¿Existen pruebas de la Resurrección de Jesús?

¿Puede probarse que lo que los Evangelios narran de la muerte y resurrección de Cristo realmente ocurrió? ¿De qué nos serviría conocer estos datos?

Marilú Ochoa Méndez

Jesús ha sido sin duda un personaje histórico que ha dejado huella en el mundo.  Pero ¿debe reconocérsele solo por ser un personaje impactante, controvertido y con un mensaje único que ha permeado hasta hoy?

San Pablo, escritor de varias cartas a los primeros cristianos, afirma que no es suficiente creer que Jesús existió, pues no se le hace justicia.  Muchos reconocen en Cristo solamente la aportación histórica del gran mandamiento del amor que Él propuso al mundo; sin embargo, es preciso prestar atención a toda su vida y su mensaje para entender al Hijo de Dios.

Este judío que perseguía cristianos y se convirtió cuando Jesús se le apareció, hace una afirmación contundente en la Primera Carta a los Corintios: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana (inútil), sería nuestra fe”.

Los que tenemos fe, no tenemos problema al respecto. La pregunta es: ¿existe manera de comprobar que el triunfo definitivo de Jesús, su regreso de la muerte, realmente sucedió? ¿Qué dicen la historia y la medicina al respecto?

¿La fe necesita pruebas?

Tal vez te cuestiones “¿por qué esto sería importante, si ya creo en ello?” Y la respuesta es: porque Dios, que creó en el hombre el alma y el cuerpo, sabe llenar ambos.

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Algunos afirman con error que la vivencia de la religión debe basarse únicamente en la fe, y no en la razón. ¡Gran error!, porque en la tradición cristiana, existen muchos hechos incluidos en los Evangelios que la ciencia se ha encargado de confirmar.

Cristo ha permitido que muchas pruebas contundentes de Su vida y obra de salvación, nos den testimonio científico y probado, de manera que nuestra fe se fortalezca, y se funde sobre roca.  Algunas de ellas son el caso de personas que han visitado el cielo, la sábana en la que lo envolvieron luego de su muerte, donde constan los mismos tormentos y torturas que Cristo sufrió en la Cruz, entre otras.

¿Qué dice la ciencia acerca de la muerte de Jesús?

Siguiendo lo que narran los Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús, varios estudiosos han elaborado informes médicos y forenses que nos dan datos comprobables sobre su pasión y muerte.

Por ejemplo, el doctor español Jesús Méndez afirma que las reacciones físicas narradas por los seguidores de Cristo en la Biblia, son compatibles con la ciencia. Por ejemplo, en la oración en el Huerto que realiza Jesús antes de que fuera apresado, el fenómeno de sudar sangre, tiene explicación científica, en un fenómeno que se conoce como hemathidrosis.

La explicación indica que cuando las personas se someten a una presión extrema, los vasos capilares se rompen, y el sudor que expide el cuerpo, se tiñe de rojo.

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Otro dato, por ejemplo, que intrigó a los escépticos, fue que los textos sagrados dijeran que cuando el soldado romano clavó una lanza en el costado del Hijo de Dios, ésta hizo brotar sangre y agua.  La sangre tiene sentido, ¿pero agua?, se preguntaron muchos.

La respuesta nos la da de nuevo el doctor Méndez: “el cuerpo castigado de Jesús y la insuficiencia cardíaca aparejada alteran las presiones y hacen que pase agua al pericardio, la membrana que envuelve al corazón. La lanza, al atravesarlo, no solo confirmó su muertesino que justificaría la salida separada de sangre y agua”.

Probar su muerte es fácil. Pero, ¿la resurrección?

No es tan complicado justificar lo citado en los Evagelios en lo que  corresponde a la muerte de Jesús, pero ¿y su resurrección?. Aquí las pruebas, mas que apoyarse en la medicina, lo hacen en la historia y la arqueología. Te compartimos algunas:

El sepulcro estaba vacío

Como Jesús había sido crucificado un viernes, y a la víspera (en el atardecer) se celebraría el Shabbat hebreo que exigía recogimiento y oración, las mujeres que acompañaban al Hijo de Dios no pudieron embalsamarlo propiamente.

Por eso, cuando el domingo por la mañana se acercaron a la tumba, quedaron sorprendidas porque la tumba estaba vacía.

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Como testimonio, no contamos solamente con este trozo del Evangelio, sino con varios pasajes más que nos hablan que en Jerusalén, cuando los apóstoles afirmaron la resurrección de Jesús, muchas personas dieron fe presencial del hecho.

Atestiguaron con su vida lo que profesaban

Cuando Nerón, Decio, Diocleciano y varios emperadores romanos más enfrentaron a los seguidores de Cristo con su fe, éstos no temieron dar su vida por lo que creían.

¿Conoces seguidores de algún famoso equipo de fútbol que lo admiren tanto que estén dispuestos a dar su vida por defenderlo? En este caso no tenemos un testimonio, sino cientos de miles aún hoy.

El cuerpo no pudo haber sido robado

¿Qué motivación habrían tenido judíos y romanos para robar el cuerpo de Jesús y darles a los cristianos la vía libre para promover la nueva fe? ¡Ninguna! Ni judíos ni romanos compartían el mensaje cristiano, simplemente no tiene sentido.

Ahora, ¿los seguidores del Hijo de Dios pudieron haber robado el cuerpo y fingir que había resucitado con un fin obscuro?, no. ¿Qué hubieran ganado promoviendo lo que sabían que era una mentira? ¿Qué los hubiera mantenido unidos si su unión había surgido de un engaño?.

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Los primeros cristianos eran esclavos, pobres y olvidados. ¿Qué ganaron al seguir la fe? Obtuvieron paz y serenidad, además de la vida eterna, pero ninguna de ellas brindaba beneficios materiales concretos que los pudieran haber tentado.

Cristo sigue vivo

El cristianismo sigue vivo, pues aún hoy, es la religión con mas seguidores del mundo: 2436 millones de personas creen en Cristo y su mensaje.

Lo mas hermoso de reconocer la resurrección de Cristo, es que nos brinda esperanza: luego de la muerte hay resurrección. Cristo ya venció a la muerte.

Podemos entonces mantener la esperanza. Aunque el mundo nos jale hacia el egoísmo, la infelicidad, podemos con alegría seguir cargando nuestra cruz de cada día, pues sabemos con certeza que Jesús ha cumplido sus promesas, y estará con nosotros hasta el final de los tiempos.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.