Haz que valga su muerte, pues Él dio su vida por ti
¿Sabías que Jesús dio su vida por ti? Si así es, entonces haz que valga su muerte. Lee un poco más al respecto y procura mejorar tu vida.
Erika Otero Romero
¿Cuántas veces has escuchado decir que tus pecados han sido perdonados hace ya mucho tiempo? Quizás bastantes veces, o tal vez jamás lo has escuchado. Pues bien, hoy deseo que sepas que hay mucha verdad en lo antes mencionado.
Aun así, si estás pensando que no importa qué tantos errores, pecados, equivocaciones cometas a lo largo de tu vida, eso te garantizará ser receptor indudable de tantas bendiciones como creas merecer y necesites, y no “pagarás” las consecuencias de tus actos, pues te has equivocado en gran manera.
strong,La expiación de Jesucristo
Algo que resulta molesto para quienes tenemos un poco de idea acerca de la expiación de Jesucristo, es que la misma sea mal interpretada. Es decir, muchas personas creen que esta vida es solo para disfrutar sin medir consecuencias, que se puede ir por el mundo lastimando, humillando, ofendiendo, dañando todo lo que haya sobre la faz de la tierra, pues para eso somo el único ser racional y eso nos concede el derecho de hacer lo que nos plazca.
El meollo del asunto es que SIEMPRE los actos TENDRÁN CONSECUENCIAS. Unos lo llaman karma, otros piensan que es justicia divina, otros le adjudican poder a la ley física de causa y efecto. Y todos tienen razón: no hay una sola cosa (buena o mala) que una persona haga, que no tenga o surta un resultado.
Pese a lo anterior, si quienes creen de manera tan vacua que todo lo que existe sobre la faz de la Tierra está para ser aprovechado y nada necesita ser respetado o cuidado, tarde o temprano se arrepentirán.
La consecuencia no llega solo para el creyente
Es tonto plantearlo, pero no está de más. Quienes no creen en Dios consideran que al no creer, sus actos no serán castigados; creen solo en el poder de su voluntad y muchos reniegan de las cosas “malas” que les ocurre, sin darse por enterados que éstas solo son el resultado de sus actos y su orgullo.
¡Ojo! La bondad y los valores, el ser responsable y un buen ser humano no es directamente proporcional a ser creyente o religioso acérrimo. Conozco personas que para nada creen en Dios o un ser superior y son dechados de virtudes. Y también sé de muchos más que no fallan cada domingo a su iglesia, se saben los libros sagrados de tapa a tapa pero, con ellos no va eso de “predicar y practicar”.
Haz que valga su muerte
Como ya lo señalé un poco más arriba, ser una persona de valor no va atado a una creencia; sin embargo, para quienes creemos se hace imprescindible hacer valer la expiación de Jesucristo. No es que debamos ser santos, se trata de que, al cometer una falla o pecado (llámalo como desees), seamos capaces de arrepentirnos y JAMÁS volver a cometer esa falta.
Sí, el perdón de nuestros pecados fue logrado hace mucho gracias al padecimiento de Jesús en el Jardín de Getsemaní, durante su crucifixión y su muerte. Pero tú debes hacer tu parte: caer, levantarte, aprender y seguir adelante, sin olvidar su sacrificio: que Él dio su vida por ti y por cada uno de nosotros, seamos o no creyentes, seamos cristianos o musulmanes.
Ser una persona de bien no es nada difícil, pruebas y dificultades siempre van a existir. La diferencia entre vivir bien y sufrir con esas malas situaciones la hace la capacidad de cada uno para aceptar, ser humilde y trabajar fuerte por el crecimiento y progreso de sí mismo.