Ellos se quejan de esto, pero si supieran lo saludable que es, nos imitarían
Esta actividad libera el alma y te ayuda a ser más saludable y feliz. (Y los hombres deberían hacerlo más a menudo).
Erika Patricia Otero
Si algo nos distingue de los hombres, es nuestra capacidad de siempre encontrar un tema del cual hablar. Debo admitir que me gusta hablar; sin embargo, hay mujeres que en serio disfrutan de esta actividad.
Hace unos años, compartí habitación con una chica que yo hubiera jurado que si le tapaban la boca, le hubieran salido pequeños letreros. Era increíble su habilidad por contar cada cosa que le pasaba con el más mínimo detalle. Yo a veces llegaba a un punto de tal agotamiento mental, -que sin querer- me dormía mientras ella me contaba sus anécdotas.
¿Qué hay detrás de nuestra afición por hablar?
Lo cierto es que en mayor o menor medida, a nosotras las mujeres nos encanta hablar y contar todo con minucioso detalle. Pero tras este fenómeno, hay ciertas cosas interesantes que deberías saber:
1 Conexiones cerebrales
Las mujeres tenemos un mayor número de conexiones cerebrales entre los dos hemisferios. Esto hace que sea mucho más fácil para nosotras hablar y realizar otras actividades al mismo tiempo.
Además de esto, las fluctuaciones neurológicas nos ayudan a expresar nuestras emociones de manera verbal o escrita.
Algo interesante es que el lenguaje activa los centros de placer en nuestro cerebro, aun más cuando se trata de expresar nuestros afectos y desventuras amorosas, y cuando hallamos a otra mujer que sea capaz de escucharnos y responder de manera activa, nos entusiasmamos mucho más.
2 Las capacidades y habilidades entre hombres y mujeres son muy diferentes
A nosotras nos es atribuido una mejor intuición, memoria, análisis e incluso un mayor desarrollo del lenguaje. Por el contrario, a los hombres les va mucho mejor en áreas como coordinación física y motora, matemáticas y manejo espacio tiempo.
3 La “química” de nuestro cuerpo juega a nuestro favor
Desde niñas, los estrógenos ayudan a que las conexiones cerebrales que tienen que ver con el lenguaje se activen. Es a causa de esto que nosotras estamos mejor preparadas para llevar a cabo conductas simbólicas y vocales.
Añádele a lo anterior que en nuestro organismo hay una mayor presencia de proteína FoxP2 (un 30% más). Esta es conocida como la proteína del lenguaje.
4 Hablar ayuda en áreas que jamás imaginaste
Hablar nos ayuda a liberar estrés, no buscamos respuesta a los problemas, solo aligerar la carga. Además, facilita la capacidad para leer emociones y estados de ánimo de los demás.
Cuando hablamos ponemos de manifiesto lo que sentimos; pero si hay algo mucho más interesantes es que hablar puede ayudarnos a tener una mayor satisfacción íntima; esto según las conclusiones a las que llegaron investigadores del Instituto Weizmann de Israel.
Hablar también puede ayudarte a ser más longevo, según la ciencia
Un estudio llevado a cabo por el Instituto Einstein explica que cuánto tiempo vivas puede ser más una cuestión de actitud que de genética. Según esto, si eres una persona más extrovertida u optimista, tu calidad de vida será mayor y por lo tanto serás más feliz y vivirás más y de mejor manera.
Otro dato interesante es el expresado por el psiquiatra Luis Rojas Marcos. Él en su libro Somos lo que hablamos explica que para vivir más y mejor, las personas deberían hablar un promedio de 15 mil palabras por día (las mujeres podemos llegar a 20 mil palabras y los hombres solo logran 7 mil).
Según el experto, hablar te mantiene más estable mental y emocionalmente y no es rigor hacerlo con otra persona, puedes hablar tanto con tus mascotas como con tus plantas y hasta solo. ¿Por qué no?
Hablar es genial, pero escuchar es mejor
Ya sabemos que hablar es un acto liberador que de cierta manera mejora la calidad de vida de toda persona en general. Y aunque esto sea muy cierto, también lo es el hecho de que muchas veces también necesitamos ser escuchada/os.
En ocasiones las mujeres no solo necesitamos hablar, requerimos de alguien que interactúe con nosotras. Deseamos saber qué piensa respecto a lo que estamos comentando; esto para hallar un punto medio o una visión objetiva de lo que nos inquieta.
De igual manera nosotras no solo somos “seres productores de verborrea incesante”; también gustamos de escuchar atentas lo que alguien necesite decir.
La realidad es que al estar dotadas de la capacidad para expresar vocalmente nuestras emociones, también somos capaces de leer las de las otras personas. Con esto podemos llegar a una mejor comprensión de cómo se sienten los demás; como que empatizamos más con ellas, y por esto podemos ser más eficaces al momento de expresar una solución a los problemas de otros, o simplemente ser útiles al momentos del “acto liberador del desahogo”.
Yo te invito a que sigas disfrutando de tu capacidad para hablar de lo que piensas, sientes o se te ocurre respecto a un tema; pero también a que seas más consciente de las necesidades que tienen las personas alrededor de ser escuchadas.
Tu esposo o tus hijos pueden no hablar tanto como tú, pero también lo necesitan. Incentívalos para que se abran contigo, puedas escucharlos y ayudarles a descargar sus penas. Incluso, procura que sepan que aunque no lo deseen, tú estarás ahí dispuesta a escucharlos y hablar de lo que necesiten sin temor a ser juzgados.