Estas son las 7 principales causas de divorcio
Las razones de fondo que causan problemas en el matrimonio son las que se deben constantemente revisar a fin de no llegar a un divorcio.
Emma E. Sánchez
Para nadie es desconocido que últimamente la tasa de divorcio en el mundo está en aumento. Y el problema no solo es que una pareja se divorcie, sino las consecuencias que estas separaciones originan, especialmente cuando hay hijos de por medio.
Ahora, dejando por un momento fuera de la ecuación a los hijos, si los hubiere, y concentrándonos exclusivamente en la pareja, me parece muy conveniente que si estás por casarte, eres casado o estás pasando por algún momento complicado y en tu mente se dibuja la idea de divorciarte, quisiera que antes de tomar cualquier decisión puedas considerar estas ideas. Estoy segura que te serán de gran utilidad, pues son las verdaderas causas de fondo en un divorcio.
La verdad de las cosas
Muchos podrán pensar que un divorcio se debe a cosas como infidelidades, esposos que no trabajan o proveen para el hogar y sus hijos o a esposas que incumplen con las expectativas que se esperan de ellas como madres o esposas, pero la realidad va más allá de solo lo anterior mencionado.
Para algunos es más fácil decir nos dejamos de querer a poder reconocer y aceptar que algo dejaron de hacer, hicieron mal o hicieron porque no fueron capaces de dominarse, superar traumas, cambiar patrones o simplemente, amilanarse ante el reto.
A continuación, revisaremos las razones más profundas por las que un a pareja suele divorciarse.
Falta de compromiso
Quizás esta es la más común de todas, pues sus estragos se pueden ver desde mucho antes del matrimonio, se toleran durante el noviazgo y compromiso y el matrimonio colapsa, pues simplemente no había fundamento sólido sobre el cual construir algo serio a largo plazo.
La falta o carencia de compromiso puede verse desde aquel joven o señorita que es incapaz de lograr algo o concretar una meta real e importante, como terminar sus estudios, conservar amistades, un trabajo, formalizar una relación de cualquier tipo y por lo tanto, le será imposible comprometerse emocionalmente con una pareja.
Este tipo de personas son las que no buscan casarse, se casan porque había que hacerlo, porque los presionaron, pero nunca porque ellos decidieron hacerlo por que así lo deseaban.
A su pareja nunca la consideran como su prioridad, no la incluyen en sus planes ni le dan espacio a su relación entre sus otras actividades. Son aquellos hombres que tan pronto saben que su pareja espera un bebé, salen corriendo.
Las personas que reaccionan de esta manera ante las responsabilidades y compromisos, no es simplemente porque así decidan serlo; el origen de su problemática es más serio y profundo de lo que pensamos y tiene relación con el abandono, carencias afectivas y figuras paternales ausentes.
Violencia o agresividad continua
Este tipo de personas son las que siempre tienen las emociones a flor de piel pero de manera equivocada. Se trata de problemas sin resolver muchas veces desde la infancia y que al vivir en pareja no mejoran, empeoran. Siempre están enojadas o a la menor provocación responden de manera agresiva y hasta violenta. Su enojo se origina desde la frustración, el resentimiento y el rechazo que vivieron de niños.
No son los problemas de la vida diaria los que dividen a estas parejas, es la manera en que responden y reaccionan ante ellas.
Nunca será fácil vivir con quien vive enojado, no puede ver lo positivo, pelea por todo o llora pero nunca se hace responsable de cambiar o mejorar esa actitud porque simplemente ¡no puede! Requiere de ayuda profesional y un serio compromiso de cambio.
Estas parejas sufren mucho y las razones de su divorcio solo encubren las heridas no resultas ni sanadas en el alma.
El romper con los pactos y acuerdos de pareja
Desde que una pareja decide unir sus vidas, estarán haciendo y llegando a acuerdos, algunos se renovarán conforme pasa el tiempo y otros se mantendrán inalterables al paso de la vida, y como se basan en la honestidad y confianza totales, el romper estos pactos, engañar o violarlos, daña los pilares sobre los que se construye una pareja y hasta los derriba.
Por ejemplo, acuerdos sobre cómo se manejarán las finanzas de la familia, los compromisos económicos, la manera de crianza de los hijos, la manera de vivir y relacionarse con la familia política y hasta la fidelidad que se tendrán uno con el otro con son pactos íntimos muy fuertes que al romperse, acaban con la confianza, que es vital para continuar juntos.
Las expectativas defraudadas
Aquí entra el refrán de que para “para cada roto siempre hay un descosido”, pues está la persona poco realista o que no quiere ver la realizad y se hace expectativas sobre la otra persona que a leguas se ve que no puede cumplir. Y por otro lado, la persona que miente, engaña o hace creer a la otra persona hasta convencerla de algo que no está en sus manos cumplir o que ni siquiera intentará realizar.
Ejemplo, aquellas chicas que creen que al casarse su esposo la dará las comodidades que sus padres le brindaron tras años de esfuerzos y sacrificios, cuando el futuro esposo ni siquiera trabaja o es un mal trabajador y ella no sabe hacer nada.
Pero están tan engañados, que al ver la realidad de las cosas el mundo se les viene encima.
Carencia de equidad en la pareja
Aquí entran todos esos casos de la pareja que lleva sobre sus hombros toda la responsabilidad de la familia y la esposa o esposo no colabora o ayuda de alguna manera.
La equidad en el matrimonio incluye los ingresos económicos, la adecuada administración de ellos, la crianza y cuidado de los hijos, las tareas domésticas y todo lo que ocurra en el hogar y las relaciones de tal manera que ninguno se sienta más cargado que el otro. Ambos deben sentirse satisfechos y tener el deseo de colaborar y de ayudarse mutuamente; de lo contrario, el lado más tirante siempre será el que se rompa primero.
Abuso en cualquiera de sus formas
Este rango se refiere a todo aquello que sobrepasa los límites morales de la relación de pareja y puede darse de manera emocional, física, económica y sexual.
El abusador jamás querrá divorciarse, pues es su forma cómoda de vida donde encuentra su comodidad y el abusado, difícilmente puede revelarse ante esta opresión, pues los vínculos emocionales suelen ser enfermizos y generados de esa manera por el abusador.
Aquí no hablamos de una causal de divorcio sino de una razón para separarse.
Los problemas económicos
Todos en algún momento de la vida pasaremos por dificultades económicas, pero como ya lo dijimos al principio, no son estos los que hacen a una pareja separase. Son las actitudes y razones por las que surgieron esas dificultades económicas las que aniquilan a una matrimonio.
No es lo mismo perder el empleo por una crisis económica, a que un persona no pueda mantener un empleo estable porque es irresponsable, o a alguien que perdió el dinero por un descuido, a quien apuesta o derrocha el dinero que en casa hace falta.
Como podrás ver, antes de casarse hay que revisar muchos e importantes aspectos con tu futura pareja. Y una vez casados, identificar las problemáticas de fondo y atenderlas inclusive si esto significa ir con un profesional; de lo contrario, una bella familia llena de grandes posibilidades de éxito puede simplemente pasar a las terribles estadísticas de divorcio.