¿Eres su amiga, su esposa, o algo peor?

Una mujer nunca debería rebajar su condición femenina a recibir la atención o afecto de un hombre. Cualquier mujer merece lo mejor y no ser la segunda o tercera opción de alguien.

Emma E. Sánchez

No voy a cuestionar las razones, motivos o situaciones que te llevaron a convertirte en algo que no te convence del todo con tal de estar cerca del hombre que amas profundamente. Y es que, por diversas circunstancias, a veces, sin darnos cuenta, nos vemos atrapadas en situaciones que no son las que deseamos pero que, a final de cuentas, aceptamos por pensar que sería peor no tener nada; sin embargo, en el fondo de nuestro corazón no estamos tranquilas, y mucho menos somos felices.

Con seguridad has escuchado historias al respecto, o sabes de alguna mujer que sacrificó su vida por un hombre que nunca la amó. Algunas se convierten en las mejores amigas, siempre leales, dispuestas, confiables y respetuosas de la vida que “el amor de su vida” decide tomar; mujeres de este calibre lo animan y apoyan para que le pida matrimonio a quien lo ama y la alegría de él es la dicha de ella.

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Hay otras, las más afortunadas, que aman y son amadas y su mundo está completo; pero hay algunas más buenas mujeres que, buscando el amor, lo encuentran, mas infortunadamente en hombres que nunca podrán ofrecerles la plenitud de la felicidad en pareja porque ya están comprometidos o casados.

Si estás en este último grupo y tu corazón y tu mente pelean porque no sabes qué hacer, te invito a que reflexiones en los siguientes puntos, tal vez alguno de ellos te ayude a tomar una decisión:

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Deberás progresar sola

Cuando se opta por ser la “otra”, firmas el contrato de vivir en la oscuridad, en las sombras, relegada; por lo tanto, muchas situaciones que te hacen feliz deberás vivirlas y experimentarlas a solas, en secreto. Tendrás tiempo que deberás saber aprovechar, pues tu tiempo dejará de ser tuyo para ponerlo a disposición de él, para verte o estar contigo bajo sus propios términos.

Vivirás ocultándote y ocultándolo

Ocultándote de su familia, de sus hijos; es posible que alguien de su extrema confianza sepa de ti, pero tu seguridad estará supeditada a sus deseos, tiempos y modos de vida.

Ocultándolo porque tal vez tu familia no lo acepte, condene lo que están haciendo y lo rechacen. Lo mismo, tal vez algunos de tus amigos cercanos sepan de él, lo traten y lo reciban, pero a sabiendas de que él tiene otra familia a la que pertenece.

No habrá la familia de tus sueños

Tener niños es una opción muy arriesgada y si llegaran, amiga, la educación y formación recaerá cien por ciento sobre ti: los criarás sola, él te ayudará en algunas ocasiones con tiempo o dinero, pero no más, acuérdate que él ya tiene sus hijos y sus propios compromisos.

Las emergencias, los festivales escolares, los paseos, el primer diente y miles de cosas especiales no podrás compartirlas con él. La mayor parte del tiempo te irás a la cama sola y al amanecer, enfrentarás la vida por ti misma porque sabes que la mayoría de los hombres casados no se divorcia, no deja a su familia por su amante.

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Este es tu nuevo mundo

Uno muy frágil, pues existirá mientras la esposa no se entere de tu existencia, porque una vez que te descubra tu relación con su esposo tiene los días contados. Pero no vendrá a ti, irá hacia ella. Ella, la esposa, es a quien la sociedad y la familia acepta y respeta, es la madre de los hijos legítimos, la socia económica y la heredera a su muerte.

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Ella puede hacerle “dramas” y pelear, tú no. Tu trabajo consiste en amarlo, en consentirlo, en siempre estar dispuesta, disponible, atenta, mantenerte en segundo plano y bajo ninguna circunstancia molestar a su familia. Si lo presionas, lo acorralas o le insistes un poco más, él probablemente te dejará por alguien que fortalezca su ego y ponga en segundo plano sus intereses personales, su persona, su tiempo y su dignidad como tú un día lo hiciste.

Pregúntate, ¿vale la pena?

Alguien muy amada para mí vivió muchos años así como lo he relatado. Algunos días fue feliz y muchos otros, muy infeliz. Su relación fue de casi veinte años en la oscuridad y un día, cuando se dio cuenta de todo lo que se había perdido por aferrarse a alguien que no la valoraba lo suficiente como para darle el lugar más importante de su vida, lo dejó. Unos cuantos meses después llegó a su vida un hombre muy especial que la amó con todo su corazón y le ofreció un hogar, una familia y una vida a su lado. Estuve en su boda, ella lució radiante, la luz de su rostro lo decía todo: era una mujer plena y feliz. Ella, como tú, nació para tener una vida gloriosa y brillante, no para estar en la oscuridad. A veces nada más es cuestión de esperar un poco más y no conformarse con menos de la felicidad que mereces.¿

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.