La adolescente está teniendo problemas: Papá al rescate

La transición de niña a adolescente es difícil con algunas etapas de rebeldía. El papá tiene un papel esencial pues ofrece la relación y el punto de vista que nadie más puede dar.

Denhi Chaney

La actitud es lo primero, luego la preocupación con la forma de vestir, luego ya no quieren que las acompañes a la escuela, luego te preguntan que si están gordas, luego te la encuentras llorando en la cama cuando ella jura que no tiene nada, es ahí cuando sabemos sin duda alguna que nuestra niña ya es una adolescente. Es una etapa que pone a todos los papás nerviosos, y con justa razón pues la niña dulce ha sido suplantada por esta otra joven que no se siente a gusto consigo misma, contigo, ni con su alrededor.

El proceso de pasar de adolescente a mujer es lento, doloroso, maravilloso y aterrador todo al mismo tiempo, por eso mismo lo mejor que una adolescente puede tener son unos padres que están dispuestos a subirse a la montaña rusa con ella e intentar sobrellevar el proceso. Desafortunadamente, por múltiples razones la relación entre madre e hija sufre bastante durante este proceso, y es justamente cuando esta relación se encuentra un poco débil que el papá tiene la oportunidad perfecta para ayudar.

El padre siempre es importante en cualquier etapa del crecimiento de la niña, pero me atrevería a decir que ninguna etapa es tan esencial como la etapa de la adolescencia. El papá le da a la adolescente el punto de vista que una mamá no puede, el punto de vista de un hombre que alguna vez fue un adolescente también. El tiene una forma de conversar sin que suene a “disco rayado” como muchos dicen que nosotras como madres sonamos. Las hijas por naturaleza innata respetan al padre y saben que su “papi” tiene un lugar especial para ellas y bajo estas circunstancias cualquier conversación tiene un aire de comprensión y no de confrontación. El padre tiene un poder incalculable en cómo puede influenciar a su hija, especialmente si esta está en una etapa rebelde. Estas son cuatro formas en que puede hacerlo:

1. Cita padre/hija

Una vez al mes lleva a tu hija a un buen restaurante y llámalo una cita formal. Es la perfecta oportunidad para hacer sentir a tu hija amada y segura. También transmite el mensaje de que quieres pasar tiempo a solas con ella porque se lo merece. Es una buena oportunidad para escuchar a tu hija lo que piensa, siente, y sucede con su vida. No es el momento de disciplinar. Estas citas deben ser divertidas y relajadas.

2. Habla sobre sexualidad

Cualquier padre evade este tema, especialmente con una adolescente. Ella necesita de tu perspectiva como hombre y como papá. Explícale francamente lo que piensan los muchachos de su edad y cuáles son los tipos de muchachas que respetan. Habla con ella de estas diferencias; nadie más lo puede hacer mejor que tú.

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3. Ten mucho contacto físico

En esta cultura sobre sexualizada hace falta contacto físico que exprese ternura y amor. La adolescente necesita muchos abrazos de tu parte, que la tomes del brazo y le des besos en la mejilla. El contacto físico siempre hace falta, y en esta etapa cuando ellas no reciben lo suficiente, lo buscan por otros medios con resultados desastrosos. Hazle saber que la aceptas tal y como es.

4. Enséñale cosas que solo papá sabe

Tu hija aprenderá mucho si le enseñas cómo cambiar una llanta (rueda) de coche, cómo revisar el aceite, cosas básicas de electricidad, de jardinería, cosas que te definen como papá. Pero al mismo tiempo es indispensable que si llega un momento oportuno no tengas miedo de ponerte el mandil y ayudarle a cocinar o lavar los platos. El punto es que ella sienta que quieres pasar tiempo con ella.

La etapa rebelde puede durar solo un momento o continuar por mucho tiempo. Como padre tienes mucha influencia en tu hija. Ella ya no es una niña y duele ver este proceso pero cuando menos lo esperes será una mujer y es ahí cuando te sentirás satisfecho de los frutos de tu trabajo. Todo habrá valido la pena, porque papá estuvo presente, papá vino al rescate.

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Denhi Chaney

Denhi Chaney es egresada de la Universidad de Brigham Young con maestría en Terapia de Matrimonio y Familiar. Denhi también es esposa y madre de un niño. Puedes contactarla en .