En la educación con tus hijos, sé coherente con tus palabras

La escritura dice: "No mires la paja en el ojo ajeno, mira la viga en el propio". Si deseas saber más al respecto, debes leer el siguiente artículo.

Erika Otero Romero

Es una regla de convivencia humana que respetes a los demás tanto o más de lo que te gusta que te respeten. ¿A qué viene esto? Bueno, no te ha pasado que alguien te dice: “oye, y ¿por qué no le pones voluntad y dejas de fumar? Recuerda que es malo para la salud”. Luego, pasados los días encuentras fumando a la misma persona que te “aconsejó” que dejaras de hacerlo. ¿Cómo te sientes? Es más, ¿qué piensas de esa situación?, con seguridad sientes que te ha defraudado, o peor todavía, que están predicando algo que ellos mismos no hacen.

Como puedes ver, es una situación compleja que incluso te puede suceder a ti mismo y aunque sea algo difícil de creer también ocurre dentro de las familias; eso es algo que nos lleva a pensar ¿qué derecho moral tiene alguien para decirle a un ser querido qué hacer o qué no cuando este hace lo que critica?

Sé coherente con tus palabras

Bien, puede ser que entres en un conflicto de intereses. Que una persona haga lo contrario de lo que te aconseja hacer no la hace mala persona o alguien hipócrita, eso solo te demuestra que está en un estado de incoherencia; es decir, lo que piensa no está en armonía con lo que hace y tampoco con lo que dice, y si te digo que pasa más veces de las que puedes darte cuenta, te asustarías.

Te puedo asegurar que a ti y a tus seres amados les ha pasado a diario, y se requiere de mucha atención, voluntad y sobre todo se trata de estar consiente de tus actos, para ir corrigiendo esa manía de ver lo malo en la vida de los demás pero no poder verlo en la propia, o como dice la escritura: “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio” (Lucas 6, 41-42)

Puede que la situación no te parezca tan importante, pero si lo piensas con calma, imagina que tus hijos te descubran en una mentira y que cuando quieras corregirlos, te digan: “pero mami, tú dices mentiras” creo que la vergüenza no te cabrá en la cara.

Advertisement

De seguro ahora te das cuenta que sí es importante practicar lo que predicas. A continuación, te dejo unas opciones que te pueden ser útiles para corregir poco a poco esa situación y así no “enviar” información de valor, errónea a tus hijos.

1. Deja de criticar

No hay justificación para pasar viendo con “ojo evaluador” lo bueno, lo malo y lo feo que hacen, dicen o como lucen las otras personas. Antes que nada procura ver tus propias faltas para poder ser ejemplo a seguir.

2. Corrige de a poco tus errores

Es de la única manera que se puede cambiar y llegar a ser un ejemplo. Si fallas una vez, no te rindas, insiste hasta que lo logres.

3. Sé consiente sobre como actúas, de lo que dices y sobre todo de lo que haces

Sí se puede, además de ser una manera efectiva para estar al tanto del aquí y el ahora que cada ser humano debe tener en cuenta para sacar el máximo provecho de cada experiencia que le de la vida.

Por último recuerda, no basta con aparentar ser ejemplo de integridad, debes ser ejemplo de integridad para tus hijos y todos tus seres amados, es la única manera de ser mejor padre cada día de tu vida.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.