Es tiempo de aceptar que la felicidad de los demás no depende de ti
Intenta realizar estas cosas para liberarte de una vez por todas del sentimiento de culpabilidad al no lograr hacer feliz a los demás.
Adriana Acosta Bujan
Es común desear que todas las personas que amamos sean felices, los hijos, el esposo, los padres, los amigos y todo aquel que nos rodea; sin embargo, es complejo hacer de ese deseo se convierta en realidad, ya que muchas de las cosas que nos suceden en la vida no las podemos controlar. Por lo tanto llegará a invadirnos un sentimiento de culpabilidad y tristeza en el corazón al ver sufrir a los que amamos.
Por más esfuerzos o sacrificios que se realicen para complacer a los demás, las personas a nuestro alrededor se encontrarán tristes e infelices, ya que es parte de la vida, de crecer, de madurar y aprender. De hecho, el término felicidad es muy subjetivo, lo que significa que para una persona puede ser algo muy distinto que para otros; por tal razón, hacer que los demás sean felices no siempre es posible.
Tal vez puedas contribuir a que todo el mundo tenga experiencias agradables y significativas en sus memorias; incluso siempre procurarás que se sientan alegres, sonrientes y conservando actitudes positivas ante cada adversidad; pero eso solo será por un lapso de tiempo, ya que lamentablemente la felicidad no es duradera o eterna. Con esto me refiero a que ser feliz solo se da en ciertos momentos o circunstancias de la vida, además es un deseo que siempre estamos buscando.
Un granito de culpabilidad
Muchas mujeres conocemos qué cosas pueden hacer felices a nuestra familia; puede ser una deliciosa comida, un obsequio inesperado, un viaje o simplemente consentirlos a todos, todo el tiempo, dándoles atención y cariño; eso causa muchas veces desvivirnos por ellos. Lo lamentable es que dejamos de pensar en nosotras mismas, sacrificando tiempo, gustos o cualquier otra cosa con tal de verlos felices.
Es ahí donde se genera la culpa y el sentimiento de insatisfacción, ansiedad y melancolía en uno mismo, afectando nuestra seguridad, confianza y autoestima; lo que poco a poco generará frustración plena. Entonces ¿qué debes hacer para no sentir culpa y hacer al mismo tiempo felices a tus seres queridos?
1 No te olvides de ti
Comienza por ti, en buscar tu propia felicidad y satisfacción de cada una de las cosas que haces; enamórate, apasiónate y vive intensamente cada momento. No se trata de ser egoísta, al contrario, me refiero a consentirte encontrando el placer de tu rutina diaria, de tus responsabilidades, obligaciones y demás.
Recuerda que si tú no estás bien, será difícil que tus hijos o tu esposo también lo estén. Por ejemplo: cuando mi hijo sufre por cualquier adversidad, prácticamente me siento nerviosa, preocupada y angustiada queriendo resolver su vida al instante, alejando sus más profundas tristezas y problemas, pero es imposible lograr que él se sienta bien, porque yo me encuentro fatal.
Así que, ¡ánimo! Tú debes ser la prioridad número uno en este mundo para poder reflejar y proyectar tu felicidad, alegría y armonía a los que te rodean
2 Movimiento familiar
Científicamente está comprobado que cuando aumenta la oxitocina en nuestro organismo, provoca un estado de felicidad y placer; es por ello que en lugar de sacrificarte y esforzarte para que tu familia sea feliz, piensa en cómo provocar que esa hormona aumente en ellos.
Una manera sencilla que podemos hacer para sentirnos felices y aumentar la hormona del placer, es realizando ejercicio, ya sea de alto o bajo impacto. Sería ideal que todas las mañanas toda tu familia se ejercitara, como si fuera una rutina diaria, hábito o estilo de vida.
Claro que en algunas ocasiones es complicado lograr el objetivo deseado por las responsabilidades que cada quien tiene que hacer, por ello se recomienda hacer que cualquier actividad provoque cierto esfuerzo físico. Se me ocurre limpiar la habitación, sacar a pasear a las mascotas, lavar el auto, cortar el césped entre otras.
3 ¡Viva la vida!
La vida está repleta de cosas hermosas que nos ayudan a sentirnos felices y con energía. Enfócate en que tú y tu familia tengan contacto con la naturaleza todos los días de su vida, ya que la naturaleza misma se encargará de inyectarles un sentimiento de felicidad, bienestar, armonía, ayudándoles a mejorar su salud física y mental. La idea es aprovechar sus múltiples beneficios al máximo.
Los rayos del sol, la vista increíble de los paisajes, sentir y oler el césped húmedo, acariciar a los animales, ir de pesca, de campamento o cualquier actividad que involucre el contacto con la naturaleza será una buena opción para dar a tu familia felicidad.
4 Juegos y más diversión
Sin duda las distracciones a la rutina y problemas cotidianos nos ayudan sentirnos bien y felices. En lugar de sacrificarte para hacer que tu familia sea feliz, será mejor que planees y realices algunas actividades divertidas, que los una aún más fortaleciendo el vínculo afectivo. Tal vez encuentres la manera de motivarlos con algún incentivo o premio para que se sientan comprometidos y entusiastas.
Atrévete a romper las reglas de vez en cuando, con el único objetivo de lograr que tu familia y seres queridos se diviertan. No seas estricta y únete a la diversión.
5 Realiza lo que quieras
Debido a que todos tenemos gustos y aficiones diferentes, puedes encontrar un punto de equilibrio en el cual tú y tus seres queridos puedan compartir momentos de felicidad haciendo algo que les guste o apasione. Por ejemplo: ver una película, leer un libro, hacer un dibujo o pintura, cocinar, bañar a las mascotas, jugar videojuegos, etcétera.
Deja de culparte por la infelicidad de los que amas y de sacrificarte para evitar su sufrimiento; será mejor enfocarte a aumentar tu autoestima para lograr un bienestar personal, así lograrás proyectar y contagiar a los que te rodean de tu luz interior y energía positiva.
Pon en tu mente esta frase “La felicidad es contagiosa”.