¿Eres una mujer felizmente casada?
¿Eres una mujer felizmente casada? Me preguntaron alguna vez, ni siquiera lo pensé para contestar que sí, pero la verdad es que en aquel momento la respuesta correcta era NO.
Yordy Giraldo
Creo en el matrimonio, creo en la familia, pero sobre todo creo en el amor. Sin embargo muchas veces el amor se vuelve una carga, especialmente para nosotras las mujeres a quienes se nos dice que una buena mujer ha de ser obediente, debe ser soporte en todo momento de su hombre, ha de ser hogareña, dispuesta a la maternidad y sacrificada por su familia.
Y no es que sea necesariamente malo el que una persona actúe así, de hecho en el fondo todos soñamos con encontrar a alguien dispuesto a eso y más por nosotros, y en la medida en que todo eso se dé de corazón no hay pecado en ello. Las aguas se enturbian cuando supone una obligación a costa de nuestra propia felicidad.
Cuando la virtud de una mujer se mide con la vara de estereotipos que las someten lejos de ser luz se vuelve obscuridad, peor aun cuando esa vara somos nosotras mismas, que siendo nuestra obligación primera amarnos aceptamos acabar convertidas en fantasmas consumidos por el amor.
¿Eres una mujer felizmente casada? Me preguntaron alguna vez, ni siquiera lo pensé para contestar que si, pero la verdad es que en aquel momento la respuesta correcta era no. Dije si porque no quería tener que admitir las muchas fallas presentes en mi relación, no quería decir en voz alta lo que en silencio yo sabía, no era feliz y la culpa era mía. No porque fuera mala, era si se vale decirlo, demasiado buena.
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Cómo ser una “buena esposa” te hace una mujer infeliz
No tener vida propia
No importa que vivamos en pareja, somos seres individuales, y es necesario que disfrutemos de esa individualidad sin culpas y sin miedos. Date tus espacios, y procura enriquecer tu vida con experiencias que te satisfagan y den sentido a todo lo que te rodea. Ten confianza en ti, esfuérzate por tus sueños, y sobre todo quiérete.
No tener voz
Amar no significa menospreciar nuestro valor. Para ser una buena esposa no debes decir que si a todo todo el tiempo. Si existen divergencias es importante conciliarlas, pero de ninguna manera silenciarnos es la opción, debe existir un equilibrio porque de lo contrario correremos el riesgo de perder nuestra voz.
Que tu felicidad vaya en función solo del otro
No hablo de esa felicidad que es alegrarse de las cosas buenas que le suceden a nuestra pareja, sino de esa otra que significa que sólo podemos ser felices en la medida de que él lo es. Y créeme eso de ninguna manera es ser realmente feliz, sino que es la prueba más fehaciente de nuestra dependencia y poco amor propio.
Aceptar que te lastimen
Hoy día sabemos que la violencia se manifiesta de diferentes maneras y que está mal, sin embargo no siempre ha sido así. Durante mucho tiempo se vio a la violencia como un derecho de los hombres sobre las mujeres, e incluso persisten comunidades y hogares con esta mentalidad. Vivir en una relación violenta, aceptarla no te hace una buena esposa, te hace infeliz.
Estar felizmente casada es encontrar en el otro el respeto a nuestra propia intimidad e individualidad. Es tolerancia, comunicación respetuosa, es hacernos responsables de nosotros mismos. No trata de cargar con la otra persona o sus sentimientos, estar felizmente casada es en resumidas cuentas estar casada y ser feliz.
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