El amor va más allá del enamoramiento
Todos somos capaces de amar, tener éxito en esto ya es otra cosa, (y depende de algunos factores)
Erika Patricia Otero
Amar es un suceso incontrolable que llega a la vida sin esperarlo. De igual manera, el amor a veces nace hacia una persona inesperada que nos lleva a perder la cabeza. Amar es casi que dejar de ser dueños de nosotros, y da poder al otro para que prácticamente “robe tu corazón”.
Cuando te das permiso para amar a alguien -a pesar de tus más devastadoras experiencias-, te arriesgas a sufrir pero también a vivir, crecer y conocerte. En últimas, cuando amas no solo conoces a alguien más, te reconoces a ti mismo en el otro.
El enamoramiento es solo el principio
Enamorarse es un intrincado proceso cerebral que activa 12 áreas que actúan como si fuera una sola. Este proceso hace que se liberen neurotransmisores como dopamina, oxitocina y adrenalina; estos son básicamente los “culpables” de que te enamores.
En el enamoramiento hay una sensación de necesidad de estar cerca del otro. Anhelas con todas tus fuerzas que lo que sientes sea correspondido, y temes ser rechazado y sufrir a causa de ese afecto no correspondido.
El asunto es que esa persona ha capturado tu atención, y casi que no puedes pensar en otra cosa que no sea él o ella, pues la quieres en tu vida, ya que para ti es única y especial.
Sí, enamorarse es un poco irracional, tal como sentirse enojado y no saber de qué, o como tenerle miedo a una simple y hermosa mariposa.
Pero esto es solo el inicio del viaje, porque en últimas lo que más deseas es ser amado; y esto si que requiere esfuerzo y abandono de total egoísmo.
Amar es confiar
Te has enamorado y eres correspondido, te sientes el ser humano más especial y bendecido del mundo; pero ahora quieres ir a otro nivel y estás dispuesto a hacer todo lo que sea posible para estar con esa persona.
Pero es que hay diferentes tipos de amor. Erich Fromm en su libro El arte de amar explica:
<<El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”. El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”. El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito”. El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”>>
El amor que merece la pena sentir es el que te garantiza que será capaz de superar las situaciones más complicadas de la vida. Tú necesitas un amor maduro, de ese en el que te sabes necesitado y correspondido; eso simplemente te da las fuerzas para luchar cada día.
Amar no es para calmar la soledad
Es posible que el descubrirse amado y ser correspondido de igual manera, nos lleve a desear estar en pareja con esa persona especial.
Es entonces cuando comienza el reto. ¿Quieres estar con él o ella por que le amas o por no estar solo? Si es lo primero, ¡genial! Pero unirte a alguien por aliviar tu soledad puede llegar a ser uno de los peores errores que puedas cometer.
La razón es que nadie -por más que le amen y ame- va a llenar esa soledad. La raíz de la soledad que no se llena con amor radica en el vacío afectivo que la persona carga consigo desde la infancia.
¿Cómo te das cuenta de esto?
Pues bien, al estar con tu amor te sientes pleno; sin embargo, basta un problema y el distanciamiento que llega con eso. La persona que está con alguien por llenar un vacío, siente la necesidad urgente de atención, se siente incompleto, infeliz. Es que le necesitas para no sentirte incómodo; es algo así como una obsesión que solo halla calma cuando esa persona está a tu lado.
¿Cómo se puede solucionar?
Parece simple en primera instancia, pero para quien lo sufre es un trago amargo. Una opción es pasar tiempo contigo, no temas a conocerte. Usa ese entre tiempo que hay al terminarse una relación amorosa para sanar, para entender la razón por la cual las cosas se dieron como sucedieron entre tu ex y tu.
Si estás en una relación amorosa, trata de controlar esa urgencia de estar con el otro y pasa tiempo contigo. Si puedes, comienza una terapia psicológica para encontrar el por qué no soportas la soledad, qué hay inconcluso en ti para que no te sea posible lidiar con la soledad.
Cuándo logras sanar esas heridas, cuándo logras amarte a un punto que no temes descubrirte, estarás mucho más preparado para amar al otro de manera incondicional
Más allá del amor inicial
Amas, te aman y te sientes feliz y capaz de conquistar el mundo. Entonces decides que quieres unir tu vida a esa persona especial.
Pero es que con el paso del tiempo entiendes que no es suficiente con amar y ser amado. Al cabo de un tiempo descubrirás que te has acostumbrado tanto a la convivencia con esa persona, que entras en un estado de sopor. Ya no sientes vibrar cuando le ves. Algunos de sus aspectos menos favorables te provocan deseos de salir corriendo; y para completar, no te importaría pasar unos días lejos de esa persona que solo pocos años atrás no tolerabas que estuviera lejos de ti por 3 días.
El asunto es que si comienzas a darle más importancia a la monotonía y te despreocupas de tu relación, estarás dejando el camino libre para cometer graves errores que te costarán caro. Y sucede que te darás cuenta de tus fallas cuando sea demasiado tarde para darles solución.
Por eso, para que el amor de pareja no muera y sea tan vibrante y activo como desde el mismo inicio del matrimonio, es importante que estén atentos de ustedes. Deben despojarse del egoísmo, deben estar dispuestos a luchar, a enamorarse cada día, a tener detalles con la pareja, que le hagan saber que a pesar de los años lo sigues amado como al principio.
Podrá sonar todo lo cursi que creas, pero es cierto: el amor es como una planta que debe ser cuidada a diario, protegida del sol y regada según sus necesidades. Además, debes ponerle abono y nutrientes para que florezca y crezca. Cuando llevas a cabo esas labores con empeño, tienes la garantía de un amor imperecedero capaz de darte las más grandes satisfacciones de tu vida.