¿Es correcto ser amiga de mis hijos? Estos consejos te darán la respuesta
Sin perder autoridad, pero con empatía y confianza mutua. ¿Se puede lograrlo?
Adriana Acosta Bujan
Con el transcurrir de la historia, la relación entre padres e hijos ha venido dando giros radicales en términos de jerarquías e imposición de autoridad. Antes, los padres, que eran la cabeza principal de la familia, se encargaban de dar órdenes que debían obedecer y respetar los hijos y las madres tenían la función de ser amorosas y sumisas.
Hoy por hoy, las familias han cambiado sus roles y creencias en la manera de cómo criar a los hijos. Por lo tanto, cuando nos convertimos en adultos y padres, deseamos fervientemente ser los mejores amigos de nuestros hijos, para ayudarlos en el desafiante camino de la vida; con la idea de dejar atrás la rígida estructura familiar de los hogares tradicionales.
Muchos factores influyen en la idea de convertirnos en amigos, por ejemplo, la falta de tiempo que tenemos con los hijos, debido a las responsabilidades asumidas, hace que deseamos reemplazar ese tiempo a través de un modelo de compensación. Por lo que dejamos de ser estrictos, evitando las normas o los castigos.
¿Amiga o madre de tus hijos?
Los padres deseamos establecer una relación cercana con los hijos de una manera amigable, que nos permita saber: cómo están, qué piensan, cómo se sienten, cuáles con sus preocupaciones, gustos, amistades entre otras cosas.
Una investigación afirma que los hijos cuando son educados con la idea de “ser amigos”, aumenta en ellos su autoestima y se vuelven más autosuficientes; todo lo contrario cuando son criados con autoridad.
Sin embargo, algunos expertos opinan que “ser amigo de los hijos” puede llevarnos a perder la autoridad o esa figura de padre o madre que ellos necesitan imitar, ya que les impedirá desarrollar su seguridad emocional.
Lo que podemos hacer con estas dos ideas contradictorias, es no olvidar que debemos ser coherentes, firmes y a la vez amorosos con los hijos.
¿Cómo lograr crear vínculos fuertes con los hijos para fomentar la amistad?
El psicólogo Samuel Merlano, afirma que el concepto de amistad está vinculado con la afectividad y confianza, por lo que es probable crear vínculos fuertes con ellos, sin la necesidad de ser autoritarios o demandando obediencia. La idea principal es crear empatía con los hijos, para que ellos abran su corazón y compartan sus sentimientos.
Por lo anterior te comparto estas ideas:
Platica sobre tus propias experiencias
Para lograr que tus hijos tengan confianza plena en ti, debes trabajar con la empatía, compartiendo tus propias experiencias. Por ejemplo: ¿Cómo enfrentaste los desafíos o situaciones difíciles?, ¿Qué te preocupaba?, ¿Cuántas veces te rompieron el corazón?
Debes recordar lo que hacías a su edad y observar con atención cuáles son las cosas que les gustan hacer, qué problemas o dudas pueden tener. Con esa información abrirás una puerta hacia la confianza.
Escúchalos con atención
Es común que los padres dejemos de prestar atención cuando los hijos hablan como torbellinos, platicando o repitiendo todo lo que aprenden o les llama la atención. Puede ser que pensemos que sus conversaciones no tienen mucho peso con respecto a su educación, por ser pláticas fantasiosas o con contenido pobre.
Sin embargo, todo lo que ellos suelen platicar, nos da un referente de cómo ellos perciben la realidad, sus ideas, pensamientos y opiniones, así como la manera en cómo pueden resolver los problemas.
Por lo tanto te recomiendo dejar a un lado lo que estés haciendo y escuchar con atención, sin olvidar proporcionar tu punto de vista al respecto, como una manera de apoyo y guía. Al hacerlo tus hijos se sentirán importantes y especiales, dando paso a una amistad.
Reglas y límites
La estrategia para ser amigo de los hijos no significa que debemos dejar de corregir sin límites o reglas, o ser tan permisivos. La manera de lograrlo se basa en la comunicación, tratando de llegar al convencimiento de su aplicación, dando paso a una discusión o participación de ideas, dejando que ellos expresen sus razones o argumentos.
Analizar las peticiones de los hijos y estar dispuesto a ceder en algunos casos, fomentará la confianza en ellos hacia nosotros. En caso de que sus ideas no sean las más viables, podemos expresarle nuestra preocupación, explicando por qué debe hacer tal cosa.
No impongas tus ideas
“Tienes que hacer tal cosa”, “Estas equivocado”; es común escuchar decir a los padres estas frases, ya que el amor por los hijos hace creer que ellos son inmaduros e incapaces de tomar decisiones por sí solos.
Por lógica, eso alejará a tus hijos de pedirte opiniones, ya que de una u otra forma estarás exponiendo tus ideas. Deja que ellos tengan la libertad de elegir lo que es correcto o no, siempre con tu guía y consejo como base, de esa manera aprenderán de sus errores. Al hacerlo ellos tendrán más confianza de platicar contigo con respecto a sus decisiones o soluciones que hayan tomado o tomarán en cualquier situación.
Pide disculpas
Para crear empatía con los hijos, tenemos que ser humildes y reconocer cuando nos hemos equivocado, así ellos entenderán que nadie es perfecto. No se trata de debilidad sino de enseñar valentía al reconocer los errores. Es válido decir “Hijo me equivoque pero aprendí que…”.
Si pides perdón a tus hijos estarás fomentando confianza y sobretodo enseñando herramientas que son fundamentales para enfrentar la vida.
Supervisión y libertad
Hoy en día por el uso de la tecnología (internet y redes sociales), es mucho más sencillo saber qué es lo que hacen los hijos cuando no estamos presentes. Para ganarse la confianza de ellos debemos aprender a respetar su privacidad como lo haría cualquier amigo.
Sin embargo, no olvidemos que seguimos siendo los padres que se preocupan por la seguridad de los hijos y como tal, tenemos que establecer límites y reglas, en cuanto al tiempo y uso de navegación, para así brindarles una orientación y guía, ya que son expuestos a muchos peligros.
Es válido revisar el historial (actividad en las redes sociales), cuando detectemos que los hijos han cambiado su comportamiento; como una manera de prevención, sin llegar a invadir su privacidad. Me refiero a que no todos los días o cada minuto te metas a indagar, al contrario guíate por tu instinto materno, observando las conductas extrañas que puedantener tus hijos.
Por fortuna podemos convertirnos en los mejores amigos de nuestros hijos, sin perder autoridad. ¡El secreto es la comunicación, la confianza y empatía!