Hazte amigo del enojo y ve los resultados
Casi todos consideramos el enojo como una emoción mala; sin embargo, el enojo te beneficia y lo único malo es ignorarlo y pretender que no existe.
Denhi Chaney
“El que se enoja, pierde”. En algún momento hemos escuchado este famoso dicho, que encierra una gran verdad. En efecto, este parece el lema de muchas familias en las que el enojarse está prohibido, y se ve como una muestra de debilidad, de contención y una emoción que es mala y que debe de evitarse a cualquier costo. Sin embargo, esto no debe ser, pues en realidad no existen emociones malas, por así decirlo; todas las emociones tienen su función, y el enojo no es la excepción.
El sentir enojo nos ofrece un sinfín de oportunidades de mejorar como personas y de conocernos mejor; es decir, el sentir esa emoción no conlleva ningún aspecto negativo, lo que hacemos con ella, más bien, es lo que determina si nos beneficia o perjudica. Cuando lidiamos con el enojo de forma destructiva en realidad no estamos obteniendo los beneficios de hacerlo de forma satisfactoria, y dañamos nuestro potencial para poder hacerlo en el futuro, así como el bienestar de aquellos que se ven afectados por nuestras acciones.
A continuación te presento algunas razones que te ayudarán a entender que el enojo no es tu enemigo:
- Te ayuda a entenderte mejor. De forma usual el enojo es lo que conocemos como una emoción secundaria; es decir, demostramos enojo cuando en realidad es el dolor y la vulnerabilidad lo que nos está molestando, que son emociones primarias. En lugar de luchar con el enojo, es bueno detenerse y reflexionar sobre qué es lo que el enojo nos está queriendo decir; la mayoría de las veces indica un corazón lastimado en lugar de cólera.
- Te ofrece la oportunidad de mejorar como persona. Como mencioné antes, muchas veces el problema radica en lo que hacemos cuando estamos enojados, vamos a aceptarlo. Al estar muy enojados no tenemos la disposición más humilde ni el deseo de ser una mejor persona, pero ahí está la oportunidad: tenemos la capacidad de calmarnos y de aprender a re-direccionar ese enojo, a fin de mejorar la situación y de esa forma estar en camino para convertirnos en mejores personas.
- Te recuerda tu vulnerabilidad humana. Muchos queremos olvidar el simple y maravilloso hecho de que somos humanos; en efecto, no son pocos los que intentan huir del enojo, pues les recuerda que son imperfectos. Sin embargo, el enojarse es parte de la hermosa experiencia humana, algo que, por más que se quiera, no puede evitarse. Paradójicamente, al aceptar nuestra propia vulnerabilidad encontramos nuestra fortaleza, pues estas van de la mano.
Cualquiera que hayan sido las razones por las cuales huimos del enojo, es tiempo de reconocer que, como todas las otras emociones, el enojo tiene una función importante. Es tan esencial que el ignorarlo trae consecuencias negativas, pues, como se los digo a mis pacientes, las emociones siempre encuentran la forma de salir, y la mayoría de las veces lo hacen de forma negativa. No esperes a que esto te suceda a ti, familiarízate con el enojo y no lo rechaces, mantén la puerta abierta y ve los resultados.