Ella quería acunar a su hijo una vez más antes de que él muera, pero las cosas toman un giro totalmente inesperado
"Cuando los médicos nos dijeron que era probable que nazca muerto, lo comprendí, aunque había algo en mí que me hacía aferrar a la esperanza".
Fernanda Gonzalez Casafús
Renner es el tercer hijo de un matrimonio unido por el amor y la Fe. La alegría de la inminente llegada de otro bebé a la familia se vio opacada cuando, en un ultrasonido descubrieron que había noticias desalentadoras: una enfermedad que haría que posiblemente el niño nazca sin vida. Pero los médicos no tuvieron la última palabra.
Según el sitio NY Daily News, Karen y Brian Wollman sintieron cómo se les estrujaba el corazón cuando los médicos les dijeron que el niño que venía en camino, además de poseer síndrome de down, traía una enfermedad congénita llamada hidropesía, que hizo que su cuerpo se llene de fluidos. Los médicos les dijeron que el bebé probablemente no sobreviviría el nacimiento. Pero su madre no se dio por vencida ante tan negro panorama.
“Cuando los médicos nos dijeron que era probable que nazca muerto, lo comprendí, aunque había algo en mí que me hacía aferrar a la esperanza”, dijo Karen. Y no estaba equivocada, el tiempo se lo demostraría.
Un pronóstico fatal
Renner nacería muerto o, si lograba nacer con vida, sobreviviría algunos días. El diagnóstico era hidropesía fetal. Según el sitio Medline Plus, es una afección seria, que ocurre cuando se acumulan cantidades anormales de líquido en dos o más zonas del cuerpo de un feto o recién nacido. La hidropesía fetal a menudo ocasiona la muerte del bebé poco antes o después del parto. El riesgo es más alto para los bebés nacidos muy prematuros, o que estén enfermos al nacer.
Pero tanto Renner como su madre unieron sus fuerzas y cuando fue entregado a los brazos de Karen, tras una cesárea, a las 35 semanas de gestación, aún respiraba y ella supo que no bajaría los brazos. Los médicos estaban escépticos acerca de la superviviencia del niño, pues sus pequeños riñones habían comenzado a fallar y su organismo empeoraba con el correr de los días. Entonces le preguntaron a su madre si tenía un último deseo que cumplir antes de ver morir a su hijo.
Un último deseo antes de partir
Karen pensó que lo que más la haría feliz era acunarlo en sus brazos, en la silla mecedora que estaba esperándolos en su hogar. Así fue que, pacientemente, trajeron la silla al hospital y el bebé fue puesto en sus brazos para ser mecido por su mamá, tal vez por última vez,
Pero el milagro sucedió
“Me senté y lo mantuve en mis brazos ese día durante cuatro horas, y poco a poco, a partir de ese momento, empezó a mejorar”, dijo Karen a NY Daily News. Así, milagrosamente, Renner mejoraba día a día, y a sus 6 meses de edad y ante el asombro de todo el equipo de médicos, volvió a su hogar a disfrutar de su familia.
“Él es mi héroe”, dijo Karen. “Nunca me hubiera gustado que él soportase todo lo que ha pasado, pero aún estoy agradecida, porque me ha dado una perspectiva completamente nueva de la vida.” Para esta familia, sin dudas, cada latido de su hijo es un latido de gratitud hacia el cielo y la vida misma.
Brindar esperanza cuando todo parece perdido
La familia Wollman intenta que su historia se conozca a través de su perfil de Facebook, pues es un mensaje de esperanza para quienes pueden estar atravesando una situación similar.
Le dijeron que nacería muerto. Le dijeron que no viviría por muchos días. Le dijeron que se preparara para lo peor. Pero hoy, Renner está por cumplir 5 años, y el milagro forma parte de su vida cotidiana, pues el milagro florece en cada despertar.
Es cierto que los médicos saben, han estudiado para ello; pero la última palabra la tiene Dios. Nunca bajes los brazos cuando todo parece perdido. Cuando menos lo esperas, el milagro puede suceder.