Esto es lo que callamos las personas que sufrimos ansiedad

Quienes sufrimos ansiedad no somos raros, solo necesitamos empatía para seguir adelante.

Erika Patricia Otero

Desde que puedo recordar tengo ansiedad. Al principio, era una emoción manejable; sin embargo, en marzo del 2021 se agudizo de tal manera que creí que me iba a enloquecer.

En un momento estaba bien y haciendo lo típico de mi día a día; y de repente, estaba acurrucada en un rincón llorando, sudando y temblando como si me fuera a desmayar. Desde ese momento, puedo experimentar de 2 a 3 ataques de ansiedad al día; lo bueno es que aprendí a manejarlos mejor.

¿Qué es el trastorno de ansiedad?

Empezaré por exponer que la ansiedad es una emoción. Todos podemos sentirla esporádicamente en situaciones de alta expectativa, estrés o miedo. Pese a esto, estamos quienes la padecemos como un trastorno con el que debemos adecuarnos a vivir.

Imagina experimentar cada día y sin ninguna razón miedo, temor e inquietud. A estas emociones súmale síntomas físicos como sudor, inquietud, tensión y taquicardia. Todo esto es agotador a un punto donde te aíslas porque no quieres importunar a nadie con tu situación.

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Y no quiero parecer derrotista, pero este trastorno lejos de disminuir, con el tiempo tiende a empeorar.

Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que la ansiedad no desaparece y puede empeorar con el tiempo. Además, los síntomas afectan el desempeño en todas las áreas de la vida diaria. La ansiedad genera una sensación de malestar difícil de ignorar.

Se desconocen las causas que generan la ansiedad. Lo que se sabe es que la genética y química del cerebro pueden influir. Además, el estrés y la presión del entorno pueden dispararla.

A las personas con ansiedad nos ven como exagerados o dramáticos. Lo cierto es que nadie sabe lo que tenemos que soportar. Justo por esto, quiero compartir a continuación 5 cosas que nosotros necesitamos, pero guardamos celosamente.

1 Necesitamos consideración

Debido a cómo nos sentimos, muchas personas no nos entienden. Afortunadamente tengo una familia considerada, cuando ven que estoy en una crisis, legítimamente se preocupan por mí. Sin embargo, para muchas personas esto no es así, y las tratan como si de locos se tratara.

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No necesitamos lástima, solo que no nos mires como si tuviéramos una enfermedad contagiosa. A veces solo necesitamos que nos acompañen y guarden silencio a nuestro lado hasta que pase la crisis.

2 No podemos escapar de lo que sentimos

Créeme que si pudiéramos escapar de sentirnos angustiados, lo haríamos, pero no se puede; solo nos queda sentirlo hasta que pase.

No necesitamos que nos juzguen. Solo guarda silencio si sientes que no puedes hacer nada para ayudarnos. De nada nos sirve que nos acoses con preguntas tipo: pero ¿Por qué no haces nada para evitarlo? Las cuestiones y los juicios no nos ayudan, solo empeoran la situación.

Muchos conocemos y tenemos herramientas para superar la crisis, pero otras personas no. Si deseas ayudar a alguien, acompáñalo con ejercicios de respiración pausada; esto disminuirá la crisis.

3 Cualquier situación genera presión

No se requiere una situación grave o angustiante para tener una crisis. Basta con un conteo al finalizar un examen escolar para que sintamos estallar.

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Una persona equilibrada y “normal” no se siente acosada, pero alguien con ansiedad, sí. La razón es que la ansiedad es una emoción constante en nuestro organismo, y esta agota al extremo.

Siempre estamos alerta. Cualquier situación por mínima que parezca puede hacernos caer en un desborde de emociones que abruma de forma indescriptible. Desde una buena noticia hasta la espera de algo que deseas, es un disparador. Tenemos momentos de calma, pero se logran con esfuerzo y usando herramientas como la meditación, yoga para lograrlo.

4 Nos preocupan cosas sin sentido

Sí, y lo peor es que lo sabemos, pero no lo podemos controlar. Se sufre igual por la llegada de una visita que por una mala noticia.

Incluso, puede pasarnos que solemos preocuparnos anticipadamente por lo que va a suceder. Todo deseamos tenerlo bajo control para evitar que algo pueda salir mal. Esto quizás nos vuelva un poco pesimistas, negativos y hasta difíciles de soportar.

5 Nuestros miedos no son falsos

Nuestros temores no son fingidos, son bastante reales, pero difíciles de explicar. Repito, no podemos huir de lo que sentimos y tampoco podemos controlarlos a no ser que estemos recibiendo tratamiento.

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Cuando se sufre ansiedad, son los miedos los que tienen el control de nuestra mente. Justo por esto se recomienda hacer caminatas, respirar de forma pausada y consciente. Algo que ayuda mucho a apaciguar la mente es la relajación.

Solo me queda decir que no necesitas ser experto en enfermedades emocionales, solo necesitas empatía para ayudarnos.

Las personas que sufrimos de ansiedad somos de trato fácil, no somos monstruos ni raros; a veces, solo nos gusta estar distanciados para no molestar a nadie. También tenemos periodos de tranquilidad; es entonces donde podrás ver que no somos desequilibrados, solo necesitamos una manos amiga.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.