El entrañable amor de los abuelos

Disfruta de tu rol como abuela y saca el mejor provecho de lo que puede ser una de las épocas más bellas de tu vida.

Erika Otero Romero

Un día le pregunte a mi mamá, que ya es abuela, la razón por la cual trata a mi sobrino de forma tan diferente a como nos trataba a nosotras, cuando éramos niñas. Su respuesta, que para ser honesta no me sorprendió, fue la siguiente: “Hija, con los nietos se aprende la manera cómo uno debe y no debe tratar a sus hijos”. Considero que la respuesta de mi madre es muy sensata, y acá la razón: cuando una pareja se convierte en padres por primera vez, no saben la aventura que les espera.

Durante el periodo que el bebé depende por completo de los padres, el proceso de aprendizaje para nada es unilateral: así como el pequeño aprende a comer sólidos, caminar e ir al baño, los padres aprenden la mejor estrategia para lograr dormirlo y hacer que coma papillas y verduras, entre otras actividades. Además, esa época se extiende, aunque parezca increíble, durante toda la vida: jamás se deja de ser padre. La diferencia es que las responsabilidades disminuyen y las experiencias con los hijos varían, dependiendo del área en la que estén formándose y creciendo.

Si eres abuela sabes que con la llegada de tus nietos, tu vida cambió por completo: has podido disfrutar de manera plena de la presencia de esos pequeños; podrás, incluso, concederte el privilegio de malcriarlos y consentirlos, actos que tú misma te restringías cuando fuiste madre de niños pequeños. Pero además de eso, con la sabiduría y la experiencia que te han dado los años, podrás aconsejar con habilidad a tus hijos para que no cometan los mismos errores que cometiste tú, cuando los estabas criando.

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El entrañable amor de los abuelos

En mi caso personal, solo pude disfrutar de mi abuela materna, por pocas y cortas temporadas a lo largo de los 19 años que tuve el gusto de tenerla en mi vida. Sin embargo, recuerdo con cariño las noches en que, desvelada, me contaba sus historias acerca de su infancia al lado de sus hermanos, en la hacienda donde creció. Recuerdo también lo preocupada que se mostraba cuando me enfermaba y sus cuidados amorosos hasta que me recuperaba; tampoco puedo olvidar sus refranes, dichos y comentarios regionalistas, que se me quedaron clavados en la memoria y que ahora aplico, según la ocasión, de manera franca y directa, al mejor estilo de ella. No importan todos los años que han pasado desde que dejo este mundo, yo la sigo recordando con afecto infinito, como si jamás se hubiera ido.

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Los abuelos guían con amor

Tu labor como abuela sin duda consiste en ayudar a guiar con amor y una disciplina un poco más relajada que la paterna, porque mientras los padres establecen reglas y en ocasiones reprimendas, tú como abuela consuelas, consientes y enjugas las lágrimas de tus nietos.

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Pese a ese poder consentidor del que gozas, es un hecho que debes cuidarte de llegar a desestimar la corrección y educación que tratan de inculcar tus hijos, como padres. Una cosa es dar amor y conceder algunos caprichos, y otra desautorizar la crianza que tratan de implantar ellos al criar hijos, con la esperanza de que sean igual de buenos o mejores que ellos. Por ello, considera lo siguiente:

  • Cuida de aconsejar a tus nietos, pero no desautorices la labor de tus hijos.

  • Consiente a tus nietos, pero cuida los límites para que no se convierta en mala crianza.

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  • Respeta las reglas que tus hijos han puesto a tus nietos.

  • Cuida de que disfrutes el tiempo adecuado con tus nietos, pero sin que tus hijos abusen de tu amor por ellos y de tu tiempo.

Todo en la vida de un ser humano tiene un tiempo y cumple un ciclo; tu labor es disfrutar en cada momento del papel que la vida te otorgue, aprender y enseñar con tu ejemplo y tu amor. Por eso, disfruta de tu condición de abuela y disponte a ser feliz con tus nietos.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.