En cámara lenta: 2 consejos para disfrutar de nuestros chiquitos
Como mamás podemos sentir que hacemos todo deprisa terminando exhaustas y perdiéndonos de momentos con nuestros pequeños. El ir en cámara lenta nos ayuda a disfrutar de nuestros pequeños y nuestro rol de madre mucho más.
Denhi Chaney
En una cultura en donde ir despacio o apretar el botón de pausa parecieran ser delitos, es entendible que queremos ser productivas, y sacarle provecho a cada segundo que tenemos durante el día. Esta es una meta honorable, pero presenta un pequeño problema: el ser productiva casi siempre implica el intentar hacerlo todo. Todo, implica la casa, el trabajo, los niños, nuestra propia salud, esposo, hogar, escuela y muchas cosas más. Al final del día nos podemos dar cuenta que el intentar ser tan productivas nos termina dejando exhaustas y preguntándonos si nos podemos estirar un poco más, nos sentimos como muy poquita mantequilla que se intenta untar en toda una bandeja de pan. Lo más triste de la situación ocurre cuando nos damos cuenta que nuestros niños están haciendo algo nuevo y nunca nos dimos cuenta cómo lo aprendieron ni cuándo.
La verdad universal que cada mamá debería de internalizar es que es imposible hacerlo todo y sobrevivir como persona, es imposible hacerlo todo y no perderse de momentos con nuestros niños. Hay beneficios cuando decidimos bajar la velocidad y hacer las cosas en cámara lenta. Siempre hay un mañana para terminar de lavar la ropa, sacudir, o planchar; pero el mañana no existe para esos primeros pasos, primeras palabras, sonrisas, aplausos, y todas las pequeñas cosas que solamente se notan cuando nos tomamos el tiempo de notarlo. Cuando estamos corriendo nuestra percepción de las cosas pequeñas disminuye drásticamente, y si añadimos estrés, esos pequeños tesoros desaparecen. A continuación se presentan dos consejos sencillos que nos ayudan a bajarle la velocidad a nuestro estilo de vida para disfrutar más de los momentos que nuestros pequeños nos ofrecen.
1. Aprieta el botón para pausar
Podemos disfrutar mucho más a nuestros pequeños – especialmente en los días largos y difíciles – si nos detenemos un poco para observar lo que dicen, lo que hacen, y la forma en que nos observan. Nos daremos cuenta de esos pequeños tesoros que hacen nuestro trabajo mucho más fácil.
2. Observa los tesoros que nos quieren enseñar
Esos pequeños tesoros consisten en ver que recogen una basurita del piso y la tiran en donde se debe, observar sus zapatos y los tuyos admirando la diferencia de tamaño, una sonrisa cuando tú les estás preparando su comida, ver cómo su cabellito se mueve cuando corren, cómo su sonrisa hace que los ojitos parezcan estrellitas, la sensación de firmeza cuando te toman de la mano, cómo exhalan cuando los abrazas sabiendo que están seguros contigo, cómo escuchan detenidamente cuando empiezas a cantar, cómo comparten sus juguetes con otro niño entre muchas otras que nos perdemos cuando andamos con prisa.
Aunque existen muchas cosas más que podemos hacer como mamás para asegurarnos de saborear los momentos, el pausar y observar son muy importantes para detectar estos momentos tan ricos. La próxima vez que veas la pila de platos sucios, o de ropa o las miles de pilas de cosas que necesitan nuestra atención, decidamos movernos en cámara lenta y disfrutar de nuestros pequeños y esos momentos que valen oro.