Eres su esposa, ¡no su madre! 6 ERRORES que pueden DESTRUIR tu relación

Cometer estos errores y NO darse cuenta, es más fácil de lo que piensas. Descubre si es tu caso y TERMINA con ellos, antes de que destruyas tu relación.

Emma E. Sánchez

No cabe duda de que resulta un tanto extraña la manera de pensar de algunas mujeres. Digo esto porque no es una, sino muchas, quienes lastimosa y sinceramente se quejan de lo mucho que trabajan en casa, la oficina, cuidando los hijos y atendiendo al esposo. Sin embargo, al revisar cada una de las razones de su agotamiento y frustración encontramos que están haciendo todo solas y no permiten que nadie, inclusive sus maridos, les ayuden, al contrario, hacen lo que ellos bien podrían hacer por sí mismos y en apoyo de la familia.

¿Cómo evitar que esto suceda y hacer que nuestros esposos colaboren en casa, se responsabilicen, ayuden con los niños y tomen su lugar como varones? Hace algunos años no se podría considerar que el trabajo de un hombre o de un padre de familia incluyera cuidar a los hijos, preparar comida o ayudar en las labores de casa. Afortunadamente, las cosas han mejorado y ahora muchos se integran de muy buena manera a la vida en familia.

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No colaboran los machistas y aquellos a los que su esposa no se los permite. ¿Es de creerse? Y de este segundo grupo es del que hablaremos en esta ocasión. Y para ello te presento seis ideas que tal vez podrías comenzar a poner en práctica a fin de que veas aligeradas tus cargas:

1. Tareas para él

Todo es más fácil y sencillo cuando lo compartimos con quienes amamos. Desde los deberes de casa hasta los más grandes problemas de la vida son más llevaderos cuando todos cooperan. Tu esposo es el primer brazo fuerte en el que puedes confiar, acércate a él, platiquen, hazle saber que lo necesitas y que su apoyo es muy importante para ti y la familia.

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2. Deja que se responsabilice

Un error que con frecuencia cometemos las mujeres es pensar y dar por hecho que el hombre no es capaz de realizar tareas domésticas o cuidar de los hijos, que eso “no va con él”. Una mujer se quejaba con amargura de los problemas de comportamiento que debía resolver sola con su hija adolescente, entonces recurrió a su esposo y le pidió que se le acercara para platicar. Al principio, el hombre no quería hacerlo, no sabía cómo, ¡nunca había tenido que tratar esos temas con sus hijos, y menos con una hija! La esposa confió en él y lo dejó hacerse cargo de la situación. Al tiempo, padre e hija habían desarrollado una buena relación y los problemas de la adolescencia pasaron. Esa jovencita necesitaba a su padre.

3. Nada de regaños

De las muchas cosas que las esposas debemos dejar de hacer es regañar a los esposos, porque ¡no son unos niños! Y mejor aún, ¡no es nuestro hijo pequeño a quien debamos corregir! Busca otras maneras para decirle que no estás de acuerdo con algo. Habla con él, razonen, pero no lo regañes como se hace con un chiquillo, por favor.

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4. No lo castigues

Si regañarlo ya es inapropiado, ¡imagina castigarlo! Así como lo lees, hay mujeres que castigan a los hombres sin dirigirles la palabra, haciéndoles groserías, u obligándolos a pasar vergüenzas, negándoles intimidad, derrochando los recursos económicos de la familia y cosas todavía peores. No lo castigues, es un adulto, trátalo como tal.

5. No pienses o decidas por él

Por más que te cueste, por más rápido o mejor que tú lo puedas hacer, deja que él haga las cosas, que él decida y apóyalo con buen ánimo. Platiquen y lleguen a acuerdos. No olvides que ¡los dos son adultos!

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6. Dale su lugar

Criticarlo en público, hablar mal de él con los hijos, desacreditarlo o hacerlo ver como alguien menor, menoscaba su espíritu y tú no te engrandeces, al contrario, te vuelve mezquina y soberbia.

Un buen matrimonio se conforma de muchísimas piezas y una de las principales es justamente el respeto. Anima a tu esposo a tomar su papel, respeta su condición de hombre y disfruten de su vida matrimonial al cien por ciento.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.