El desafío de ser una mujer multitareas
¿Además de madre, esposa, estudias y tienes un trabajo fuera? ¿Esto te agobia? No tires la toalla antes de tiempo; no antes de analizar y escucharte. Aquí van un par de consejos para ayudarte a ser una mujer multitareas y no de...
Johana Barbeito
Como mujeres, además del rol del madres y esposas, tenemos otros intereses que pueden estar orientados hacia nuestra carrera profesional: aquella que queremos empezar o terminar. Además es probable que a todas esas facetas les sumemos un trabajo, ya sea fuera o dentro de casa. Son todas actividades que elegimos para progresar, porque nos sentimos a gusto haciéndolo, y sobre todo porque sentimos las energías para hacerlo. Sin embargo, llega un momento en que el estrés nos llega, empezamos a sentirnos cansadas, frustradas, o simplemente las cosas no van como queríamos. Acto seguido, una voz interior nos susurra con cada vez más persistencia, la posibilidad de tirar la toalla.
Es un camino sinuoso, complejo y, como todo en la vida, no hay guía o advertencia al respecto. Y si la hubiera seguro no haríamos caso, porque justamente todo lo que elegimos lo hacemos pensando en lo mejor, con esperanzas, con proyectos y con ganas. Ser una multimujer tiene sus dificultades, pero ninguna que no podamos sortear y seguir adelante. No es sencillo continuar cuando hay trabas en el camino. A veces se trata de obstáculos mentales; o en ocasiones se tratará de situaciones que simplemente no están en nuestras manos modificar. A prueba y error aprendí que no hay mal que por bien no venga, y que ante la dificultad, es mejor concentrarse en la solución más que en el problema. Dentro de las respuestas que encontré cuando me sentí abatida, están las siguientes:
Hacer una pausa
Detenerse a mirar qué está pasando a nuestro alrededor. Encontrar qué es aquello que nos mantiene con la guardia baja. Puede que, por ejemplo, tu hijo se haya enfermado una semana entera y que, como consecuencia, tus objetivos semanales quedaron atrasados. No es motivo para desesperar, sino para entender que así es la vida, te da sorpresas y pruebas todo el tiempo. Entonces, respira hondo y reprograma las actividades. Nada es más importante que acompañar a tu hijo mientras se encuentra delicado. Aprovecha los tiempos libres, quizás sean pocos, pero aunque sea a paso de tortuga se puede avanzar.
Evaluar alternativas
Si sientes que ya no puedes, y que la solución es dejar una de las actividades, evalúa primero cuáles son las ventajas y desventajas de hacerlo. Coméntalo con tu pareja, desahógate con él. Tal vez juntos encuentren una solución. Ser una mujer que está en todo no significa que debas hacerlo sola. Acudir a quien te acompaña no será sinónimo de no poder, sino de que tienes apoyo y que no está todo perdido, o por perderse.
Pedir ayuda
Remarquemos esto. A veces la solución está simplemente en acudir a otra persona, sea tu marido, una amiga, o a tus hijos. Distribuir las tareas del hogar puede aliviarte para pensar mejor, o para seguir con las otras actividades. Una charla entre amigas siempre sirve de catarsis. Es probable que solo necesites descargar en palabras lo que te sucede, una vez hecho, seguir es más llevadero. Porque parte del malestar puede ser resultante de tan solo sentirnos solas. Pero nada que un pedido, o un diálogo no puedan mejorar. Expresar lo que te pasa a quienes te quieren es parte del proceso.
Revisar objetivos y analizar resultados
Cuando iniciamos una actividad lo hacemos con toda la seguridad, con ganas de probar, invertir y avanzar. Pues bien, regresa a esos objetivos que en un principio te dieron el empuje. Es probable que te devuelvan ese impulso original o que, por el contrario, te des con la sorpresa de que esos objetivos ya fueron cumplidos.
Sentir, liberar y disfrutar
Si lo que haces actualmente ya no te satisface o te gusta, entonces ya no debe formar parte de tu vida. Pero siempre evalúa el porqué de la situación: ¿es simple cansancio? ¿Ya no lo disfrutas? ¿Se te hizo pesado? ¿Has cambiado tú? ¿Por qué será? ¿Ya no sientes que sea tu camino? ¿Ya no te nutre? ¿Te quita tiempo para otras actividades o para tu familia? Sácate de encima esas sensaciones, llévalas un plano que te permita discernir sobre ello.
Escuchar tu voz interior
Es probable que las elecciones de vida vengan dadas por las voces de otros. De nuestros padres, de nuestra pareja, de lo que queremos mostrar al exterior, de la sociedad misma que nos muestra que la mujer lo puede todo, y no siempre es así. Ser mujer hoy en día no significa que debamos ser profesionales, madres, esposas, hobbistas. Podemos, claro que sí, pero no tiene por qué ser la elección de todas. Cada una puede determinar qué quiere para su vida. Hacer una, dos, cinco actividades dependerá de lo que tú desees. Por eso, una vez más baja un cambio en tu velocidad y escúchate.
Convertirnos en una mujer que lo puede todo, que lo quiere todo, no siempre resulta fácil, es lo que queremos, lo que deseamos, pero hay que saber aceptar que las piedras en el camino van a estar. Y que no estamos solas, que podemos solicitar ayuda. Ser multitareas nos permite desarrollarnos en múltiples papeles, pero nunca olvidemos cuáles son los primordiales en nuestra vida: cuidar y dar amor a nuestros hijos; cuidar nuestra pareja y sobre todo, para que ello sea posible, querernos mucho, amar y disfrutar lo que elegimos hacer día a día. Sino no le damos prioridad a ello, lo demás pierde sentido y le regalamos tiempo a cosas que no lo merecen. Que el tiempo sea bien invertido para no caer en una rutina insaciable y poco saludable para la vida familiar y personal. Todo desafío tiene sus altas y sus bajas, no dejarse obstruir por ellas es parte de vivir. Lucha por lo que quieres y disfruta lo que haces.