¿El amor también puede ser ciego con los hijos?
El amar se demuestra de muchas maneras y no precisamente siendo permisivas con ellos, sino todo lo contrario. Tres maneras de amar de verdad a tu hijo.
Erika Gaytán
Hace unos días escuché la siguiente historia en la radio: “Mi suegra es una alcahueta con su hijo, tenemos una bebé, él no dura en sus trabajos, yo sí trabajo pero casi no nos alcanza por eso luego nos enojamos. Me quejo con mi suegra pero ella solo me dice que debo de ver si me conviene seguir con él. Cuando me voy a trabajar según él se la pasa en la casa de su mamá pero no estoy segura que sea así porque casualmente cuando llego a su casa luego no lo encuentro. Yo le digo a mi suegra que no lo debería de encubrir, pero ella solo responde: ‘¿Qué quieres? Es mi hijo, cuando crezca el tuyo me vas a comprender’, y me da un poco de dinero para los gastos. Según mis cuñados mi marido es su hijo preferido porque ella no es así con todos”.
Una persona que ha decidido hacer su vida aparte y no sabe cómo hacerse responsable o no quiere hacerse responsable, es resultado de una educación mal llevada desde la infancia. En este caso el chico decidió vivir con la madre de su hijo, pero realmente no ha querido asumir el rol de ser padre y esposo, prefiere seguir siendo solo el hijo de mamá.
¿Cómo puedes saber si le estás haciendo un bien a tu hijo o lo estás afectando?
1. Lo haces colaborador
Si eres de las mamás que se pone a jugar con él y lo haces recoger sus juguetes después, te felicito: eso le ayuda a saber que debe ayudar en las tareas del hogar y a que debe hacerse cargo de sus propias cosas. Conforme crezca se va empezar hacer cargo de su espacio y sus cosas, al mismo tiempo que a colaborar con el aseo de tu hogar, tanto ayudando con el orden y la limpieza, como evitando desacomodar. Como extra, habrás tenido la oportunidad de convivir con tu pequeño en sus juegos.
2. Lo formas para ser una persona independiente
Con respeto a las tareas que le dejan en su escuela o incluso trabajos, si lo dejas que las haga solo sin que tú intervengas, solo lo supervisas y lo orientas para que entienda la indicación si es que no entiende o no puede, e intervienes en sus trabajos solo cuando se trata de utilizar herramientas peligrosas. Esto le ayudará a ser más independiente en sus diferentes facetas y actividades. De lo contrario lo vas hacer siempre dependiente de ti y nunca va a aprender las cosas por sí mismo.
3. Le has infundido valores
Si le has inculcado valores con tu ejemplo (amabilidad, amistad, caridad, compañerismo, esperanza, confianza, igualdad, respeto) siendo congruente con lo que dices y haces, va a hacer más sencillo que aprenda mejor dichos valores y se le queden arraigados como parte de su esencia, de su ser. Como dijera el escritor Nikolái Gógol: “El ejemplo tiene más fuerza que las reglas”. Conforme pase el tiempo, te aseguro que va a resultar muy difícil que se le olvide o que los pueda pasar por alto alguna vez.
Ser madre no es sencillo, existe una línea tan frágil entre querer demostrar el inmenso amor que profesas por tu hijo siendo condescendiente con él a de verdad amarlo preparándolo para su futuro día con día. La clave es que lleves un equilibrio en todo y analices cada cosa que le permites o le restringes para su futuro.