Dejé ir a mi esposa y no sabes lo que ocurrió
Si de verdad amas a alguien, ten la fe de “dejarlo ir”.
Seth Adam Smith
Este artículo fue publicado originalmente en SethAdamSmith.com. Ha sido republicado aquí con su permiso. Seth es también el autor del popular artículo: El matrimonio no es para ti.
Estoy seguro que esto les chocará a algunas personas, pero he dejado partir a mi esposa. Fue una de las cosas más duras que he tenido que hacer, pero fue lo mejor para ambos.
No, no nos vamos a divorciar, no nos estamos separando. Debo ser honesto, la práctica de “dejar ir” nos ha hecho ser más unidos. Pero para entender qué quiero decir con “dejar ir” tienes que comprender primero que Kim y yo somos personas muy, pero muy diferentes.
De hecho, nuestras diferencias fueron lo primero que le preocupó a Kim cuando nos casamos. Me dijo: “Seth, un pez podría amar a un pájaro, pero ¿dónde vivirían?”
Kim y yo somos dos personas increíblemente diferentes. Ella es la mayor de sus hermanos, yo soy el más joven de mi familia. Ella es muy responsable y yo… yo, no tanto. Ella ama la ciudad, yo prefiero el campo. Ella ama la comida saludable, yo la chatarra. Ella ama la escuela, yo detesto estudiar. A ella le gusta ver dramas, yo prefiero las comedias. A ella le gusta cantar y bailar, a mí no. Ella prefiere viajar en avión, yo en auto. A ella le fascina rodearse de muchas personas, yo prefiero estar solo. Kim es una mujer llena de empuje, enfocada en su carrera y en sus metas, mientras que yo soy un tipo tranquilo que prefiere la jardinería y escribir sobre cualquier tema.
En pocas palabras, Kim es extrovertida y yo introvertido. Francamente, a veces me sorprende que nos hayamos cruzado, ¡ni hablar del hecho de que nos casamos!
Pero después de compartir con Kim 10 años, sé que no podría vivir sin ella.
A pesar de tantas diferencias, el pez amaba al pájaro y viceversa. Fue así que hicimos lo único que un pájaro y un pez podrían hacer juntos: nos casamos y construimos un baño de aves.
El baño de aves es un símbolo de nuestro lugar en común, el lugar donde estamos juntos, pero también es el lugar donde nos sentimos a gusto para dejar ir al otro. Dejarlo ir significa amarlo lo suficiente como para dejarlo volar o nadar lejos. (También significa dejarlo ser auténtico) y tener la confianza de que siempre volverá.
Porque, si realmente nos amamos, tenemos que estar dispuestos a “dejar ir al otro” para que él o ella se convierta en la mejor versión de sí mismo. Kim me entusiasma para que siga nadando (o sea, que desarrolle mis talentos) y yo la aliento a volar más alto (a perseguir sus sueños).
Las relaciones abusivas, unilaterales, son desgarradoras para mí. ¿Cómo podemos decir que amamos a alguien y luego coartar su identidad? El matrimonio es una unión, nos brinda seguridad, pero es una unión que debe tener el poder de liberarnos, no encarcelarnos. El amor verdadero no limita el potencial de alguien, al contrario, debería expandirlo.
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El amor tan genuino que siento por Kim me alienta a dejarla volar y a confiar de que siempre volverá. Debo dejarla ir así ella puede alcanzar sus sueños, perfeccionar su educación y desarrollar sus talentos. Además, tengo que dejar ir mis miedos de que ella se aleje y no vuelva jamás. Si el pez le corta las alas al ave, correrá el riesgo de recortar sus sueños y sofocarlo completamente.
Dicho esto, me gustaría decir que soy perfecto a la hora de dejar a mi esposa volar, pero no. Seguimos siendo personas muy diferentes. Tengo inseguridades muy arraigadas y ambos debemos aprender a navegar en la personalidad del otro.
Pero así como no te puedo decir que soy perfecto, sí puedo asegurar que, a cada momento, aliento a Kim a volar y ella me ama más por apoyarla y tener la fe de dejarla ir.
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Por eso, si realmente amas a alguien, ten la confianza de “dejarlo ir”. Aliéntalo a ser la mejor versión de sí mismo y te sentirás desbordado por el amor que tu pareja te devolverá.
Traducido y adaptado al espa_ñol por Maia Fernandez del inglés I´m letting my wife go de Seth Adam Smith
