El puerperio: la puerta que se abre tras el parto
Cuando nace un bebé, sabemos que es un milagro y un regalo divino de vida. Es importante también conocer lo que se abre además con su llegada.
Danitza Covarrubias
Cuando nace un bebé, sabemos que es un milagro y un regalo divino de vida. Solemos enfocar la información en la maravilla que es. Y sí, hay un gran regalo en esa nueva vida, pequeña, frágil, tierna, que nos conecta con lo increíble que es que de un hombre y una mujer surja un nuevo ser.
Tener un hijo, también tiene otro aspecto del que no se habla. Pocas mujeres y madres tienen conocimiento y comprensión del fenómeno psíquico que ocurre.
El cerebro se transforma
Ciertas hormonas se segregan, y transforman nuestro funcionamiento cerebral. La oxitocina llena nuestro organismo, y nos hace vincularnos de manera fuerte al recién nacido. Todo se enfoca a asegurar que podamos darle a la cría todo lo que necesita para sobrevivir. Incluso, según la neuróloga Dra. Sonia Mejía, algunas áreas del cerebro se simplifican para hacer más eficiente aquellas encargadas de maternar.
El alma se abre
La autora argentina Laura Gutman fue de las primeras mujeres que empezaron a nombrar lo que sucede a las mujeres emocionalmente en el puerperio.
“No solo es el cuerpo de la madre que se abre para dar espacio al cuerpo del bebé, sino también el alma se abre para dar paso a su ser”.
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Esta maravillosa mujer habla de cómo, a través de esta “ruptura del alma” es posible conectarse a las madres con las necesidades fisiológicas y emocionales de ese otro bebé. El alma también se convierte en el alma del bebé que ella alguna vez fue. Lo difícil es que, mucho de lo que nos ocurrió, no fue cobijo y amor, si no falta de maternaje, en mucho por el patriarcado existente.
La memoria celular regresa
Ciertos eventos activan memorias celulares que quedan grabadas y podrían no aparecer nunca. Uno de ellos es la maternidad. El parto, donde nace el bebé y también nace la madre, activa memorias e historias. Algunas propias, otras tantas de las mujeres anteriores. Memorias no visuales, no comprensibles, sino memorias emocionales. Muchas emociones que transita una mujer pueden ser una puerta maravillosa que puede abrirse hacia la sanación personal y al linaje materno.
La necesidad de ser sostenida
La cotidianidad de una madre se vuelve compleja. Poder abrazar, acunar, alimentar a un bebé, y a la par atenderse, atender un hogar, a veces otros hijos, e incluso una profesión, se vuelve una tarea titánica que requiere milagros.
En medio además de este caos, el cambio cerebral, la vulnerabilidad emocional dificulta aún más afrontar la realidad. Una mujer necesita de otras mujeres para poder maternar.
Costumbres antiguas de algunos pueblos y tribus que se ha perdido en la civilización y la vida citadina. Irónicamente, esta sensación de soledad quedará grabada nuevamente en la memoria celular del recién nacido, repitiendo la historia.
Sanar la propia historia
Como mencioné anteriormente, esta puerta, el puerperio, es una oportunidad para adentrarse a las profundidades del alma, de la historia, para sanar. Estas emociones y sensaciones, más la historia conocida pueden dar pistas para recorrer nuevos caminos, de historias no contadas, de historias no nombradas, pero sí vividas y registradas en la memoria emocional y celular.
Lamentablemente, se suele medicar a las madres, y también las madres no suelen compartir sus dolores emocionales por sentirse sumamente culpables de no estar disfrutando de su bebé, con dicha absoluta como en los anuncios de revista.
Recuperar la fuerza para sostener
El puerperio es también la oportunidad de conectar con otras mujeres, más viejas y sabias, que hayan atravesado su puerperio de manera consciente, que puedan acompañar a la mujer sin juicio en este fenómeno que se da al dar vida. Conectando con otras mujeres, y con las mujeres del propio sistema familiar, es como se puede también recuperar la propia fuerza para sostenerse y sostener la nueva vida.
El movimiento del sistema
La nueva vida siempre mueve a una familia. Es cómo si a un reloj que ya funciona, se pretendiera meterle una nueva tuerca o tornillo. Es prácticamente imposible. Se necesita volver a organizar todo el mecanismo e incluso tal vez solicitar más piezas para poder volver a hacer funcionar ese reloj nuevamente. Lo mismo ocurre cuando un nuevo miembro llega a una familia. Todo se reorganiza. la nueva vida no sólo es el nuevo bebé, es también la nueva organización de todo.
Todo esto anterior mencionado a veces requiere el acompañamiento profesional para poder adaptarse de manera sana a todos estos cambios que son inherentes y poco conocidos.
El camino de maternar
Cada vez más se nombra este suceso del puerperio. Hay tribus de mujeres, organizándose para sostenerse unas a otras. Se investiga, escribe y da más visualización de este tema. La necesidad para poder dar una mejor vivencia a la maternidad, y así también, una mejor experiencia al bebé en sus primeras etapas de vida es fundamental .
Un bebé que tiene una madre emocionalmente sana, sostenida, y con un grupo de mujeres con quienes compartir la maternidad, será una madre plena capaz de superar los obstáculos que afronta cada día con el crecimiento de su bebé.
Que esta maternidad consciente sea la semilla para que las nuevas generaciones lleguen a brazos de madres mujeres más conectadas.