niños sienten un impulso natural hacia la tierra y les encanta meter sus manos en ella. No todos los padres lo permiten, pero lo cierto es que este juego es ampliamente recomendable por los expertos.

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Los niños sienten asombro ante este elemento natural, y pueden crear un sinfín de juegos alrededor de la tierra. Mis hijos hacen barro y meten sus manos y sus pies, colocan muñecos y arman pequeños lagos o montañas.

Deja que tu hijo estimule su capacidad creativa, su imaginación y su inteligencia destinando tiempo a construir su momento lúdico. Es cierto que es bueno que los niños hagas actividades extraescolares, o que aprendan a seguir determinadas reglas de los juegos, pero es sumamente importante que los niños jueguen libremente a su antojo. Después de todo, no hay nada más bello que jugar la vida misma.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.