Dividiendo los quehaceres del hogar en el matrimonio
Consejos para compartir las labores del hogar con tu pareja.
Isis Lugo
Desde que era niña, mi madre nos enseñó a mi hermano y a mí que las labores de la casa no eran tarea de un sexo determinado. Que tanto hombres como mujeres podemos realizar las mismas labores sin que cambie nuestra personalidad o situación social. Así fue como nos acostumbró a tener responsabilidades compartidas y ayudarla con el quehacer. Él lavaba los platos un día y yo barría, al otro día era al revés.
Esto me dejó una gran enseñanza que llevé a mi familia cuando me casé. Aunque el principio fue difícil, ya que en cada hogar las costumbres son diferentes y viviendo en México donde se vive una cultura patriarcal y es habitual, generalmente, que las mujeres sirvan a los hombres casi en todo, fue como tener todo en contra. Por lo mismo, si alguien desea compartir responsabilidades de la casa con su pareja, comparto estos consejos basados en mi propia experiencia esperando puedan llevarlos a la práctica:
1. Empezar con una plática amistosa.
Lo primero que hicimos fue platicar y llegar a un acuerdo, desde que empezamos la relación compartimos lo que deseábamos para la futura familia quedando claro lo de apoyarnos con el mantenimiento del hogar. Muchas veces pensamos que expresar nuestras opiniones sobre este tema es pérdida de tiempo, pues muchas veces no llegamos al pacto que deseamos, pero el simple hecho de exteriorizar nuestros sentimientos con mucho respeto y sentido común hacen que nuestra pareja se centre en las cosas que nosotros consideramos importantes. Lo importante en esta parte es la plática, el conocer la postura del otro al respecto. El acuerdo puede llegar más adelante.
2. Delegar pequeñas responsabilidades.
Si nuestro cónyuge se muestra renuente durante la plática, iniciar pidiendo pequeños favores es una buena manera de incluirlo en los quehaceres. Pedir que por favor saquen la basura ese día, o que recojan su plato de la mesa, pongan una lavadora, pedido como algo especial de solo una vez, nos puede abrir la puerta a futuras colaboraciones más significativas. Recuerda pedir cosas pequeñas, si empezamos con lavar el baño, con seguridad tardaremos más en lograr nuestro objetivo. Una mejor idea es pedir que pongan un nuevo papel sanitario o sacar los papeles del bote de basura. Poco a poco podemos regular el nivel de dificultad de la tarea, hasta ganar el apoyo necesario. Esta etapa puede durar mucho tiempo, pero siempre es mejor tener un poco de ayuda a no tener ninguna. Siempre agradece los favores, elogia la tarea realizada aunque lo haya hecho de mal carácter.
3. Establecer un gráfico de responsabilidades.
Cuando se gane la suficiente confianza, podemos empezar a establecer horarios o gráficos de responsabilidades. Estos consisten en escribir en una hoja de papel una tabla con lo que le toca hacer a cada cual. Se pueden incluir el día y la hora, pero si se ha logrado realizar esto con mucho trabajo, lo mejor es dejar libertad para cuando la otra persona desee hacer las actividades. Es importante que marido y mujer estén presentes e inclusive que cada cual escriba cuáles serán sus labores, para que no se sienta la imposición del otro. Se puede aconsejar acerca de lo que se escriba, pero sin llegar a la discusión. Al final, inclusive puede firmarse y ponerse en un lugar visible de la casa para ambos, como el refrigerador o el espejo.
4. Reciban premios.
Al llegar a un pacto de ayuda en casa, lo mejor es recibir recompensas por lo realizado, sobre todo cuando al principio no se estuvo muy de acuerdo. Ya que los premios motivan a chicos y grandes para seguir adelante con lo emprendido. Fijen una meta relativa al tiempo que llevarán a cabo las tareas. Por ejemplo un mes o dos semanas, si al finalizar el periodo ambos cumplieron con sus responsabilidades pueden premiarse con una noche de cine, el postre favorito, una cena romántica en algún restaurante o una semana de descanso para alguno de los dos. Lo que se gana no tiene que ser exclusivamente dinero o algo costoso. Busquen formas de premiarse sin gastar demasiado pero que implique una gran satisfacción y motivación para ambos.