Gracias Dios mío por mi matrimonio
Aprende a valorar la vida en pareja, amando sus defectos y virtudes. Agradece a Dios por ser una mujer bendecida.
Adriana Acosta Bujan
“Por esto el hombre dejará padre y madre,
y se unirá a su mujer
y los dos serán una sola carne”
(Génesis 2.24)
Una de las decisiones más importantes en la vida de algunas mujeres es el contraer matrimonio, Muchas de ellas viven ilusionadas pasando parte de su adolescencia soñando con encontrar a su príncipe azul para vivir eternamente enamorados. En realidad, es una etapa maravillosa en la que se descubre el amor de pareja y se aprende mucho acerca de aspectos importantes de las relaciones amorosas.
Aunque algunas veces el amor es ciego, como diría mi padre, cuando la pareja está plenamente convencida de tomar la decisión final de unir sus vidas para siempre es como si no existiera la razón, puesto que manda el corazón. Y muchos aspectos de vivir juntos se desconocen hasta que llega el día del casamiento.
Por fortuna, muchas cosas de las relaciones de pareja se van aprendiendo con los años, y si no fuera así posiblemente no existirían matrimonios. No solo se trata de vivir enamorados por un tiempo, sino que se trata de encontrar la verdadera esencia, que hará que el amor entre los dos permanezca sólido y fuerte.
Gracias, gracias y mil gracias
Aún me cuesta trabajo comprender por qué algunos matrimonios fracasan sin darse la oportunidad de luchar para salvar su amor; tal vez por la inmadurez, por la costumbre, por la inestabilidad económica o simplemente por una infidelidad. Sin embargo, cuando realmente existe ese deseo y amor verdadero entre ambos, cualquier situación por más complicada que parezca puede resolverse, solo se trata de volver a encontrar ese vínculo espiritual que los ha unido.
Aunque suene sencillo decirlo, volver a sentir el vínculo espiritual no es cosa fácil, puesto que se requiere de mucha paciencia, respeto, comunicación y metas en común. Con ello me refiero a luchar juntos contra toda adversidad como el equipo que son, siempre apoyándose en las buenas y malas situaciones de la vida. Sin embargo, cuando uno se da por vencido y tira la toalla en medio del camino entonces será complicado recuperar la esencia del amor.
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Por tal razón es fundamental reflexionar sobre el matrimonio y la relación de pareja que tienes actualmente, aprendiendo a valorar a tu cónyuge y así fortalecer el amor.
Agradece a Dios por tu matrimonio
Y seguramente estarás de acuerdo conmigo en agradecer a diario por esto y mucho más:
1 Tener un compañero de viaje
Todos los seres humanos somos sociales por naturaleza, crecemos siempre necesitando de los demás, así nos vamos formando conceptos, ideas, una identidad y personalidad. En casi todas las relaciones amorosas sucede lo mismo, tu cónyuge será la persona que te acompañará, apoyará y experimentará contigo cada nueva etapa que vivas.
Da gracias a Dios por tener un compañero, que permanece a tu lado cada día para aprender juntos desafiando los problemas, y no solo eso, sino que tienes a alguien contigo para compartir tus alegrías, tus tristezas y éxitos ¡Nunca estarás sola y siempre encontrarás el apoyo o motivación para seguir adelante!
2 Porque aprendes a ser mejor persona
Es común que antes de casarse las personas vivan un mundo muy individualizado y egoísta, pero cuando tienes una pareja ese mundo ya no existe porque se transforma en uno pluralizado, donde ya no existe un tú, sino ambos.
Al ser pareja te conviertes en una mejor persona, esa que aprende a escuchar, a ceder, a comunicarse, a apoyar, a controlar sus emociones y sentimientos, con tal de lograr una vida equilibrada y armonizada. Incluso, aprendes a sacrificarte por el bienestar de tu cónyuge sin poner en riesgo tu propia integridad e ideologías.
3 Descubres de lo que eres capaz
La vida está llena de retos y desafíos constantemente; es la manera en la que los seres humanos aprendemos para lograr la felicidad que tanto anhelamos. Da gracias a Dios por tener a tu cónyuge, ya que al ir juntos por la vida seguramente habrás descubierto cosas que creíste eras incapaz de hacer o pensar.
Tal vez han experimentado momentos donde los problemas económicos los han devastado, sin embargo, siempre hay una nueva idea, un rayo de sol que aparece en la oscuridad, la cual te guía para explotar tu fuerza interior con la finalidad de salir adelante.
Muchas veces la pareja y la familia son el motor que nos impulsa y motiva para lograr cosas impensables, esas cosas que crees son imposibles, pero que no lo son cuando descubres la gran capacidad que tienes para resolver cualquier adversidad.
4 Él cuida de ti
Una de las cosas que más valoro de mi esposo es cuando él permanece a mi lado, cuidándome cuando me he enfermado. En verdad hay veces que no deseo pararme de la cama de lo mal que me he sentido, aunque sea por un simple resfriado. Por ello doy gracias a Dios de tener a mi compañero, ya que siempre está a mi lado cuidando mi salud en todo momento.
Sus tiernos apapachos, detalles y demostraciones de amor, son la mejor medicina para recuperarme, por ello, valoro su compañía y amor.
5 Las cargas son más ligeras
Todos tenemos muchas responsabilidades y obligaciones que cumplir para poder vivir una vida estable y tranquila, y esas cargas serán menos complicadas cuando recibes la ayuda y apoyo de tu pareja. Tal vez, colabore con los quehaceres del hogar o con cualquier proyecto que tengas que entregar; siempre él estará disponible las 24 horas del día para ayudarte.
6 Te sientes amada, tranquila y feliz
Sus lindos detalles, sus besos, sus abrazos, así como el despertar y dormir a su lado engrandecen mis días, los hace especiales y maravillosos. Un “te amo”, nuestros encuentros íntimos, recibir mensajes de texto preguntándome cómo va mi día, son cosas que me llenan el corazón de felicidad.
Aprende a dar gracias Dios por tu matrimonio, gracias por tener una pareja buena, única y especial que te acompaña en este viaje de vida.Puedes estar en desacuerdo con su mal carácter, sus malas costumbres y sus muchos defectos, pero también aprender a valorar sus grandes virtudes te harán una mujer bendecida y afortunada.