Estas son las cosas que he aprendido de mi hermana menor
Las cosas que se aprenden de un hermano hacen la vida más rica.
Erika Patricia Otero
Uno de los vínculos más fuertes que llegamos a tener los seres humanos, es el que establecemos con nuestros hermanos.
Pese a que mi hermana y yo nos parecemos físicamente, en lo que respecta a la forma de ser, somos polos opuestos. Entre nosotras nos llevamos 4 años de diferencia y aunque compartimos experiencias familiares trágicas, ambas las procesamos de forma diferente.
Además, ella en muchos aspectos de la vida me tomó la delantera. Fue la primera en tener su propia familia, en separarse y en tener un hijo. La vida ciertamente ha sido muy dura para ella, pero fue valiente para enfrentarse a todos sus infortunios.
Debo admitir que de ella aprendí muchas cosas, que jamás imagine que ella pudiera enseñarme. Las aprendí no porque se empeñara en darme “cátedra” -como lo hago yo con ella-, sino porque al hablar con ella como mujeres adultas que somos ahora, me da consejos sobre cómo actuar en algunas ocasiones; y para ser franca, me sorprende la sabiduría que tiene mi hermana más pequeña.
Lo que he aprendido de mi hermana
Ahora que me detengo a pensar en las cosas que mi hermana me ha enseñado sin querer,puedo decir que todo lo aprendido de ella está ligado a aspectos esenciales de la existencia, como los siguientes:
Evitar conflictos
Yo solía ser una persona que no se quedaba callada cuando alguien intentaba humillarme. Siempre respondía y -según yo- me defendía. Pero en lugar de evitarme dificultades, esa actitud me traía más.
En una ocasión, después de un enfrentamiento con alguien, yo quede muy devastada; así que ella se acercó y me dijo: -“¿Y porqué no haces lo que hago yo?, a lo que le respondí un poco fuera de mi: “¡¿Qué? ¿Quedarme callada?!” Eso era lo que ella siempre hacía -y hace-.
Ella me dijo: “Si, yo sé que no te gusta, pero es que para pelear se necesitan dos”. Cuando uno responde, lo que hace es alentar a la otra persona a seguir discutiendo, y así el problema jamás tiene fin. En cambio, cuando uno se queda callado, la otra persona no tiene más opción que discutir sola hasta que se cansa, eso o simplemente se queda callada.
Yo analice el asunto y decidí ponerlo en práctica, y la oportunidad no se hizo esperar. Esa misma persona con la que me había peleado antes cayó en uno de sus tantos ataques de rabia y comenzó a gritarme, pero esa vez no me puse a su altura, solo me quede callada y lo miré cómo decía cosas, y yo seguí callada. Fue así como esa situación no duro mucho rato, se calmó y luego se fue sin decir nada más.
Cómo procurar que ninguna persona se aproveche de nosotros
A todos nos cuesta decir no a ciertas cosas y situaciones que nos comprometen más de lo que nosotros queremos. Las personas suelen medir tu nivel de tolerancia y resistencia a algo, todo para ver qué tanto pueden sacar provecho de una situación y verse beneficiados, sin importar la forma en la que perjudiquen a los demás.
En mi caso particular estoy pasando por algo similar en estos momentos. Un trabajo de medio tiempo en el que tengo que asumir ciertas responsabilidades durante los fines de semana únicamente.
Sin embargo, en menos de 12 horas me cambiaron la situación, y ahora mismo estoy laborando algunos días entre semana. No es gratis, pero me está resultando desgastante, sin contar con mis otras responsabilidades antes adquiridas.
Ayer le comentaba eso a mi mamá y mi hermana estaba presente. Al escuchar mis comentarios me dijo: “Pues es ahora o nunca que tiene que recordarle que eso no era lo acordado al principio. Habla con ella y no dejes avanzar la situación”.
Mi hermana tiene razón. Tengo claro que si sigo permitiendo que esa persona cuente con mi tiempo y abuse de mi solidaridad, va a soltarme una responsabilidad que yo no tengo por qué asumir, y luego voy a estar en una sin salida. Una vez más, había aprendido algo de ella.
Sacrificio y entrega
Mi sobrino tiene Síndrome de Asperger. Aunque él es un chico muy inteligente y bastante funcional, puedo decir que básicamente mi hermana se ha olvidado de su vida para estar al 100% al lado del proceso educativo de su hijo.
Cada mañana se levanta y mientras mi mamá les prepara el desayuno, ella se arregla y va a la escuela con él. Ella es su tutora; él la necesita porque se distrae muy fácilmente; además, el escribe muy despacio y no copia lo que dictan los profesores, así que ella escribe a la par de él para luego igualarlo en lo que sea se haya quedado.
Además de eso, cada mes debe ir a tratamientos médicos, exámenes y muchas cosas más. Prácticamente ha dejado de tener vida por darle todo su tiempo a su hijo. Ustedes dirán que es su obligación, y es cierto; sin embargo, ella da más de lo que el rol materno demanda, y ciertamente la admiro por eso.
Mi hermana es una mujer especial; siendo niña yo no creía que ella fuera a ser así porque era bastante libre, un tanto rebelde, y siempre hacía lo que le daba la gana. En cambio yo era la que siempre obedecía y seguía las reglas (típica hermana mayor), pero ella ciertamente me demostró que la vida la hizo madurar, que tiene mucha sabiduría por compartir y que es una mujer que vale su peso en diamantes.
La vida también te enseña cosas
Soy de las personas que creen firmemente que estamos aquí para aprender y pulirnos, así que considero que, como dicen por ahí: la mejor maestra es la vida misma.
También pienso que cuando no aprendemos una lección una vez, estamos condenados a repetirla hasta que la procesemos y aprendamos.
Con seguridad puedo decir que la vida que le tocó vivir a mi hermana, es la que le ha enseñado esas 3 lecciones que ella me transmitió a mí, y con sinceridad se lo agradezco porque de otra manera estaría repitiendo una y otra vez mis errores. Pienso que también podemos aprender del ejemplo ajeno.
Muchas de las lecciones de la vida nos llegan de las fuentes más insospechadas. Yo te invito a escuchar a tus hermanos, mayores o menores, todo el mundo tiene algo que enseñar, y de verdad que esas cosas se valoran mucho.