¿Hay límites en el fanatismo de los adolescentes?

No hay nada de malo en admirar a alguien. Lo malo surge cuando pierdes tu vida por "vivir" la de alguien más.

Erika Patricia Otero

Todas las personas hemos sido fan de algún artista o deportista. Es normal sentir esa fascinación por personas que han alcanzado la fama y la fortuna. No solo aprecias su trabajo; además, les admiras por todo lo que inspiran en ti. Incluso, puede suceder que les adjudicas el valor intrínseco de haberte salvado la vida.

Admirar a alguien y tenerlo como fuente de inspiración y soporte emocional está bien, pero todo tiene un límite.

La delgada línea entre admirar y obsesionarse

Durante toda mi vida he tenido artistas a los cuales he admirado. He pasado libremente de admirar actores, escritores y cantantes. Sentir admiración por alguien que logró cosas que yo no, alimenta mi deseo interno de superarme.

¡Claro! también me he enamorado platónicamente de alguno, pero jamás he pasado la línea entre la realidad y la fantasía.

Admirar hoy a alguien es muy diferente a como lo hacíamos a finales de los 90’s y principios del 2000. Las cosas cambiaron gracias al internet y las redes sociales. No es que por esos tiempos no existiera esa tecnología, solo que su acceso era más limitado.

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El punto es que hoy “seguir las acciones” de un artista es mucho más simple que antes. Es más, hay plataformas digitales y aplicaciones que permiten estar en contacto con los artistas.

Es cuestión de escribir algo en el perfil del artista, y si tienes algo de suerte, probablemente te responda. Y si, pasa y con mucha frecuencia, aún más cuando se trata de artistas asiáticos. La realidad es que la industria de la música asiática está enfocada en complacer a sus seguidores. Es “normal” que un artista haga transmisiones en vivo y mientras habla sobre cualquier tema, responda comentarios de sus fans.

Es por esta razón que la manera de admirar a alguien hoy dista mucho de como lo hacíamos antes. Los artistas se enfocan en complacer a sus fans, son más cercanos y más íntimos. Justo por esto, los fans sienten una especie de devoción protectora hacia sus artistas admirados. Es loable admirar y apoyar a alguien, pero asusta la manera en la que los adolescentes han perdido su norte.

No digo que esté mal apoyar a alguien, sin embargo, una cosa es admirar, y otra invertir toda tu vida y tiempo en ese artista.

¿Tienes el control de lo que tu hijo hace en internet?

Seré clara y directa. Muchos padres perdieron el control de sus hijos adolescentes cuando accedieron a darles celulares, tabletas o computadores. La tecnología no es mala, pero cuando se deja a los hijos sin supervisión, es un hecho que de a poco perderán mucho más que la privacidad y la inocencia.

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Es que no es cuestión solo de redes sociales. El ser fan de un artista ahora no se limita comprar su música, ver sus películas y adquirir productos.

Más allá de Twitter y Facebook existen plataformas como Weverse y Vlive donde los artistas interactúan con fanáticos. También esta Wattpad, plataforma donde muchas adolescentes escriben historias fantásticas sobre los artistas que admiran.

De primeras un padre dirá: “eso qué tiene de malo”. Entonces podría responder “¿Ha leído lo que su hija de 14 años lee o escribe en Wattpad?” Si ya lo hubiera hecho, estaría preocupado.

El acoso y ciberbullying

Ahora bien, si supervisaran a sus hijos estarían al tanto de las “guerras” que existen entre fans de diferentes grupos. Algunos padres sabrían que sus hijas son víctimas de acosadores, personas que por amor a un artista amenazan sin miedo a otras chicas. Sabrían que tienen hasta tres o cuatro cuentas en una misma red social para molestar a fanáticas de otros artistas.

Muchas chicas no duermen bien para ver en qué momento su artista postea algo en una red social. Otras más están siempre a la espera de un “en vivo” a las 2 de la mañana. Es tanto, que si se lo pierden, lloran y se lamentan con otras fanáticas en grupos de chat de WhatsApp.

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Otro aspecto aterrador que tiene el fanatismo actual, es que no solo se acosan entre fans. Muchos se dedican a acosar a los mismos artistas. Saben que ellos leen y ven sus publicaciones, y si este no les responde, lo insultan; los artistas no dejan de ser seres humanos y también se sienten mal.

Si me preguntas cómo sé esto, te digo; la razón es que la mitad de mi trabajo transcurre en redes sociales. También soy fan de algunos artistas. He visto de cerca cómo insultan a los artistas y las respuestas de ellos a esos insultos.

¿Sabes lo penoso que es que una chiquilla que podría ser tu hija o sobrina te amenace? ¿Sabes lo horrible que es que una de tus pacientes te cuente las barbaridades que lee en Wattpad?

¿Cómo saber si tu hijo está obsesionado con un artista?

Basta con que mires que tan frecuentemente supervisa su móvil, redes sociales y más. Observa detenidamente lo que escribe en sus redes sociales. Esto te dará una idea superficial del tiempo que tu hijo pasa en internet.

No es cuestión de criticar a tus hijos y negarles acceso a lo que hacen. Oponerse y criticar a su artista favorito solo hará que se vuelque por completo en su fanatismo. La razón es que busca un consuelo, una manera de llenar sus momentos de soledad. Buscan alguien que les inspire, escuche y apoye en sus sueños; y su música o trabajo les ayudan a encontrar un objetivo en su vida.

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El punto no es que le prohíbas seguir a su artista. Es que tu hijo confíe en ti para contarte lo que hace y sueña. Los adolescentes están en una edad donde requieren, más que libertad, apoyo y comprensión. Esos aspectos los únicos que pueden otorgarlos son los padres. No dejes en mano de un artista lo que es tu responsabilidad: guiar y dar amor a tus hijos.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.