Edificar un matrimonio feliz a través de la humildad y el perdón
Los matrimonios más felices se basan en tres principios importantes: la humildad, el arrepentimiento y el perdón. En este artículo te damos diez sugerencias para incorporar estos principios en tu matrimonio.
Ramona Siddoway
Hay un dicho en el matrimonio: los primeros 50 años son los más duros. Todas las parejas tienen desacuerdos y desafíos. Cada cónyuge comete errores. Sin embargo, hay principios que, cuando se ponen en práctica, pueden ayudar a construir y fortalecer cualquier matrimonio.
Lo primero es reconocer que la única persona a la que puedes cambiar, es a ti mismo. Con fe, esfuerzo y la ayuda de Dios, cualquier persona puede experimentar un cambio en su corazón, actitud e incluso hábitos. He aquí 10 sugerencias sobre cómo incorporar estos principios en tu matrimonio.
Mantén a Dios como el número uno
En la medida en que ambos cónyuges se esfuercen en seguir los mandamientos de Dios, se mantendrán unidos. Mantenerlo a Él a la cabeza del matrimonio ayudará a conservar las prioridades correctas en la vida.
Realiza un honesto autoexamen con regularidad
Todos deberíamos analizarnos de vez en cuando a nosotros mismos y prestar atención a las fallas o malos hábitos que puedan ser perjudiciales para nuestra relación matrimonial. Siempre se puede intentar pedir al cónyuge una breve lista de estos defectos, pero lo más probable es que tu pareja ya te haya dado en el pasado algunas pistas no tan sutiles. Escuchar con un corazón honesto y humilde, es lo que en verdad nos ayuda a vernos como en realidad somos.
Adopta con rapidez las medidas necesarias para arrepentirte
El arrepentimiento es algo más que una profunda tristeza, o sentir pesar por algo. Significa alejarse completamente de lo que es perjudicial, o malo y dedicarse a la modificación de ese defecto. Los cónyuges que sinceramente se esfuercen por cambiar, establecerán un maravilloso impulso de renovación, armonía y paz en sus relaciones.
Comprométete a perdonar
Tu cónyuge puede hacer cosas que son hirientes, pero ten en cuenta a la persona entera, no solo la acción que hace daño. Recuerda los rasgos de la personalidad que te gustan de él, que admiras y aprecias. Sé sensible y ten compasión por tu pareja. Entender la razón detrás de un acto que hace daño, es la mitad de la batalla ganada. Recuerda: el perdón no es justificar o decir que una acción estuvo bien, solo significa que el dolor ya no va a tener el control sobre ti. Con el perdón sincero tú y tu cónyuge estarán en mejores condiciones para seguir adelante.
Aférrate al perdón
No te desanimes con residuos emocionales. Un recuerdo doloroso no elimina todo el trabajo difícil que un cónyuge ha puesto para recibir el perdón. Tómate un momento para revisar el proceso de perdón de nuevo y recordar no solo por qué tú perdonaste, sino también la paz que sentiste al tomar la decisión.
Confía en Dios
Es gracias al sacrificio del Cristo por nosotros que el perdón es posible. Confía en que, como nosotros perdonamos, Dios va a hacer que de alguna manera las cosas marchen bien. Él también te dará la fuerza cuando parezca imposible perdonar por tu cuenta.
Realmente escucha para entender y no como una forma de reivindicación
Un cónyuge humilde reconoce que ambos puntos de vista tienen valor y que la relación matrimonial es más importante que tener la razón.
Trata a tu pareja con mansedumbre
Marido y mujer tienen el deber de trabajar para lograr un matrimonio armonioso. No le hables a tu cónyuge en un tono degradante. Conserva solo palabras suaves en la relación. Al trabajar en la humildad y en la mansedumbre permitiremos que florezcan la confianza y el perdón.
Coloca a tu cónyuge primero en cada decisión
Ten siempre presente las consecuencias de cada decisión y acto en el matrimonio. Los cónyuges son compañeros y deberían tratarse el uno al otro como mejor amigo. Analicen las grandes decisiones y estén abiertos a aconsejar y consultarse hasta en las más pequeñas.
Trata de ayudar y fortalecer a tu pareja
Nunca, jamás destruyas a tu esposa, no importa cuán enojado o acalorado estés. Eleva el carácter y la reputación de tu pareja cuando hables de ella con los demás. Nunca te quejes de tu cónyuge con tus amigos. Si hay un problema en la relación, trabaja con tu pareja para arreglarlo. Si se necesita consejeros externos, vayan a un consejero espiritual o profesional.
Un buen matrimonio no es algo que solo sucede: cuesta trabajo. Pero cualquier cantidad de tiempo y esfuerzo en una relación es tan importante como la misma pareja y vale más que la pena. La aplicación de estos principios ayudará a construir un matrimonio fuerte y gratificante.
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Traducido y adaptado al español por Maia Fernández del artículo original en inglés “Gaining a happier marriage through humility and forgiveness” de la autora Ramona Siddoway.