Ese difícil paso, cuando el bebé da sus primeros pasos.
Cuando un bebé empieza a caminar es uno de los momentos más bellos de cómo inicia su independencia. Es una de los primeros motivos de gozo de los padres. ¿Pero cómo ayudarlo? Aquí hay algunas sugerencias.
Laura Abbott
Caminar es algo que ocurre alrededor del primer año de nuestro bebé. Algunos un poco antes, otros después. Por experiencia personal, diría que la disposición de los padres por dejar explorar a su bebé libremente, con algunos recaudos de seguridad, es una razón esencial para lograr el triunfo en esto de “dar el primer paso”. En mi caso, la edad de cada uno de mis hijos al momento de aprender a caminar fue inversamente proporcional a mi experiencia como madre. Mi hija menor demoró mucho menos que la mayor, debido a que con el tiempo fui aprendiendo a soltar mis miedos e inseguridades. ¿Qué podría hacer alguien para ayudar a sus bebés a caminar? Permíteme compartirte algunas ideas de mi experiencia con mis niños:
Déjalo libre
No coloques sillas, andadores o ninguna clase de aparato extraño que le impida contactarse con las posibilidades de su propio cuerpo. Tu hijo necesita explorar pero sobre todo necesita hacer un trabajo diario para aprender sus movimientos, fortalecer sus pequeños músculos y tomar noción de su propio equilibrio. Si le agregamos un artefacto extraño lo único que hacemos es demorar el proceso y añadimos peligro, dado que existen más accidentes maniobrando estos aparatos, que con su propio cuerpo.
No le pongas zapatos, botas o escarpines
Es primordial que su piecito sienta el suelo, lo sólido o lo blando para que aprenda a afirmarse, para que se fortalezca la planta del pie y para que aprenda a apoyarlo de una manera completa para mantener el equilibrio. Si tienes miedo de que tenga frío, coloca un piso de goma o una alfombra firme. Caminar descalzo es tan viejo como sentarse en el suelo. No tengas miedo, no le va a pasar nada, no se deformará el pie ni se va a lastimar. Dejarlo aprender a caminar descalzo es tan importante como que aprenda a comer con las manos. Algo que seguramente ya le resulta divertido.
El miedo es un factor importante
No hagas gestos o susurres expresiones como “¡Aj!”, “¡Cuidado!”, “¡Se cae!”, etc., porque, aunque te resulte inevitable, le estás transmitiendo tu miedo, va a sentir tus palabras y va a pensar que la acción que está por emprender es peligrosa. Así que mejor trata de mantener la boca cerrada o hablar con un tono tranquilizador. Si se cae y se lastima, consuélalo pero no hagas un drama de la situación. Si tú estás cerca y te ocupas que no haya muebles con punta en las cercanías, el golpe no va a ser grave y podrás alentarlo a que pruebe más tarde u otro día.
Déjalo que explore por tu casa
Déjalo que se sujete de los muebles, que busque objetos atractivos que lo obliguen a incorporarse, porque todo ese movimiento de querer alcanzar y descubrir le va a servir para fortalecer esto tan nuevo para él que es hacer el esfuerzo de pararse por sí solo.
No te pongas delante de él para llamarlo
Porque de esa manera va a intentar llegar a ti lo antes posible y entonces va a dar pasos apresurados y poco calculados. En cambio, si te colocas detrás de él puedes hablarle al oído diciéndole cosas tranquilizadoras como: “Mamá va a sostenerte si te caes”, “camina tranquilo, que mamá te está cuidando”, etc. Lo de ponerte adelante lo puedes hacer cuando ya dé varios pasos y le resulte un juego ir a tus brazos.
Ten una cámara o filmadora siempre a mano
Porque cuando este momento llegue, vas a querer registrarlo, aunque lo más probable es que estés más ocupada disfrutándolo. No te preocupes, lo que se registra en la retina con mucho amor queda en el corazón para siempre.