¿Es posible revivir mi matrimonio?

Cuando se cierran todas las puertas y en el matrimonio damos el adiós definitivo, ¿es posible aún dar vuelta atrás?

Marilú Ochoa Méndez

“Resucitar un matrimonio” es una frase fuerte que, al escucharla, nos hace inferir que una relación está completamente muerta e incluso enterrada. Si bien suena imposible dicha tarea, cuando los medios humanos se han agotado siempre existe la opción de pedirle ayuda a quien todo lo puede: Dios.

Déjame relatarte un pasaje de Biblia. Lázaro, buen amigo de Jesús de Nazaret, había muerto, incluso su cuerpo empezaba a oler mal, debido a que habían pasado cuatro días desde entonces. María, hermana de Lázaro, le reclamó a Jesús haber llegado cuando ya no había nada qué hacer, a lo que Él le respondió: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” (Juan 11: 40). Entonces Jesús, luego de agradecer a Su Padre que siempre lo escuchara, clamó: “¡Lázaro, ven fuera! Y el que había estado muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle ir” (Juan 11: 43-44).

Son muchos los casos de matrimonios sin esperanza que han podido superar problemas como infidelidad, falta de amor, resentimiento e incluso violencia, confiando en que la palabra de Jesucristo tiene el poder de cambiar vidas.

Si tu matrimonio está muerto, seguro han pasado ya más de cuatro días y has sufrido las consecuencias desagradables y dolorosas que esta situación trae consigo: soledad, frustración, tristeza, problemas con tus hijos, baja autoestima. La muerte de Lázaro era también definitiva para Martha y María: habían visto su sufrimiento y estuvieron ahí cuando al fin cerró sus ojos. Incluso, lo habían enterrado y pensaban que todo había terminado, sin embargo, no fue así.

¿Qué hacer cuando sentimos que ya no queda esperanza?

En situaciones como esta, frecuentemente sentimos la tentación de pedirle a Dios en oración, que atienda y responda a nuestras súplicas de la manera en que deseamos. Generalmente, esto nos hace sufrir mucho, ya que si las cosas no suceden como esperamos, a veces hasta perdemos la esperanza de que puedan mejorar en algún momento. La solución a esta situación es continuar orando y esperar.

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Lo que me gustaría proponerte en esta ocasión, tiene que ver con una analogía con el árbol de bambú chino. Cuando se siembra la semilla, luego de abonar la tierra y regarla, parece que no sucede nada ¡durante siete años! Sin embargo, transcurrido este tiempo el árbol puede crecer decenas de metros ¡en tan solo seis semanas! La clave para que esto suceda, está en la constancia del sembrador.

¿Quieres de verdad recuperar a tu pareja?

Ocurre que algunas veces las personas queremos algo, pero no con las ganas suficientes y al primer conflicto solemos “tirar la toalla”, como suelen decir. La pregunta del millón es: ¿deseas con todo tu corazón lograr aquello que te has propuesto? ¿Tanto como un niño quiere los brazos de su madre y llora para llamarla e incluso la jala para que lo reciba en su regazo? Si es así, es preciso demostrarlo, orar mucho pidiendo que Jesucristo se acerque a tu corazón y al de tu pareja.

¿De qué manera hacerlo?

Comienza por las mañanas, agradece y pide que tu corazón y el de tu pareja sean suavizados después de los conflictos y desgastes propios del día a día. Procura dedicar un tiempo para leer las Escrituras, asiste a la Iglesia y lee libros que te reconforten y hagan sentir fortalecida y más cerca de Dios.

¿Te estás haciendo falsas esperanzas, al ansiar que resucite tu matrimonio?

¡No! Es justamente lo contrario: si nos resignamos al mal que sufrimos y al mal que existe en el mundo, nuestro corazón puede amargarse. Es preciso luchar por las cosas que verdaderamente valen la pena, como la familia.

¿Y si no funciona?

Dios tiene modos misteriosos de actuar. Es probable que ores durante mucho tiempo y que tu marido y tú vuelvan a estar juntos. Pero también —lo sabes— es probable que no. La inversión —orar y mantenerte cerca de Dios— vale mucho la pena. Sanar tu corazón y acercarte al Creador, nunca te dejará con el corazón triste, sino que te impulsará a ti y a tu familia hacia la sanación.

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Hasta ahora te he hablado del poder que tiene la oración y cómo puede ayudarte en la vida. Quiero también recordarte algo: es importante que en este proceso, tu diálogo sea con tu pareja. Tus amigas, el psicólogo y tu madre te aconsejan, pero solamente tú con tu pareja podrán resolver esta situación; solo ustedes sabrán qué perdonan, con qué pueden lidiar y si vale la pena estar juntos.

Si quieres ampliar la reflexión, te invito a leer: Cómo salvar un matrimonio encaminado al fracaso

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.