El ‘like’, esa trampa de las redes sociales
Ante las nuevas formas de interacción humana se hace necesario adaptarse, solo se necesita mucha prudencia e inteligencia para no dejarse llevar por lo superfluo y banal.
Diana Cantor Martinez
¿Alguna vez, ante una puerta abierta, has sentido curiosidad de mirar hacia adentro? Es casi una reacción instintiva; puedes no tener ningún interés en particular, pero la puerta está abierta. Pues así funcionan las redes sociales: estamos abriendo la puerta de nuestra vida a otros. Y esto, de alguna manera, a los otros les da derecho a opinar, y lo hacen. Sin embargo, esto apenas es una parte del problema, porque adicionalmente está la necesidad de aceptación de los otros. Sin querer se ha llegado al punto de reducir la autoconfianza y la autoimagen a la cantidad de “me gusta” que tengan nuestras publicaciones. El like, esa trampa de las redes sociales.
Aprende en este artículo a cómo no caer en esta trampa a través de la reflexión de varios aspectos y entérate cómo, en contraparte, sacarle provecho:
La inseguridad personal
Una persona insegura, que no confía en sí misma y que su valía depende en exceso del concepto que otros tienen de ella, encuentra frustrante que sus publicaciones en las redes sociales no logren los esperados. La frustración no es culpa de las redes sociales ni de la nueva forma de interacción, esta se relaciona directamente con su baja autoestima y su deseo de aprobación.
Para evitar la dependencia de la opinión de los demás es importante que tengas en cuenta algunos aspectos:
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Los perfiles en las redes sociales revelan gran parte de nuestra personalidad. Los que una persona da se ligan con sus gustos y con todo aquello con lo que se identifica. De modo que si tus publicaciones no reciben los “me gusta” que esperas, no te angusties, eso solo significa que los demás tienen sus propios gustos, forma de pensar y de ver la vida, y es probable que no se identifiquen con la forma en cómo tú la ves, pero eso no significa que no te valoren como persona.
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Reflexiona acerca de lo que estás publicando. Algunas personas usan las redes virtuales para hacer publicaciones en las que expresan su resentimiento o desagrado por determinados hechos o situaciones, y pueden llegar a ser verdaderamente agresivos o poco considerados.
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Muchos llegan a tener una gran cantidad de “amigos” o “seguidores” en las redes, pero no son pocos los casos en que se trata de personas que se conocen casualmente, o incluso desconocidas. Si consideras el porcentaje real de personas que conoces, con las que has tenido en algún momento de tu vida una interacción, pueden ser: amigos de colegio, universidad, empleos; por lo general son personas que dejaste de ver por años, y aunque tengan un lindo recuerdo de ti es probable que ya no sea tan fuerte el sentimiento o amistad que los unió alguna vez. Estas personas pasan a la lista de “conocidos”, no te desanimes si ya no son tan cercanas, es normal que no lo sean.
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En mayor o menor grado todos tenemos un deseo de aceptación y de ser reconocidos de alguna manera en las redes sociales; sin embargo, es clave que nuestra autoestima no dependa de esa aprobación. Es importante tener claro quiénes somos como personas y seres humanos, comprender en toda su dimensión que un no nos define.
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Finalmente, valdría la pena que te plantearas esta pregunta, ¿cuál es el propósito de mi actividad en las redes? La respuesta te ayudará a orientar tu barco, a saber qué buscas y hacia dónde vas. No caigas en el error de la superficialidad. Al empezar el artículo hablé sobre cómo muchos abren la puerta de sus casas, de su familia y de sus vidas a otros; a este respecto me queda sugerirte que cuides tu privacidad, hay cosas que son aceptables, pero otras pueden dar pie a que los demás juzguen u opinen acerca de cosas que no les competen.
Cómo sacar provecho de las redes y disfrutarlas sanamente
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Promociona tus talentos artísticos o los de tu familia.
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Promueve tu negocio.
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Expresa y comparte con otros tus gustos por la música, el cine, el teatro, etcétera.
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Haz publicaciones positivas que te alienten a ti y a otros.
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Recuerda ser siempre muy prudente, evita, si te es posible, opinar acerca de cosas que no sean de tu incumbencia y recuerda ese viejo adagio que reza, “Si no tienes nada bueno qué decir, es mejor no decir nada”.
Me atrevería a decir que prácticamente todas las cosas en el mundo no son ni demasiados buenas ni demasiado malas; es decir, todo tiene ambas caras de la moneda, y las redes sociales no son la excepción. Aquí la buena noticia es que el ser humano posee la inteligencia para hacer de cada cosa algo benéfico para su vida y para la de sus seres queridos. No es posible evitar la evolución, el mundo cambia y se hace necesario adaptarse; solo se necesita mucha prudencia e inteligencia para no dejarse llevar por lo superfluo y lo banal.