Historias de la vida real; la infidelidad no cosa sólo de hombres
Quien engaña, pretextos aparte, en su egoísmo busca tenerlo todo. Olvidamos, hombres y mujeres por igual, que no hay manera correcta de hacer algo incorrecto.
Yordy Giraldo
Eduardo no es su verdadero nombre, pero ésta sí es su verdadera historia. Una historia que de un momento a otro dio un giro que él jamás esperó. El principio de esta tragedia como en todas las tragedias, fue una historia de amor. Él quería sorprender a su amada, su amada lo sorprendió a él.
La noche del 23 de octubre del año en curso y que no es relevante ahora, Eduardo salió temprano del trabajo y decidió irse directo a su casa y sin avisar, cuando llegó encontró a su esposa en brazos de otro hombre. Él perdió los estribos, ella perdió su matrimonio y el otro hombre perdió la vida.
Casi siempre se habla de hombres infieles, pero el número de mujeres que engañan no es menor. Para nosotras la definición de engaño es una línea mucho más delgada que la que manejan los hombres, y sin embargo engañamos. Según un portal dedicado a estos temas y que no mencionaré por aquello de no hacer apología al pecado, pero que cuenta con más de 44 millones de usuarios, somos las latinas primeras en la lista.
México, Argentina, Chile y Brasil se llevan las palmas, aunque por supuesto en todos lados se cuecen habas. Otro de los datos que arrojó en su momento el análisis que hicieron al mapa mundial de sus seguidores, es que en el caso de nosotras pasadas las cuatro décadas somos más propensas a este accionar. Si bien la fidelidad y la infidelidad son elecciones personales existe siempre un común denominador.
¿Por qué realmente engañan las mujeres?
Poco interés de parte de sus parejas
Que nuestras parejas nos hagan a un lado y solo nos dirijan la palabra saber qué hay de comer o dónde dejamos su camisa favorita es un agravio que pocas mujeres perdonan y que muchos hombres cometen. Esta realidad matrimonial es razón de peso para las infieles.
Problemas en la intimidad
Cuando somos jóvenes la belleza física está en su apogeo, pero cuando maduramos nuestro autoconocimiento, nuestra experiencia y nuestra conciencia de nosotras mismas hace que nuestro erotismo sea el que esté en pleno auge, y cuando esa necesidad física es restringida, sucede.
Falta de ilusión
“La ilusión vale cuando la realidad la toma de la mano”, el problema es que muchas veces ni sola, ni acompañada, y es ahí cuando se dan situaciones que propician buscar, incluso donde sabemos que no debemos, algo que motive a continuar. Por lo general debiera ser un proyecto de vida en común, pero pasa que no sucede.
Crisis de identidad
Nos quejamos mucho de los hombres, pero la realidad es que ellos tienen pocas etapas de crisis, o quizá es que viven en una crisis constante, quién sabe, pero lo cierto es que nosotras mujeres cada tanto necesitamos replantearnos nuestros escenarios, y no nos conformamos con cambios superficiales, buscamos cambiarlo todo, y no reparamos en el daño que hacemos y nos hacemos.
Resentimiento
Una mujer lastimada, dicen y dicen bien, que es de los seres más peligrosos que pueden encontrarse. Por lo general somos abnegadas y nos encanta sacrificarnos, pero cuando llegamos a sentir que tanto sacrificio no es reconocido entonces tomamos decisiones llevadas por el dolor y queriendo lastimar dañamos todo.
La historia de Eduardo es una historia de villanos, todos son culpables de algo, pero quizá de lo primero que son culpables es de no haber sabido tomar las decisiones correctas. La infidelidad es el camino difícil a situaciones fáciles. Quien engaña, pretextos aparte, en su egoísmo busca tenerlo todo. Olvidamos, hombres y mujeres por igual, que no hay manera correcta de hacer algo incorrecto.