¿Gastas demasiado dinero en comer afuera mientras trabajas? Cómo solucionarlo
Si has estado haciendo cuentas y ya notaste que gastas mucho dinero en comida callejera, estás subiendo de peso o tu salud se está deteriorando porque no estás comiendo sanamente, definitivamente necesitas ponerte las pilas y atender tus necesidades.
Emma E. Sánchez
El balance siempre arrojaba números rojos. A mí me pasó: me despertaba con el tiempo exacto para bañarme, arreglarme y salir corriendo a la oficina. No desayunaba y, por supuesto, tampoco preparaba nada para llevar y comer en el almuerzo, por lo tanto, gastaba en comprar comida todos los días y mi cartera ¡lloraba! Comía lo que había, por lo tanto, enfermé del estómago, contraje salmonella y subí considerablemente de peso. Números rojos en los bolsillos y en la salud.
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Entonces, ya sea por salud, economía o por hacerte de importantes hábitos personales, considera llevar a la práctica estos cinco consejos para mejorar tu alimentación y cuidar tu bolsillo, que el tiempo no está para bollos:
1. Desayuna bien
No hay de otra: debes levantarte un poco más temprano. Sí, yo también deseo pasar hasta el último minuto posible en mi camita, pero créeme, las consecuencias de levantarse temprano siempre son positivas.
Basta que dejes la cama 15 minutos antes de tu hora acostumbrada para que tengas tiempo para desayunar, ¡por lo menos un licuado o un plato de cereal o avena con fruta! Muchos manifiestan no tener hambre al levantarse, pero eso se puede remediar, es cuestión de hábitos.
La noche anterior deja preparado lo que desayunarás, eso te ahorrará mucho tiempo. Desayunar nutrirá tu cerebro, te mantendrá atento, podrás concentrarte mejor en tu trabajo y te tomará más tiempo necesitar otro alimento.
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2. Lleva comida al trabajo
Busca una lonchera y algunos contenedores pequeños donde puedas llevar tu comida a la oficina. En lo personal, éste me resultó un hábito difícil de lograr, porque no me fue fácil cargar con todo a la oficina y con frecuencia olvidaba la comida o los contenedores, pero con un poco de constancia y determinación ahora es un buen hábito.
La noche anterior deja tu lonchera lista en el refrigerador o en la oficina guarda comida enlatada que te pueda ser útil y que, por múltiples ocupaciones o tareas, te ayude a salir del paso.
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3. Ingiere líquidos
De preferencia té, agua natural o preparada de alguna fruta (sin azúcar, o muy poca, casi nada). Toma poco a poco de tu termo y pronto tu consumo de líquido se verá reflejado en tu buen trabajo y tránsito intestinal.
4. Consume semillas y frutos secos
A veces, durante el día o si el estrés y el trabajo de la oficina aumentan, el cuerpo te pide “algo de comer”; si esto te sucede, prepara pequeñas colaciones nutritivas: una fruta y semillas como nueces, almendras, piñones, maíz o trigo tostados; fruta seca y algunas chispas de yoghurt.
No cedas a la tentación de las golosinas, el azúcar o los carbohidratos vacíos. Toma agua y come algunas pasitas, verás que te sentirás mucho mejor.
5. No comas en la calle
Hazte el firme propósito de no comer nunca más en puestos callejeros, por economía, pero principalmente por higiene. Ningún lugar de este tipo te garantiza la higiene en la conservación, preparación y servicio de los alimentos.
A mí costó muy caro aprender esta lección: gasté mis recursos en atención médica y medicamentos, perdí días económicos de trabajo y mi organismo quedó resentido por la salmonella y la tifoidea. De verdad que no hay necesidad de esto.
Haz tu presupuesto y organiza tus gastos y tus comidas, de este modo tendrás mayor poder sobre tus finanzas, tu salud y tu fuerza de voluntad. Y por si todo esto fuera poco, ¡te sentirás muy bien contigo misma!
Date una idea del camino que debes seguir.