Día de muertos: una tradición más que viva

Un pan especial, algunas flores y fotografías de quienes ya han partido, hacen de nuestra reunión familiar una de las mejores tradiciones que celebramos en casa.

Emma E. Sánchez

La vida puede cambiar mucho de una generación a otra, pero el sentimiento de pertenencia y de unidad familiar es fundamental para preservar, mantener e incentivar las raíces identitarias en la siguiente generación: la familia como semilla de futuras familias. Y en este tenor, las tradiciones familiares y populares pueden ser unos de los mejores medios para lograrlo.

La celebración del día de muertos

Recuerdo que cuando era niña nos reuníamos en la casa de mis primos en la noche del Día de Muertos (2 de noviembre en México) para compartir el pan de muertos tradicional, chocolate caliente y tamales. Lo mejor de la noche venía cuando cada uno leía en voz alta la “Calaverita” que había escrito para la ocasión: un pequeño texto con una rima sencilla (versificada, en octosílabos) y divertida que, por lo general, se refiere a una persona o personaje como si estuviera muerta o a punto de morir. Todos reíamos celebrando la creatividad, la gracia y las ocurrencias de nuestros familiares. ¡Se trataba de una noche muy singular y esperada sin duda!

Establecer nuevas tradiciones familiares

Es obvio que hoy las cosas de mi infancia ya no son tales: me vine a radicar lejos de mi lugar de origen, no tengo más familiares cercanos en este sitio e incluso, varios de los que nos reuníamos en aquellas cenas ya han fallecido. Aquí, donde vivo ahora no resulta cosa sencilla conseguir el pan o las flores tradicionales (el cempasúchil); pero cada año, mi esposo y yo nos hemos asegurado de ofrecer a nuestras hijas una especial noche familiar: hacemos flores de papel de color naranja, preparamos un pan especial cuando por ningún otro medio podemos conseguir el que tradicionalmente se consume en esa fecha y, sin falta, escribimos “Calaveritas”, con las que nos divertimos y reímos. Se trata de una noche en la que les platicamos a nuestras hijas sobre esos familiares que ellas ya no pudieron conocer, aquellos de quienes ya no pudieron disfrutar de su forma de ser y particularidades; vemos fotografías y a veces también es imposible no llorar al compartir historias del pasado: anécdotas de humor, incluso dolorosas y recuerdos de la infancia.

Al paso de los años nos hemos dado cuenta de que esas historias ya son bien conocidas y memorizadas, que la vida de nuestros difuntos es sabida por nuestras hijas y que hablamos de ellos como si todos hubiéramos tenido la oportunidad de coincidir en el mismo tiempo y en el mismo lugar.

La tecnología puede unir a la familia

En esta noche especial de Día de Muertos hablamos también de las cosas que podrán ser en el futuro: cuando nosotros, los viejos del presente, ya no estemos y de cuánto nos gustaría que ellas pudieran continuar reuniéndose para celebrar, recordar y mantener unida a la familia. A este respecto, la tecnología nos ha ayudado a reconectarnos con los familiares que se encuentran dispersos y volver a leer unos para otros las tradicionales y divertidas “Calaveritas”.

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Y, como lo decía al principio, el sentimiento de pertenencia y de unidad familiar es fundamental para preservar, mantener e incentivar las raíces identitarias en la siguiente generación.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.